Ya hemos hablado en más de una ocasión sobre las cuestionables prácticas de la NSA, para los que aún no reconocen estas siglas, la Agencia de Seguridad Nacional de los EEUU es una agencia de inteligencia criptológica creada en 1952. Es responsable de obtener y analizar información transmitida por cualquier medio de comunicación, así como de garantizar la seguridad de las comunicaciones del gobierno estadounidense contra otras agencias similares de otros países.

Debido al poder que reside en las oficinas de la NSA, el Departamento de Defensa siempre ha sostenido que únicamente recoge información de comunicaciones de otros países, dando por sentado que no se intercepta ni un sólo bit de las comunicaciones nacionales, ni siquiera de inmigrantes residentes temporalmente en los EEUU.

Aunque toda esta política de buenas maneras choca frontalmente con la opinión del New York Times, quienes aseguran que la NSA no solo tiene la capacidad de observar todas las comunicaciones del país, sino que además lo lleva haciendo deliberadamente durante más de una década. Y es que la actividad de la NSA ha sido fruto de infinitas polémicas, como el caso de los datos que Google reconoció públicamente haber cedido, o los problemas que ha tenido en más de una ocasión, con los supuestos hackers chinos que violaron la seguridad de varias compañías estadounidenses.

Sumado a todo esto, descubrimos recientemente vía Bloomberg, que la NSA tiene la capacidad de recoger nada más y nada menos que 2 petabytes de información de comunicaciones mundiales por hora, o dicho de otra manera, casi 2,1 millones de gigabytes de texto, sonido e imágenes por hora. Cantidad acorde con el desmesurado consumo eléctrico que tienen las oficinas centrales de la NSA, situadas en el estado de Maryland y al principio de este post, cuyo presupuesto, solo en electricidad, es de 21 millones de dólares anuales. De nuevo, la realidad supera la ficción.