Agencias

El reformista Masoud Pezeshkian y el ultraconservador Saeed Jalili se medirán en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Irán, al no obtener ninguno de los dos candidatos el 50 % de los votos en la primera, informó este sábado la Comisión Electoral del país. Esa segunda vuelta se celebraría el viernes 5 de julio.

Estos comicios, celebrados este viernes tras la muerte del mandatario Ebrahim Raisí en un accidente de helicóptero en mayo, registraron la participación más baja en unas elecciones desde su fundación en 1979, con solo un 40 % de los votantes que acudieron a las urnas en las pasadas presidenciales, informó la Comisión Electoral iraní.

En las elecciones de este viernes se ha impuesto el reformista Pezeshkian, que busca una apertura gradual de Irán, con 10.415.991 votos que suponen el 42,4 % del total, seguido de cerca por Jalili con 9.473.298 votos o el 38,6 %.

Lejos quedó el que fuera el favorito cuando arrancó la campaña electoral, el pragmático conservador Mohammad Baqer Qalibaf, con 3.383.340 votos, el 13,79 %, y más allá el cuarto candidato es el clérigo Mostafa Pourmohammadi con 206.397 papeletas, el 0,8 %.

Pezeshkian, cirujano de 69 años de la minoría azerí y exministro de Sanidad, comenzó su campaña con pocas expectativas pero ha ido ganando peso con un mensaje de acercamiento a Occidente y críticas al velo, a lo que se ha sumado el apoyo del bloque reformista.

El ultraconservador Jalili, exjefe negociador nuclear iraní de 58 años, ha sido descrito como un “verdadero producto de la Revolución Islámica” y se muestra opuesto a cualquier acercamiento a Occidente.

Los retos del nuevo presidente

El presidente iraní tiene capacidad de decisión en cuestiones nacionales y en menor medida en política exterior y de seguridad en Irán, donde el ayatolá Alí Jameneí ejerce de jefe de Estado con vastos poderes.

El ganador de las elecciones tendrá que hacer frente a un momento geopolítico muy complejo, con la guerra en la Frenja de Gaza y las tensiones por el acelerado programa nuclear iraní, entre otras cuestiones.

Las elecciones se celebran en medio del descontento popular por la mala situación económica, la falta de libertades y un profundo desapego a la República Islámica.

En las elecciones parlamentarias de marzo se registró la participación más baja en los 45 años de la República Islámica, cuando solo un 41 % del electorado acudió a las urnas, mientras que en las presidenciales de 2021 votó un 48 %.