No es Airbnb la empresa con mayor popularidad en nuestro país en los últimos meses. El impacto de la compañía en el mercado inmobiliario de muchas ciudades españolas, especialmente Madrid y Barcelona, ha sido uno de los detonantes de la antipatía que despierta en la sociedad.
Y es que Airbnb ha contribuido a uno de los principales problemas a los que se enfrenta la sociedad en la actualidad, especialmente los más jóvenes, como es el encarecimiento de la vivienda y la imposibilidad que ven muchos ciudadanos de poder independizarse en unas condiciones dignas.
El rotundo éxito de la empresa de San Francisco ha supuesto una reducción considerable de la disponibilidad de casas de alquiler a largo plazo, encareciendo los precios de la vivienda y dificultando que los residentes locales encuentren lugares asequibles donde vivir.
El rechazo masivo a este tipo de negocios y a los pisos turísticos en general quedó patente en la manifestación el pasado domingo 13 de octubre en Madrid, en la que miles de ciudadanos se manifestaron en contra de este tipo de viviendas y de su impacto negativo en los barrios de las ciudades.
Sin embargo, este parece no ser el único problema al que tiene que hacer frente Airbnb. Y es que sus propios usuarios también se quejan amargamente del trato recibido por la compañía.
Es el caso de Ana Gil, una española que recientemente visitó Italia y optó por esta aplicación para gestionar su alojamiento. Lo que ella no imaginaba es lo que le pasaría una vez aterrizada en el país transalpino.
"Señores, Airbnb lo ha vuelto a hacer. Hemos alquilado un apartamento, nos dijeron que el apartamento estaba en muy buena zona y en una zona que tenía todo tipo de servicios, desde supermercados a bares y restaurantes", comienza afirmando la joven.
"Justo un día antes nos llaman para decirnos que Airbnb ha equivocado su dirección y que la dirección de la casa es otra, y que si queremos cancelemos esto. Un día antes de llegar", nos informa Ana.
"Cuando vimos que estamos en este suburbio entendimos el porqué", continúa la española diciendo en el vídeo, mientras nos enseña las lamentables condiciones de la vivienda, muy por debajo de lo mínimo exigible.