A la hora de dormir, es probable que muchos de nosotros tengamos un ritual imposible de evitar. Un vaso de agua, los calcetines fuera, la ventana cerrada, la persiana medio subida, tapones, antifaz y un sinfín de elementos que pueden incorporar los más maniáticos.
Por algún motivo, a la hora de despertarnos es mucho más raro que esto suceda. Simplemente, abrimos los ojos y, con pereza, nos levantamos de la cama. Sin embargo, sin nosotros saberlo, hay un hábito que muchos de nosotros tenemos y que según los expertos acarrea varios riesgos.
Este hábito del que hablamos es hacer la cama nada más despertarnos. Al final, preferimos quitarnos de en medio esa 'tarea', en vez de ventilar y postergarla para más tarde. No obstante, estamos encerrando a las bacterias y ácaros por debajo de las sábanas, según el enfermero Jorge Ángel.
Por qué no hacer la cama nada más despertar
Jorge Ángel, el enfermero y divulgador sobre la salud en TikTok, desmonta a través de sus redes sociales algunos mitos y hábitos que muchas personas realizan todos los días, pero que realmente son perjudiciales. Entre ellos se encuentra el hacer la cama nada más levantarse.
Durante la noche aumenta la humedad en la habitación por el sudor y la falta de ventilación. Si hacemos la cama demasiado pronto, esa humedad se puede quedar acumulada, lo que favorece el desarrollo de ácaros y otras bacterias perjudiciales.
A estas bacterias y ácaros "les encanta la humedad", dice el enfermero en su cuenta de TikTok. Por este motivo, "si haces la cama justo después de despertarte, proliferan mucho más", explica.
Este sencillo hábito lo realizamos prácticamente todos. O bien porque tenemos prisa o porque creemos que son todo 'bulos'; sin embargo, el enfermero Jorge Ángel explica que, por ello, se ocasionan problemas de alergia, problemas en la piel, etc.
En vez de ello, lo que indica el experto es que es muy importante ventilar al menos una hora la habitación: "Si por ejemplo te vas al trabajo o al instituto, tendrás que hacer después la cama", finaliza.
Además de ventilar los espacios, otro factor fundamental para evitar estos ácaros y bacterias es cambiar las sábanas como mínimo cada dos semanas y, como máximo, una vez al mes. Al final, nada elimina mejor los ácaros y la suciedad que una lavadora cada cierto tiempo.