Confirmado: todo el mundo se mete en su personaje en los videojuegos
Un estudio de la Universidad de Wisconsin-Stout nos cuenta algo que ya nos imaginábamos; nos metemos en el personaje al jugar a un videojuego.
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Parece una obviedad, pero los videojuegos nos meten en la piel de alguien para contarnos una historia. Podemos ser el protagonista, podemos ser una especie de mano divina, podemos ser un mero espectador… pero estamos ahí, haciendo algo, interactuando, viviendo la historia que pretende transmitirnos el juego cuando nos animamos a jugar.
Esto ayuda a que nos metamos en el personaje y vivamos la historia como si fuera propia, pero ya sabemos cómo son los científicos. No les valen con las palabras y tienen que demostrarlo con estudios, así que ni cortos ni perezosos, nos presentan un estudio que analiza si nos metemos en el personaje cuando jugamos a un videojuego, o si nos mantenemos a cierta distancia a pesar de estar jugando.
Comprobado: nos metemos en el personaje cuando jugamos
Los creadores del estudio son investigadores de la Universidad de Wisconsin-Stout, y su objetivo era averiguar si jugar con un determinado rol en un videojuego influye al jugador. Y antes de avanzar, en efecto; el estudio ha concluido con que los jugadores se meten en el rol que se les haya dado al jugar.
Lo han llamado “efecto mimético” después de observar que el comportamiento del jugador era consistente con su rol, independientemente del rol que se le diera a su personaje. Y esto pasa incluso cuando los personajes a los que jugamos no tienen un rol definido o explicado desde un principio.
Para comprobarlo, los investigadores escogieron un juego RPG que permite jugar como un guerrero, un pícaro o un mago. Después dejaron jugar a 91 jugadores con el rol que ellos quisieran, a 78 se les asignó un rol sin dejarles escoger, y a 41 no se les dió ningún rol específico con el personaje.
Analizando las elecciones de los jugadores -tenían libertad para escoger opciones de todas las clases-, los guerreros usaron las opciones de guerreros el 65% del tiempo, mientras que los pícaros utilizaron sus opciones un 70% del tiempo. Los magos fueron los más consistentes, usando las opciones de su clase el 76.1% de las ocasiones. El estudio concluye con que los estudios de videojuegos deberían centrarse en mantener los roles y definirlos con claridad; no definirlos o eliminarlos puede ser confuso y echar hacia atrás a los jugadores.
No todo depende de los roles a la hora de enganchar a un jugador; otros factores como la calidad de la historia en la que está el personaje, o detalles como la ambientación o la banda sonora, influyen mucho a la hora de mantener inmersos a los jugadores.
Además, la llegada de la realidad virtual -y otros conceptos como la realidad mixta– promete meternos más que nunca en el personaje con el que jugamos; y es muy posible que nos lo creamos más aún “sintiendo” que estamos allí. Como cuando empatizamos con el protagonista de una película, de una serie o de un libro, ¿pero podría llegar a ser de una forma más exagerada? ¿Conseguirán los creadores de videojuegos conseguir esta inmersión completa?
Vía | Motherboard