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El Gobierno de Irán prosigue su cruzada contra el mal 'uso del velo' entre su población femenina, una represión que ha incrementado desde la muerte de Mahsa Amini en 2022 y que desencadenó una oleada de protestas inédita desde la Revolución Islámica. La nueva 'idea' del régimen de los ayatolás es 'castigar' a las mujeres que se nieguen a usar la prenda islámica con ser sometidas a tratamientos psicológicos en clínicas.

La asistencia a una 'Clínica de Rehabilitación de la Falta del Hiyab’ se podrá imponer como alternativa a las multas y por orden judicial, informó este jueves el subdirector de Asuntos Sociales del Centro de Ordenar el Bien y Prohibir el Mal, Mohammad Reza Mirshamsi, en declaraciones al medio Didban.

Esta fuente indicó que el Poder Judicial solicitó alternativas a los castigos que se estaban aplicando a mujeres detenidas por no usar el velo obligatorio y su organismo propuso la asistencia obligatoria a las clínicas psicológicas.

“Al participar en reuniones en estas clínicas se darán cuenta del daño que supone quitarse el hiyab y abandonarán esta práctica ilegítima e ilegal”, defendió Mirshamsi.

El subdirector de Asuntos Sociales del Centro de Ordenar el Bien y Prohibir el Mal indicó que la medida sigue las pautas establecidas por el presidente del país, Masud Pezeshkian, quien defendió durante la campaña electoral que la cuestión del velo era educativa y no policial.

Las autoridades iraníes informaron el miércoles de la creación de una clínica en Teherán para apoyar de “manera científica y psicológica” a mujeres que se sienten presionadas para no usar el velo islámico, dando a entender que era una medida voluntaria.

El anuncio de la nueva clínica se produjo después de que a principios de mes fuese detenida una joven por quedarse en ropa interior en una universidad en Teherán, en una acción que se consideró como un acto de protesta tras haber tenido supuestamente un problema con la seguridad del lugar por el velo.

El Gobierno iran afirmó que la joven sufría “problemas” y aseguró no consideraba el suceso como una cuestión de seguridad, sino social.

Un gesto de desobediencia civil 

Muchas iraníes han dejado de usar el velo como gesto de desobediencia civil desde la muerte de Amini en septiembre de 2022, tras ser detenida por la Policía de la moral por no llevar bien puesto el velo islámico, y cuyo fallecimiento provocó fuertes protestas.

Las autoridades iraníes llevan desde entonces tratando de reimponer el uso del velo con castigos como la confiscación de vehículos o el regreso a las calles de la Policía de la moral, que detiene a mujeres descubiertas.

El Parlamento aprobó una ley el año pasado que fue ratificada en septiembre por el Consejo de los Guardianes -órgano que veta la legislación- y ahora debe ser promulgada por el presidente iraní, el reformista Masud Pezeshkian. 


La ley establece castigos para las mujeres que violen el estricto código de vestimenta con condenas de cárcel de hasta cinco años en caso de reincidencia, multas de hasta 2.000 dólares, la confiscación de automóviles y la prohibición de conducir, además de deducciones de salario o prestaciones laborales o la prohibición de viajar.

A pesar de ello, muchas iraníes continúan sin usar el velo como gesto de desafío ante la República Islámica.