De yihadistas a políticos al frente de un Estado: ¿puede (y quiere) el nuevo Gobierno de transición estabilizar Siria?
- Son varios los analistas que consideran al líder de HTS, Abu Mohammad al Julani, un camaleón que cambia de ideología según quién pague. Porque el futuro del país dependerá de su estabilidad económica.
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"No soy el liberador de Siria; todos los que se han sacrificado participaron en la liberación", aseguró con aparente humildad Ahmed al Sharaa, antes conocido por su nom de guerre (nombre de guerra) Abu Mohammad al Julani, en una entrevista con el canal Al-Arabiya. El hoy líder de facto en Siria y dirigente del grupo armado Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que antaño estuvo vinculado a la organización terrorista Al-Qaeda, ha encabezado la caída del régimen de Bashar al Asad. En apenas tres semanas, el líder de HTS ha transitado de ser catalogado como terrorista, a ser denominado rebelde, y finalmente reconocido como el jefe de Estado en Siria.
Durante la entrevista, el insurgente islamista aseguró que las elecciones no se celebrarán antes de cuatro años, mientras se redacta una nueva Constitución, proceso que podría extenderse tres años. Su historial y ambición suscitan dudas razonables entre los analistas y, según fuentes cercanas a su entorno, al Julani tiene claras intenciones de perpetuarse en el poder indefinidamente.
Nacido en 1982 en Riad, Arabia Saudita, pero de padres sirios de los Altos del Golán, adoptó de ahí el alias de al Julani. Estudió medicina antes de radicalizarse tras la invasión estadounidense de Irak en 2003, donde se unió a grupos terroristas. En 2011, fundó Jabhat al Nusra, filial siria de Al-Qaeda. Sin embargo, en 2016 se desvinculó de la red terrorista y renombró a su grupo como HTS, buscando legitimar su papel como actor político local y renunciando a la yihad global.
En Idlib, provincia que acoge a 3,6 millones de desplazados internos, Al Sharaa ha establecido desde 2017 un Gobierno de facto bajo la ley islámica o sharía. Con apoyo de Turquía y algunas potencias del Golfo, ha implementado servicios básicos como educación, sanidad y gestión de residuos, ganándose el respaldo de parte de la población. No obstante, los observadores describen la región como un reflejo del Gobierno talibán: "Esto es Kabul. Aquí todas las mujeres llevan niqab y hay símbolos religiosos por doquier", afirma un analista europeo desde el terreno. Hay que destacar que Idlib era ya muy conservadora y pobre antes de la guerra. Nada que ver con la moderna y cosmopolita Damasco.
Con la caída del régimen de Asad el 8 de diciembre, algunos líderes y medios occidentales modificaron entonces su discurso, pasando a calificar a los combatientes del HTS como rebeldes. "El marco 'rebeldes o terroristas' ya no es relevante ahora que controlan el Estado. Gozarán de un periodo de luna de miel por haber derrocado al régimen", opina Aaron Zelin, experto en movimientos islamistas durante una conversación con EL ESPAÑOL. La mayoría de los sirios están más interesados en el desarrollo económico que en una democracia per se, agrega, siempre y cuando no sean acosados, detenidos, torturados o ejecutados como ocurría con el régimen de Al Assad. "Es una historia complicada, y hay que entender que Siria no se va a parecer a un país occidental en un lapso de tres meses. Eso, simplemente, no es realista", sostiene.
Pese a seguir designado como grupo terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, el HTS de Al Sharaa ha unificado a numerosas facciones de la oposición, que en la última década han protagonizado sangrientos conflictos entre ellas, desde excombatientes del ISIS a los islamistas de Ahrar al-Sham y el Ejército Nacional Sirio (ENS), financiados por Ankara. El líder de facto se ha coordinado estas semanas con sus principales benefactores, Turquía y Arabia Saudita, para la transición, y ya se ha reunido con líderes internacionales consolidándose como actor clave.
A nadie se le escapa que el líder insurgente ha llevado a cabo diversas campañas de rebranding, abrazando una versión menos religiosa de su política para afianzarse como el nuevo presidente en un país marcado por divisiones étnicas y religiosas. De hecho, HTS ha seguido el sendero que marcó Ahrar al-Sham hace una década con su conversión desde el salafismo radical a un islamismo pragmático con marchamo sirio. "Han pasado de la yihad global a un régimen local. Hay evidencia de que su transformación es genuina", asegura Zelin, en referencia a los ocho años y medio que han transcurrido desde que se desvincularon de Al-Qaeda. Además, ese cambio de visión fue aceptado por otros miembros históricos del movimiento, "como Zaid Attar, Abdul Rahim Atun y Abu Mariya al-Qahtani", puntualiza.
