El sistema autónomo de TomTom llega como un producto independiente para cualquier fabricante de coches.

Poco a poco va quedando claro que los coches autónomos están aquí para quedarse, y es ahora cuando a los dirigentes de las compañías que no invirtieron en su momento en la tecnología necesaria les entran los sudores.

Desarrollar semejante tecnología no es algo barato ni rápido, así que también se quedarán fuera los fabricantes menores que no puedan permitírselo… a menos que alguien ofrezca esa tecnología, como ha hecho TomTom.

El sistema autónomo de TomTom será una manera barata de conseguir que un coche conduzca sólo

La compañía, que es más famosa por sus dispositivos GPS, busca reinventarse con la llegada de los coches autónomos; para ello ha presentado RoadDNA, un sistema para crear coches autónomos. En concreto RoadDNA se conecta con los sensores instalados en el coche para localizar y catalogar los elementos detectados, algo así como el cerebro del sistema autónomo.

RoadDNA tiene en cuenta las limitaciones de las limitaciones de los sistemas de los coches modernos, sobre todo en términos de capacidad de procesamiento y almacenamiento; un kilómetro de datos ocupa apenas 25 Kb. ¿Cómo han conseguido capacidades autónomas en un sistema tan limitado? Pues porque en realidad RoadDNA no es como otros sistemas como el de Google que analizan los objetos, sino que se apoya en la enorme base de datos de TomTom.

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El sistema de RoadDNA obtiene información de los sensores, y la compara con su base de datos; así sabe dónde está y dónde tiene que ir para llegar al destino. TomTom asegura que el sistema es capaz de adaptarse a cambios en el recorrido (como que no toda la carretera sea circulable por nieve, por ejemplo), pero nada más, así que RoadDNA no funciona por si sólo sino que necesita también de un sistema de detección de obstáculos y un sistema GPS para que el coche verdaderamente sea autónomo.