GoPro y su intento de convertirse en una compañía de contenidos

GoPro es una compañía que busca convertirse en sinónimo de deporte, de acción, de aventura: sus cámaras están hechas para ello, y el convertir a la marca en un ejemplo en ello parece un paso lógico para seguirse expandiendo.

Para ello buscan conseguir una audiencia estable de la mano de sus patrocinios con diferentes deportistas, aunque su expansión como una compañía audiovisual continua con la reciente presentada aplicación para Xbox One, la alternativa en la reciente generación de consolas de Microsoft y que pudimos conocer en el Madrid Games Week.

Para los que no conozcáis a GoPro, es una compañía que ha estado lanzando cámaras muy pequeñas, adaptables, y con la promesa de que podrán aguantar el tipo hagas lo que hagas con ellas: ya sea una inmersión en el mar, una aventura en moto por varios países o una escapada de ski o snow en una montaña nevada, las GoPro Hero se muestran como las mejores cámaras para resistir cualquier contratiempo que se presente.

De las cámaras todoterreno a retransmitir su propio contenido

El caso es que GoPro, la compañía detrás de estas cámaras, no se contenta con esto: quieren ser un medio audiovisual y que su marca este directamente relacionada con todas estas aventuras y deportes. Para ello ya se valían de YouTube con su propio canal, vídeos rodados por profesionales y patrocinios, e incluso con los vídeos que toman aficionados con la propia cámara. Pero parece que con la audiencia de 1.7 millones de personas que dan 400 millones de visitas a sus vídeos diarias no tienen suficiente: quieren ser algo más.

Y el primer paso que han tomado para convertirse en un medio por sí mismo es el lanzamiento de una aplicación para Xbox One de la mano de Microsoft, aplicación desde la que los jugadores podrán ver el último contenido lanzado por GoPro. Pero la cosa no acaba aquí, ya que probablemente les terminaremos viendo en muchos más campos debido a que están en conversaciones con unas cuantas empresas más para este fin.

Fuente | The New York Times