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Turquía y sus milicias aliadas acumulan fuerzas en la frontera con Siria lo que hace pensar en la posibilidad de que Ankara se esté preparando para realizar una incursión a gran escala en el territorio controlado por los kurdos en ese país respaldados por Estados Unidos, informó The Wall Street Journal (WSJ).

El diario, que cita fuentes de altos funcionarios estadounidenses que no identifica, afirma que las fuerzas incluyen a milicianos y comandos uniformados turcos y gran número de artillería que se concentran cerca de Kobani, una ciudad siria de mayoría kurda en la frontera norte con Turquía.

Precisamente este martes, en una rueda de prensa conjunta con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Ankara, presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha afirmado que "no hay lugar" para organizaciones terroristas en Oriente Próximo, "incluyendo al Estado Islámico y las milicias kurdas".

La operación transfronteriza turca podría ser inminente, dijo uno de los funcionarios estadounidenses al rotativo.

La acumulación de tropas, que comenzó después de la caída del régimen de Bachar Al Asad a principios de diciembre, parece similar a los movimientos militares turcos antes de su invasión del noreste de Siria en 2019.

"Estamos concentrados en ello y presionando para que haya moderación", dijo otro de los funcionarios estadounidenses en referencia a la iniciativa turca.

Ilham Ahmed, funcionario de la administración civil de los kurdos sirios, dijo el lunes al presidente electo estadounidense Donald Trump que parecía probable una operación militar turca, y le instó a presionar a Erdogan para que no envíe tropas al otro lado de la frontera.

El objetivo de Turquía es "establecer un control de facto sobre nuestra tierra antes de que usted (Trump) asuma el cargo, lo que le obligaría a tener que relacionarse con ellos como gobernantes de nuestro territorio", escribió Ahmed a Trump en una carta a la que tuvo acceso The Wall Street Journal. "Si Turquía procede con su invasión, las consecuencias serán catastróficas", subrayó.

La amenaza de Turquía ha dejado a las Fuerzas Democráticas Sirias lideradas por los kurdos, que se unen a las tropas estadounidenses en el noreste de Siria para liquidar a los remanentes del Estado Islámico, en una posición vulnerable semanas antes de que la administración Biden deje el cargo, recuerda el WSJ.

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, viajó a Turquía la semana pasada para discutir el futuro de Siria con Erdogan y buscar garantías de que Ankara reduciría las operaciones contra los combatientes kurdos.

Pero las conversaciones de alto el fuego mediadas por Estados Unidos entre los kurdos sirios y los rebeldes respaldados por Turquía en Kobani fracasaron el lunes sin un acuerdo, según un portavoz de las Fuerzas Democráticas Sirias (FSD por sus siglas en inglés).

Las SDF están viendo ahora "importantes acumulaciones militares" al este y al oeste de la ciudad, agregó Ahmed en su carta, quien precisó que "nuestros civiles viven bajo el temor constante de una muerte y destrucción inminentes".

El derrocamiento del líder sirio Al Asad por parte de grupos rebeldes liderados por Hayat Tahrir al Sham, grupo anteriormente afiliado a Al Qaeda, dejó el futuro del país en un estado de incertidumbre y dio inicio a nuevos combates entre los kurdos sirios y los grupos rebeldes respaldados por Turquía.

La caída de Al Asad ha provocado la intensificación de las operaciones turcas contra las SDF, a las que Ankara considera una extensión del prohibido Partido de los Trabajadores del Kurdistán.

Una invasión turca desplazaría a más de 200.000 civiles kurdos solo en Kobani, advirtió Ahmed a Trump, junto con muchas comunidades cristianas.

Durante su primer mandato, Trump retiró parcialmente las tropas estadounidenses del noreste de Siria, allanando el camino para una invasión turca a gran escala que mató y desplazó a cientos de miles de sirios.

La administración Trump finalmente ayudó a negociar un alto el fuego a cambio de que los kurdos cedieran kilómetros de territorio fronterizo a los turcos, agregó el diario.

Ahmed instó ahora al presidente electo a utilizar su “enfoque único de la diplomacia” para persuadir a Erdogan de que detenga cualquier operación. “Creemos que usted tiene el poder para evitar esta catástrofe. El presidente Erdogan lo ha escuchado antes y confiamos en que atenderá su llamado nuevamente”, escribió Ahmed.

Claves de la posible nueva ofensiva turca:

¿Qué rol tienen los kurdos en Siria?