El HTS planea disolverse en una Conferencia de Diálogo Nacional para convertirse en partido político y salir de las listas de terroristas. No obstante, persisten dudas sobre su autoritarismo y capacidad para gobernar de forma inclusiva. Ömer Özkizilcik, analista político del Atlantic Council, señala a EL ESPAÑOL que lo que Siria necesita ahora es estabilidad, seguridad y un modelo de gobernanza representativo del pueblo sirio. "La transición será un proceso gradual", aventura, y añade que "no deberíamos esperar que Siria se convierta en Suecia, no será la democracia más progresista del mundo"... si es que llega a ser una democracia. Varias fuentes consultadas de la esfera política siria dudan que Julani llegue realmente a convocar elecciones.
En busca de legitimidad
Mientras tanto, la legitimidad del dirigente crece al mismo tiempo que líderes mundiales se reúnen y negocian con él. Este mes de diciembre, Washington eliminó la recompensa de diez millones de dólares que pesaba sobre su cabeza, y Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, ya discute con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdoğan, el futuro de Siria, según ha podido saber en exclusiva EL ESPAÑOL. Al Sharaa reconoció también en su entrevista el papel fundamental de Arabia Saudita para la transición del país.
La lista de jefes de Estado, representantes y enviados especiales que se han reunido con Al Sharaa desde diciembre sigue creciendo: la Unión Europea, EEUU, Francia, Reino Unido, Qatar, Jordania, Ucrania y la ONU. El nuevo dirigente de Siria afirmó también en su entrevista que las relaciones con Rusia son "estratégicas" y pidió a Irán "reevaluar sus políticas", al referirse a los dos principales valedores del régimen corrupto y cruel de Al Asad. Con Israel no quiere problemas, y salvo alguna queja formal y discreta ante la ONU ha mantenido silencio sobre la ampliación de la invasión israelí desde los Altos del Golán.
Ankara es el actor clave en Siria y desempeñará un papel fundamental en términos de conocimientos técnicos, influencia y desarrollo de capacidades, explica Özkizilcik, a pesar del pésimo estado de la economía de Turquía, un país acoge a 3,6 millones de refugiados sirios. Pero "la ruina de Siria es demasiado grande para cualquiera, requerirá un esfuerzo conjunto", añade.
Durante su entrevista, el nuevo líder sirio anunció una transición estatal gestionada con "mentalidad de Estado". Y aunque prometió armonía e inclusión, ya ha nombrado a sus hombres más leales como ministros. Hay que tener en cuenta que el HTS "ya tiene una experiencia de protoestado en Idlib, y su administración ha sido mucho más exitosa que la gobernanza del régimen de Assad. Por lo tanto, podemos tener la esperanza de que podrán implementar un modelo de gobernanza centralizado y jerárquico", asegura el analista turco.
Siria, devastada por la guerra, enfrenta retos titánicos. "Nuestro objetivo es el desarrollo y la economía. No queremos ser una fuente de disturbios para nadie", insistió Al Sharaa. El país apenas cuenta con dos horas diarias de electricidad. Las soluciones económicas inmediatas provendrán de Turquía y Jordania, mientras que Arabia Saudita y Qatar desempeñarán roles cruciales. Dos potencias del Golfo que, como han demostrado históricamente, no solo no quieren una democracia en su región, sino que han patrocinado el terrorismo yihadista islámico. El líder de HTS, un camaleón cuyo único objetivo es el poder, cambia de ideología según quién pague. Será islamista si es el Golfo. Y si necesita a Occidente, anunciará elecciones.
El líder aseguró que no habrá federalismo ni divisiones en Siria y prometió incluir a las Fuerzas de Defensa Democráticas kurdas en el Ministerio de Defensa. Y aunque proclamó que las manifestaciones son un derecho legítimo, su historial de represión de la disidencia en Idlib genera escepticismo. Es "revelador y alentador que la oposición siria, y otros grupos rebeldes como el ENS, la diáspora siria y la oposición política siria estén participando en esta nueva era y que mantengan conversaciones con el nuevo gobierno interino en Damasco para establecer el gobierno de transición", opina Özkizilcik.
Entretanto, surge competencia. El multimillonario y filántropo Ayman Asfari, que reside en Reino Unido, financia la plataforma Madaniya, un grupo civil y laico que supuestamente aspira a representar a todas las voces sirias. Sin embargo, para muchos, Asfari solo busca la presidencia.
El futuro de Siria dependerá de su estabilidad económica y capacidad de inclusión. Aunque Al Sharaa se proyecta como un líder pragmático, el tiempo dirá si su Gobierno cumple las expectativas internas y externas, o si el país recaerá en el caos o, en el peor de los casos, en una dictadura islamista. Sea como sea, se palpa en el aire el riesgo de que la guerra civil estalle de nuevo debido a las heridas abiertas por la feroz contienda, a las luchas de poder, al tribalismo y al ansia de venganza.