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La relación entre padres e hijos es un vínculo profundo y complejo que durante muchos años ha sido objeto de estudio. Este lazo, en la crianza, es uno de los aspectos fundamentales que pueden intervenir en el desarrollo y crecimiento de los niños, así como en su personalidad, el bienestar emocional y el desarrollo social de los hijos.

Cuando hablamos de este vínculo, es muy posible que la gran mayoría de las personas piensen en aquel que sienten los padres por los hijos. En estos casos, se suele decir que los progenitores sienten un 'amor incondicional' por las personas a las que han criado; sin embargo, la teoría del apego, desarrollada por el psicólogo británico John Bowlby, habla de justamente el sentimiento del que no se habla tanto: el de los hijos.

Desde los primeros días de vida, los niños dependen de sus padres no solo para satisfacer sus necesidades físicas, sino también para construir una base emocional segura que les permita explorar el mundo. Según el pediatra Carlos González, este apego no surge únicamente en contextos de amor y cuidado; incluso en situaciones adversas, como el maltrato, los hijos suelen desarrollar un amor incondicional hacia sus progenitores.

"Hasta en las situaciones más duras..."

La teoría del apego es un marco psicológico que explica cómo los vínculos emocionales profundos entre un niño y su figura principal de cuidado influyen en su desarrollo a lo largo de la vida. Desarrollada por John Bowlby, esta teoría sostiene que el apego no es solo un instinto básico de supervivencia, sino también la base sobre la cual construyen su vida futura.

Según esta perspectiva, los niños necesitan un vínculo seguro con al menos un cuidador para sentirse protegidos y desarrollar confianza en sí mismos y en los demás. Tal y como explica el pediatra, "hasta los niños maltratados quieren a sus padres hasta el punto de que sufren cuando les separan de ellos".

El experto, además, narra una experiencia propia que vivió en un hospital: "Recuerdo un niño, debía tener unos ocho años, con quemaduras de cigarrillo en la piel", explica. El niño le dijo que esas marcas eran la consecuencia de haberse portado mal, en vez de decirle que su padre había sido malo con él.

Según la teoría del apego, los seres humanos estarían preprogramados para establecer contacto con otros. Aunque sufran situaciones como las de maltrato, necesitan una figura que esté presente y les pueda proporcionar una sensación de seguridad.

En este sentido, este tipo de apego se suele denominar como 'apego temeroso' y se desarrolla cuando la persona sufre eventos traumáticos en su infancia. Por ejemplo, han sido rechazados con frecuencia cuando eran niños o han sufrido abusos físicos o psicológicos.