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Es un clásico de esta sección y uno de nuestros tiktokers favoritos. Nos referimos, como no podría ser de otra manera, a Jiajun Yin, más conocido en redes como 'El chico Mercadona'.

Este curioso creador de contenido comparte con sus más de 123.000 seguidores curiosidades, consejos y reflexiones relacionados con la comunidad china, y no hay vídeo suyo que nos deje indiferente.

En el pasado le habíamos visto hablando sobre el origen de los nombres de los ciudadanos chinos en España, sobre la curiosa manera que tienen en China de pagar la cuenta del restaurante o incluso del sorprendente éxito de los hombres españoles cuando utilizan Tinder en el país asiático.

En esta nueva ocasión, El chico Mercadona nos sorprende hablando de un curioso aspecto de su país: el diferente trato que se da en las peluquerías. Jiajun distingue así tres tipos de niveles.

El primero, el más básico de ellos. En este primer peldaño, el encargado de cortarte el pelo sería un aprendiz, alguien con poca experiencia y poca jerarquía en la pirámide interna de la propia peluquería.

Llegamos al segundo nivel. Aquí ya entra en acción un profesional del corte de pelo, que además te da un relajante masaje para que no tengas ninguna queja posible. El aumento de nivel implica también un precio mayor.

Y nos quedaría el tercer nivel, el más especial de todos ellos, un auténtico espectáculo. En este peldaño sólo participan los verdaderos maestros de la peluquería, y su precio es mucho más elevado que los dos anteriores.

"Te viene el peluquero nivel maestro. Te corta mejor el pelo, te da un masaje y te da un beso en la frente. Hay diferentes niveles de peluqueros, y tú vas a elegir el peluquero que quieres", apunta nuestro amigo.

Además, este influencer analiza también la forma en la que se dan los masajes en este tipo de establecimientos. Y es que, a diferencia de España, allí los clientes no se sientan para ser masajeados, sino que se tumban.

Y sí, sucede lo inevitable, tal como cuenta El chico Mercadona. Muchos de los que acuden a estas peluquerías acaban durmiéndose en pleno masaje capilar. Primero se tumban, se ponen cómodos. Luego cierran los ojos mientras un experto les procura el masaje. Y acaban fritos.