El Ejército de Israel ha asegurado este viernes que ha atacado "el cuartel general" de Hezbolá en los suburbios de Beirut, en la zona conocida como Dayhe, y sostiene que estaba situado bajo edificios residenciales. Esta es la quinta vez que las fuerzas hebreas bombardean la capital de Líbano desde que escalaron las hostilidades la semana pasada. Se trata, sin embargo, del bombardeo de mayor potencia hasta la fecha. 

Según confirman varias fuentes de seguridad, el lugar se escondían los altos mandos de la organización paramilitar. En concreto, de acuerdo con la cadena estadounidense Fox News, el portal Axios y numerosos medios de comunicación israelíes, el ataque tenía como objetivo el líder de Hezbolá, Hasán Nasralá

Oficialmente se desconoce el estado del jefe de la milicia proiraní, pero una fuente cercana al grupo ha asegurado a Reuters que "está vivo". Al menos dos personas han muerto y 76 han resultado heridas en el ataque, según el balance preliminar del Ministerio de Salud libanés. La televisión al-Manar, controlada por Hezbolá, ha detallado que cuatro edificios han sido destruidos durante los bombardeos. En las imágenes que llegan de la zona se pueden ver grandes columnas de humo negro que se alzan sobre la ciudad. 

El ataque se ha producido apenas unos minutos después de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se dirigiese a los principales líderes mundiales reunidos en la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Durante su discurso, el mandatario ha asegurado que su país "quiere la paz", pero no parará sus ataques mientras "Hezbolá opte por la guerra".

Netanyahu ha acortado su visita a Nueva York con motivo de la Asamblea General para regresar de urgencia a Israel tras el bombardeo a Beirut, tal y como ha comunicado su oficina. 

"Israel está luchando por la supervivencia. Nos estamos enfrentando a enemigos salvajes que desean aniquilarnos y debemos defendernos de estos asesinos", ha explicado Netanyahu, a quien la comunidad internacional no deja de presionar para que selle un alto el fuego. Un cese de las hostilidades que, tras su discurso, parece haberse alejado aún más. 

"Mientras Hezbolá opte por la guerra, Israel no se detendrá. Ya está bien. No toleraremos que un ejército terrorista se sitúe en nuestra frontera internacional, ni que dispare indiscriminadamente contra nuestros pueblos y ciudades", ha asegurado el mandatario en su alocución. Y ha fijado, además, un fin para el conflicto: cuando los 60.000 israelíes desplazados del norte del país puedan volver a sus casas.

Luego, Netanyahu ha lanzado una advertencia a Hezbolá: "Eliminamos a sus sustitutos y a quienes los sustituyan". Lo cierto es que en los últimos días, tras la explosión en Líbano de miles de buscas y walkie-talkies, Israel ha matado en sus ataques "de precisión" contra Beirut a algunos de los altos mandos de la organización. Entre ellos, a Ibrahim Aqil, comandante en funciones de la unidad de fuerzas especiales Radwan. 

Horas después del ataque, el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, Daniel Hagari, señaló que el bombardeo contra el "cuartel general" de Hezbolá fue "preciso" y que el Ejército israelí atacará en las próximas horas las "capacidades estratégicas" de la milicia chií en el sur de Líbano.