La crianza de los hijos es un desafío cada vez más real. Un estudio realizado con españoles indicó que 8 de cada 10 madres y padres se sienten culpables por no dedicar a sus hijos el tiempo que consideran que deberían, mientras que más del 86% se sienten juzgados por su forma de criar.
Según el mismo estudio, más del 82% de los encuestados cree que criar hijos en la actualidad resulta más desafiante porque "no está claro que es lo mejor en contraste con el pasado". Mientras que hace unos años, las reglas y parámetros estaban fijos, en la actualidad los padres no saben dónde delimitar qué está bien y que está mal.
Álvaro Bilbao, neuropsicólogo experto en salud cerebral y padre de tres niños, enseña a los padres de la actualidad a educar en positivo. Y uno de los errores que más cometemos, según explica a Aprendemos Juntos de BBVA, es a no controlar sus emociones delante de sus hijos.
"Los padres son el ejemplo"
Cuando los bebés nacen y hasta los tres años, tienen plasticidad en su cerebro, por eso se dice que son esponjas, que aprenden todo lo que ven a su alrededor. Además de imitar lo que decimos, los expertos confiesan que también imitan cómo nos comportamos, sin darnos cuenta.
Durante los primeros años de vida tu hijo/a adquiere gran información que le ayuda a desarrollarse y adaptarse a su entorno. "Los niños aprenden a regular sus emociones, el enfado, la ira, la frustración y a expresar esas emociones a través de los modelos que ven en sus padres", explica el neuropsicólogo.
No solo nos escuchan, también nos miran y aprenden por medio de aquellas emociones que ven en nosotros mismos: el amor, el afecto, el cariño. Pero también, la paciencia, la comprensión y el enfado.
"Si cuando nuestro hijo está enrabietado, nosotros nos enrabietamos con él, él aprende que cuando uno se frustra se enrabieta", explica Bilbao, y añade: "Si cuando nuestro hijo se equivoca, nosotros nos enfadamos, el niño aprende que las equivocaciones son un desastre y, por tanto, va a dramatizar más", finaliza.
Por todos estos motivos, es importante estimular desde pequeños buenos hábitos. En algunos casos, ni siquiera es necesario a esperar a que nuestros hijos, por ejemplo, aprendan a leer, sino motivarles al hábito de la lectura.
A la hora de enseñarles el comportamiento adecuado, tenemos que ser nosotros los primeros en aprenderlo. Si queremos que sean pacientes, tranquilos y con un carácter equilibrado, debemos enseñarle que nosotros mismos también lo somos.