Agencias
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Los equipos de rescate han encontrado los cadáveres de entre 40 y 50 civiles asesinados "bajo brutales torturas" en la prisión de Sednaya, a 30 kilómetros al norte de Damasco, según ha informado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Además se han liberado a más de 6.000 presos desde la caída del régimen de Al Asad este fin de semana.

Esta ONG, ubicada en Reino Unido y que cuenta con una amplia red de colaboradores sobre el terreno sirio, ha revelado que los rescatistas continúan con las labores de búsqueda de supervivientes en esta prisión, conocida como el matadero humano del régimen de Al Asad.

Se prevé que encuentren decenas de cuerpos más en las próximas horas. Los ya encontrados, cerca de medio centenar, son cadáveres de ejecuciones recientes. 

Varias ONG han estimado que en la prisión de Sednaya han muerto más de 13.000 personas entre 2011 y 2015, la inmensa mayoría por inanición, torturas y otros tipos de maltrato, desde el inicio de la guerra civil. Muchos de ellos eran periodistas, activistas de derechos humanos, intelectuales y opositores al régimen de Al Asad. 

En la prisión podría haber encarceladas entre 10.000 y 20.000 personas, según Amnistía Internacional. En su interior se han encontrado mujeres con hijos en cautiverio fruto de violaciones, máquinas de tortura, como una prensa humana y una silla eléctrica, y un inmenso crematorio que evidencia la existencia de ejecuciones masivas. De hecho se han llegado a ahorcar a entre 50 y 100 personas al día.

"Es un matadero humano"

La Defensa Civil siria, conocida como los cascos blancos, llegó el lunes a la cárcel de Sednaya, que era gestionada por la Policía Militar siria y conocida por el uso de la tortura contra miles de presos, para rescatar a los detenidos y la búsqueda de posibles celdas subterráneas ocultas.

A primera hora de este martes, los cascos blancos han confirmado que no han encontrado celdas secretas o sótanos no descubiertos en Sednaya, lo que ha provocado una profunda decepción de las familias de las miles de personas que siguen desaparecidas y cuyo destino sigue siendo desconocido. 

Vídeo | Dentro de Sednaya, el "matadero" que simboliza el régimen de terror mantenido por Al Asad Edición de vídeo: Jose Verdugo

Raed al-Saleh, director de la organización de Defensa Civil de Siria, explicó este lunes que esta prisión era un "infierno" para los detenidos allí. "Sednaya no da la impresión de ser una prisión. Es un matadero humano donde se mata y tortura a seres humanos", dijo. 

Más de 13.000 ahorcados

Tal y como relata Amnistía Internacional en un informe publicado este lunes entre 2011 y 2015, todas las semanas, se sacaba de sus celdas a grupos de hasta 50 personas para ahorcarlas. En esos cinco años fueron ahorcadas en secreto en esta prisión hasta 13.000 personas, en su mayoría civiles presuntamente contrarios al Gobierno. 

A estas cifras hay que sumar los muertos por inanición y brutales palizas y los posteriores a 2015, por lo que la cifra podría acercarse a los 22.000. 

A muchos de ellos se les sometía a descargas eléctricas o a violación y violencia sexual, o les arrancaban las uñas de las manos y los pies, les escaldaban con agua caliente o les quemaban con cigarrillos.

Los ahorcamientos en Sednaya se llevaban a cabo de madrugada. A los reclusos cuyos nombres figuraban en la lista se les decía que iban a ser trasladarlos a prisiones civiles, pero la realidad era muy diferente: eran llevados a una celda en el sótano de la prisión, donde se les propinaba una brutal paliza y luego los cambiaban de edificio, donde eran ahorcados.

Durante todo este proceso tenían los ojos vendados y una vez con la soga al cuello se les colgaba durante 10 o 15 minutos. 

Apertura de cárceles

Este domingo, los insurgentes declararon libre Damasco y el presidente sirio, Bachar al Asad, huyó a Moscú junto a su familia en el marco de una ofensiva insurgente que comenzó el pasado 27 de noviembre y fue liderada por el Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe), heredera de la exfilial siria de Al Qaeda.

Con el control de cada ciudad, el grupo fue abriendo las puertas de las cárceles, donde se encontraban numerosos prisioneros políticos, como han ido denunciando durante años organizaciones de derechos humanos, entre ellas la de Sednaya.