La agencia interior de inteligencia de Israel, el Shin Bet, ha detenido este lunes a un militar como el quinto sospechoso en el caso de las filtraciones de documentos de la inteligencia del Ejército a la oficina del primer ministro, Benjamin Netanyahu, y a la prensa extranjera, según recoge el diario local The Times of Israel.
El caso ha cobrado gran relevancia en la prensa israelí por la presunta implicación de la oficina del primer ministro en la difusión de estos documentos para condicionar la opinión pública en Israel respecto a la gestión de los rehenes y, con ella, del curso de la guerra.
El domingo, un tribunal levantó la orden de silencio respecto a la detención de otro de los sospechosos, Eli Feldstein, quien trabajó como portavoz en para la oficina de Netanyahu. Además, reveló que los otros tres detenidos pertenecen a la seguridad israelí.
El tribunal considera que la difusión de esos documentos pudo suponer un peligro para los intereses de seguridad de Israel, así como para la liberación de los 97 cautivos que siguen en Gaza desde que fueron secuestrados por milicianos de Hamás el 7 de octubre del año pasado.
Las filtraciones llegaron del Ejército a la oficina de Netanyahu y, de ahí, a los diarios internacionales The Jewish Chronicle y Bild, que publicaron artículos haciendo alusión a los documentos a principios de septiembre, según explica el diario israelí Haaretz.
Su publicación coincidió con una semana convulsa en la política nacional tras el descubrimiento el 1 de septiembre de los cadáveres de seis rehenes israelíes en la Franja, cuyas autopsias demostraron que habían sido asesinados apenas unas horas antes de su hallazgo.
La muerte de los seis coincidió además con la aprobación por parte del Gabinete de seguridad israelí de nuevas demandas de cara a negociar con Hamás el acuerdo de alto el fuego en la Franja.
El evento causó un enorme descontento social y dio lugar desde ese mismo día a una semana de protestas con miles de asistentes.
El 2 de septiembre, Netanyahu dio una rueda de prensa televisada en la que mostró un documento atribuido a Hamás según el cual la organización islamista podía estar intentando sacar a los rehenes a través del corredor de Filadelfia (la frontera de Gaza con Egipto) para llevarlos después a Irán.
Los días posteriores, tanto The Jewish Chronicle como Bild publicaron artículos al respecto, citando documentos de la organización islamista.
El del primero hacía referencia al plan del que habló Netanyahu en la rueda de prensa, mientras que el segundo aludía a la estrategia de presión psicológica de Hamás hacia las familias de los rehenes.
Poco después, el propio primer ministro reaccionó al texto de Bild criticando a las familias que se manifiestan en contra de su Gobierno y le exigen que llegue a un acuerdo con los islamistas que garantice el retorno de los rehenes, acusándolos de caer "en la trampa de Hamás" para "generar división" en Israel.
El Ejército tuvo que salir al paso de las filtraciones asegurando que el documento citado por Bild contenía las recomendaciones escritas de un comandante de rango medio de Hamás -y no de su líder, Yahya Sinwar, como el periódico daba a entender-, y sentenció que su difusión "constituía una ofensa grave" que iba a ser investigada.
El revuelo con estos medios extranjeros ha llevado también a los rivales políticos de Netanyahu a acusarlo de haber participado en las filtraciones para beneficiarse de ellas y postergar el acuerdo de alto el fuego en Gaza.
"Si Netanyahu no sabía que sus colaboradores más cercanos estaban robando documentos, operando espías dentro del Ejército, falsificando documentos, exponiendo fuentes de inteligencia y pasando documentos secretos a periódicos extranjeros para detener el acuerdo, ¿qué sabe él?", escribió en la red social X el líder de la oposición, Yair Lapid.