El Ejército de Israel continúa dando pasos que lo acercan peligrosamente a una temida invasión terrestre del sur de Líbano, al llamar a filas a dos brigadas de soldados reservistas para realizar "misiones operativas" en la frontera norte, mientras ha proseguido este miércoles con nuevos bombardeos contra Hezbolá en el sur del país.
El jefe del Estado Mayor de Israel, Herzi Halevi, ha asegurado que los ataques aéreos sobre Líbano están preparando el terreno para una posible incursión terrestre contra Hezbolá, después de que el Ejército convocara a dos brigadas de soldados reservistas para realizar "misiones operativas" en el norte del país.
"Podéis oír a los aviones ahí arriba, atacamos todo el día. Tanto para preparar el terreno para la posibilidad de vuestra entrada como para seguir haciendo daño a Hezbolá", dijo el responsable durante un ejercicio militar en la frontera.
Halevi detalló que la posible "maniobra" israelí consistiría en entrar en pueblos del sur de Líbano que el grupo chií "ha convertido en una gran base militar", para destruir la infraestructura del grupo en la zona.
Posteriormente, el primer ministro Benjamin Netanyahu ha reiterado su "compromiso" con la seguridad de los residentes del norte de Israel, pero no ha dado detalles sobre sus planes para Líbano, después de que el mayor responsable militar del país dijera que está preparando una incursión contra el grupo chií libanés.
"No puedo detallar todo lo que estamos haciendo, pero puedo decir una cosa: estamos comprometidos con el retorno de nuestros residentes del norte a salvo a sus hogares", dijo Netanyahu en un breve mensaje en vídeo.
Netanyahu, al igual que han hecho otros cargos israelíes en los últimos días, insistió en que Israel no va a dejar de atacar a Hezbolá hasta que los 60.000 evacuados del norte de Israel por el fuego cruzado puedan volver a casa.
De momento, en estos tres días de escalada contra el grupo chií en Líbano, Israel se ha limitado a realizar ataques aéreos y, aunque sus líderes hacen alusión frecuentemente a la necesidad de prepararse para combatir en el norte, todavía no han ordenado una incursión terrestre en el país vecino.
Nuevos ataques
El Ejército israelí ha lanzado nuevos ataques en el sur de Líbano, en la ciudad de Nabatieh, cercana a Beirut, y en el valle del Bekaa. Al menos 51 personas han muerto y 223 han resultado heridas, según ha informado el Ministerio de Sanidad libanés. Israel ha descrito los bombardeos de este miércoles como "extensos".
Los ataques vienen después de que Hezbolá lanzara un misil balístico digirido hacia la sede del Mossad, la agencia de inteligencia del país, situada cerca del Tel Aviv. El proyectil ha sido interceptado por el sistema antimisiles israelí y no ha provocado daños ni heridos.
En total, Israel asegura haber bombardeado más de 100 "objetivos" de Hezbolá en Líbano desde esta madrugada.
El Ejército israelí "continúa atacando en este momento el Líbano", detalló un comunicado castrense, que informó de que decenas de cazas de las Fuerzas Aéreas han participado en los ataques de esta mañana.
En Israel, sirenas antiaéreas sonaron en las últimas horas en las regiones de Tiberias, los Altos del Golán ocupados y la Alta Galilea. En esta última, el Ejército identificó unos 40 proyectiles lanzados desde el Líbano, y al menos uno de ellos impactó contra una vivienda en la urbe de Safed, sin causar heridos.
"No se ha recibido ningún informe de heridos, pero se han producido daños materiales importantes", detalló un comunicado de la Policía, que añadió que varios agentes están trabajando en la retirada de restos de proyectiles y de metralla en Safed.
También esta mañana, Israel interceptó por primera vez en su historia un misil de largo alcance lanzado por Hizbulá contra Tel Aviv, según el Ejército. El grupo chií, por su parte, dijo que estaba dirigido contra la sede del Mosad, el servicio de inteligencia exterior israelí, localizado a las afueras de la ciudad.
La Agencia Nacional de Noticias libanesa (ANN) confirmó hoy nuevos ataques aéreos contra más de una decena de puntos en el sur del país, incluida la localidad de Deir al Zahrani, significativamente alejada de la frontera de facto con Israel.
Irán entra en juego
El líder supremo de Irán, Ali Jamenei, ha roto su silencio este miércoles tras la escalada de tensión de la última semana entre Israel y Hezbolá.
La máxima autoridad política y religiosa iraní consideró ha asegurado que la muerte de comandantes en los ataques israelíes de los últimos días en el Líbano "no arrodillará" a la milicia libanesa, aliada de Teherán.
"Algunas de las fuerzas eficaces y valiosas de Hezbolá fueron asesinadas, lo que sin duda causó daños a Hezbolá, pero no fue el tipo de daño que podría arrodillar al grupo", aseguró Jamenei en un encuentro con veteranos de la guerra entre Irán e Irak en la década de 1980, según ha informado la agencia estatal IRNA.
Jamenei considera a su aliado Hezbolá y a grupos como Hamás y los hutíes del Yemen, que conforman la alianza informal antiisraeli 'Eje de la Resistencia', capitaneada por Teherán, como ganadores de la confrontación bélica con Israel.
“Si el malvado régimen sionista hubiera podido derrotar a estas fuerzas, ya sea en Gaza, Cisjordania o en el Líbano, no habría necesitado mostrar su cara al mundo de una manera tan oscura y fea, cometiendo crímenes con ataques contra viviendas, escuelas, hospitales, niños y mujeres”, ha subrayado.
El líder supremo de Irán también ha cargado contra Estados Unidos por dar apoyo a Israel en la guerra en Gaza y ha señalado que Washington tiene información de cada paso que planean dar los israelíes, haciendo referencia a las explosiones con buscapersonas en Líbano, entre otras cosas.
"Los estadounidenses dicen que no están involucrados y que no tienen información, pero tienen información y están involucrados y necesitan la victoria del régimen sionista", ha sentenciado.
Israel comenzó el lunes una intensa campaña de bombardeos concentrados, sobre todo, en el sur y el este de Líbano contra lo que asegura son cohetes y misiles que el grupo chií esconde en zonas civiles para atacar a Israel.
Los ataques ya se han cobrado la vida de más de 500 personas y han provocado el desplazamiento interno de decenas de miles de libaneses.