Los kurdos (que en general profesan el islam suní) suponen alrededor del 10 % de la población siria. Desde la década de 1960 y hasta el inicio de la guerra civil, en 2011, eran el sector más oprimido y perseguido, pero durante la contienda, el régimen llegó a un pacto de no agresión que permitió al partido PYD establecer una administración propia (AANES) en el noreste de Siria, conocido como Rojava.

Las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) son una milicia kurda surgida en la guerra civil y asociada al PYD. Dominan gran parte del noreste de Siria, región con una mayoría kurda, importante población de habla árabe y minorías cristianas y yazidíes. Su alianza con otros grupos se conoce como Fuerzas de Siria Democrática (SDF).

Ankara considera a las YPG terroristas por sus estrechos vínculos con el Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda de Turquía.

La UE y EEUU califican al PKK de terrorista, pero no a las YPG. El PKK ha reivindicado atentados en Turquía, el último en octubre pasado, pero las YPG niegan cualquier actividad en suelo turco.

Rojava nunca ha reclamado la independencia, y tras la caída de Asad, adoptó la bandera utilizada por los insurgentes y estableció negociaciones con las nuevas autoridades de Damasco, encabezados por la milicia islamista Organismo de Liberación del Levante (HTS).

Turquía vs. kurdos vs. islamistas

HTS es el heredero del grupo yihadista Al Qaeda, cuya rama siria estableció el Estado Islámico (EI o Daesh), mientras que las YPG se oponen tajantemente al islamismo radical y entre 2014 y 2015 libraron duras batallas con los yihadistas, especialmente alrededor de la ciudad de Kobani, para lo que recibieron apoyo militar de Washington.

Estados Unidos mantiene aún tropas en las regiones kurdas.

Turquía lanzó su primera intervención militar en Siria en 2016 contra el EI, pero en 2018, junto con milicias locales, conquistó la región de Afrin, administrada por el PYD. En 2019 ocupó una franja fronteriza de 100 kilómetros de largo en el centro-norte, ofensiva parada tras oponerse Rusia.

¿Qué busca Ankara en Siria?

Ankara subraya que los kurdos deben participar en la construcción de la nueva Siria, pero considera que las YPG son un grupo terrorista dirigido por combatientes llegados de Turquía o Irak que "oprime a los kurdos sirios" y debe disolverse.

Entre sus motivos: las YPG son cercanas a los movimientos de izquierda kurda y turca de Turquía, la oposición más firme al presidente, Recep Tayyip Erdogan, y su partido, el islamista AKP.

La ambición de Erdogan es poner fin al conflicto con el PKK integrando a los kurdos en su proyecto de liderazgo islámico, mientras que el partido prokurdo de Turquía (DEM)) exige una sociedad laica y democrática.

Derrocar a las YPG debilitaría la corriente izquierdista entre los kurdos de Turquía y facilitaría a Ankara atraerlos a su propio entorno ideológico.

¿Habrá ofensiva?

Puede que sí. Tras la retirada de Rusia y la desbandada del Ejército regular sirio, las YPG solo tienen como aliado a Estados Unidos y no está claro que el aún presidente Joe Biden vaya a intervenir.

Donald Trump, que asumirá el cargo el 20 de enero, casi seguro que no: en 2019 permitió la ofensiva turca contra las YPG y propone retirar a las fuerzas estadounidenses de Siria.

Así, Washington tiene mucho que decir en ese asunto.

Tampoco cabe esperar un apoyo a las YPG desde la región autónoma del Kurdistán iraquí, ya que su Gobierno es un estrecho aliado de Ankara y depende económicamente del comercio con Turquía.

La victoria turca militar parece segura, pero podría tardar en llegar y tener efectos nefastos sobre la transición en marcha en Siria.

¿Cómo sería el ataque?

Al igual que en sus anteriores ofensivas, Ankara contaría con milicias locales, sobre todo del ámbito islamista, pero esto podría desencadenar una polarización en toda Siria, creando desconfianza en la población cristiana y en la alawí, opuestas al islamismo.

Si no se consigue establecer pronto en Siria un Gobierno de transición apoyado por todas las minorías, se vislumbra una nueva guerra civil o bien un régimen del núcleo duro islamista.

Esos dos escenarios no beneficiarían a Ankara, que quiere cuanto antes un vecino estable, próspero y respaldado por la comunidad internacional.

Pero el Gobierno turco puede temer que una integración del bloque político kurdo en Damasco también sea contrario a sus intereses.