La Muerte Blanca: así fue el mejor francotirador de la Historia
Esta es la historia del mejor francotirador de la Historia, llamado por los soviéticos "La Muerte Blanca".
21 diciembre, 2015 22:39Noticias relacionadas
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Un día como hoy hace 76 años el mejor francotirador de la Historia podía presumir de haber batido su récord de muertes confirmadas, pero este era sólo el principio de la leyenda de la Muerte Blanca.
Simo Häyhä era un finlandes que vivía la sencilla vida de un granjero, que cazaba animales salvajes para sobrevivir en el frío invierno. Aunque pertenecía a la guardia civil, apenas hacía nada más que participar en ejercicios militares de vez en cuando.
Eso iba a terminar en Diciembre de 1939, cuando Häyhä, con 34 años, se convertiría en una leyenda en los campos de batalla. La situación política era muy delicada; la Unión Soviética tenía la seguridad de que la Alemania de Hitler iba a intentar una invasión más pronto que tarde, después de haber invadido Polonia el Septiembre pasado, un acto que inició la Segunda Guerra Mundial.
La historia del mejor francotirador de la Historia
Para que la defensa de los soviéticos tuviese visos de éxito, tenían que dirigir a las tropas alemanas por donde ellos querían, y eso suponía controlar más territorio. Leningrado (San Petersburgo en la actualidad), se encontraba a apenas 32 kilómetros de la frontera con Finlandia, por lo que la Unión Soviética optó por tomar medidas drásticas para evitar que el enemigo se pusiese a sus puertas: invadir y controlar partes de Finlandia.
Así empezó la Guerra de Invierno, con una ventaja arrolladora para los soviéticos, que superaban a los finlandeses en una proporción de 100 a 1 y contaban con armamento más moderno. Pero eso no significa que fuese a ser una conquista fácil; el conocimiento del terreno fue vital y los finlandeses adoptaron una guerra de guerrillas que lo aprovechaba. Y entre estas legiones que minaban poco a poco el avance soviético, estaba Simo Häyhä.
Con el uniforme más grueso que podía encontrar, cubierto completamente de blanco, incluso la cara, con varios días de comida envueltos en tela, y su rifle Sako M/28-30 de confianza (su preferido por su baja estatura), era capaz de esperar varios días impertérrito a temperaturas de 40 grados bajo cero a que llegase el enemigo.
Su inteligencia y su puntería quedaron patentes en pocas semanas; no disparaba al primero que veía, sino que esperaba pacientemente a que la vanguardia pasase para eliminar a los que daban las órdenes. Llegó a eliminar objetivos a 450 metros de distancia, y se decía que podía dar a un objetivo a 150 metros 16 veces por minuto.
Cuando los soviéticos se dieron cuenta finalmente de que sus bajas habían sido producidas por la misma persona, lo buscaron usando artillería y sus propios francotiradores, que no tenían en cuenta detalles como el reflejo de la lente por la nieve y eran cazados. En cambio, Häyhä usaba miras de hierro que además le permitían mantener la cabeza más baja y fundirse con el entorno.
De ahí le vino el mote que le pusieron los soviéticos, Belaya Smert, “La Muerte Blanca”. En total, Häyhä consiguió 505 muertes confirmadas, probablemente más sin confirmar, pero no podía ganar la guerra en solitario. Aunque los finlandeses protagonizaron más momentos de resistencia imposible, la diferencia numérica era demasiado grande.
Fue en los últimos momentos de la guerra que finalmente Simo Häyhä cayó. El 6 de Marzo de 1940 un explosivo impactó en su cara y le dejó en coma; una semana después la Guerra de Invierno terminaba con la firma de un acuerdo que otorgaba a la Unión Soviética el 11% del territorio de Finlandia a cambio de mantener su independencia. Para el mundo, los soviéticos habían perdido la guerra, pero habían conseguido lo que querían, y en la invasión del eje de 1941 demostraron lo que habían ganado y aprendido.
“Hice lo que se me ordenó lo mejor que pude.” -Simo Häyhä
Simo Häyhä acabó recuperándose y vivió una vida larga y normal. No dio importancia a sus proezas (fruto de la práctica, decía) ni de todas las muertes que tenía en sus manos. Hasta su fallecimiento en 2002 a los 96 años, fue un simple granjero al que le gustaba cazar con su rifle.