Y cuando creíamos que lo habíamos visto todo en lo que a realidad virtual se refiere, viene Internet a pegarnos una torta en la cara con la última estupidez que nace en ella. Sí, como podéis deducir estamos hablando de las gallinas con su propio Oculus Rift. Aunque esta vez, por suerte, resulte que todo se queda en la ficción y por fortuna no salga a la verdadera luz del día. Pero quizás sea un bonito recordatorio de que ya se nos está yendo mucho de las manos sólo con nosotros mismos.

El caso es que Austin Stewart, el diseñador de toda esta farsa de empresa, tiene un doble sentido bastante oscuro en realidad: que nos demos cuenta de las condiciones en las que la gran mayoría de gallinas se ven a día de hoy, que nos preguntemos si de verdad reciben el trato “humano” que merecen. No parece ser la forma mas feroz de hacerlo (y parece que por organizaciones como PETA lo saben bastante bien), pero, con Second Livestork, Steward quiere que nos lo preguntemos muy en serio.

Second Livestock

Y por lo menos parece que ha conseguido su objetivo: tener una repercusión bestial, ya que muchísimos medios importantes se han hecho eco de esta especie de “experimento sociológico”. Ahora la pregunta es si de verdad ha conseguido mejorar algo, o si simplemente estamos como cuando empezamos y nada ha cambiado para todas esas gallinas que se ven en esas precarias condiciones.

Fuente | The Verge