El coche autónomo de Google ya sabe pitar como un dominguero cualquiera
La bocina del coche de Google acaba de ser implementada, y funciona tal como deberíamos usarla siempre mientras conducimos.
3 junio, 2016 16:08Noticias relacionadas
- El nuevo Cupra será un SUV deportivo español 100% eléctrico, el primero de su tipo
- Airbus presenta un avión con las alas de un ave de presa, ¿el futuro de la aviación?
- Mira cómo una estación espacial china cae a la Tierra destruyéndose en la reentrada
- Las bicicletas eléctricas son mucho mejores que los coches eléctricos para nuestras ciudades
La bocina del coche de Google ya funciona, así que ya queda menos para poder equipararlo con el conductor medio, ¿verdad?
El claxon es una gran herramienta para los conductores; nos permite avisar a nuestros compañeros de carretera de que estamos ahí, nos permite advertir a los peatones cuando salimos de un parking con visibilidad nula, y en general es un método de comunicación con cierta efectividad.
Claro, que la inmensa mayoría de las personas tiene otros usos para el claxon, como: presionarlo desesperadamente en mitad de un atasco, como si las ondas sonoras fuesen capaces de apartar vehículos mágicamente; desgastarlo cuando alguien ha aparcado delante nuestra y no nos deja salir; o para avisar a todos nuestros conciudadanos de que estamos muy contentos a las tres y media de la madrugada.
El claxon, una herramienta muy importante en la conducción
Así que si tu trabajo es crear un sistema de conducción autónoma inteligente, ¿le enseñarías a tocar la bocina o preferirías ahorrarte toda esa contaminación acústica? Aunque por ley el coche tiene que llevar claxon, realmente no hace falta usarlo, ¿verdad?
Error. El claxon puede ser muy útil en muchas situaciones, sobre todo cuando estamos hablando de un sistema que no es capaz de sacar la mitad superior del cuerpo por la ventana gesticulando y mentando al árbol genealógico de todos los presentes.
Por eso, en el informe de mayo de 2016 presentado por los ingenieros de Google (una publicación mensual en la que se detallan datos como el número de incidentes) se ha anunciado una novedad de su coche autónomo: ahora sabe pitar como todo el mundo.
Bueno, tal vez “como todo el mundo” no sea lo correcto. “Como todo el mundo debería pitar” es tal vez más cercano a la verdad, aunque parece que el añadido de este sistema no fue algo tan simple como conectar los cables de la bocina al ordenador.
De hecho, durante las primeras pruebas ningún conductor ni peatón que se encontró con el coche notó ninguna diferencia, ya que el sonido se había limitado al interior del vehículo para que los ingenieros que iban montados pudiesen anotar las circunstancias en las que el sistema pitaba y evitar confusiones en el tráfico. Una vez que se comprobó que el sistema funcionaba correctamente, se conectó el claxon externo de toda la vida.
Así funciona la bocina del coche de Google
El coche de Google es capaz de pitar de dos maneras: la primera consiste en dos pitidos cortos, y se usa en situaciones en las que el coche quiera hacerse notar, por ejemplo para asegurarse de que otros conductores lo han visto en maniobras difíciles o ciegas.
El segundo método consiste en presionar el claxon de manera fuerte y continua, limitado a ocasiones peligrosas en las que realmente considere que todo el mundo tiene que hacerle caso.
No podemos subestimar la importancia del sonido en la conducción, y no hablo sólo de pitar a lo loco. Incluso el propio ruido que hace el coche puede salvar vidas; el coche de Google es, por supuesto, eléctrico, por lo que apenas emite sonidos y puede pillarnos por sorpresa si cruzamos la calle despistados o tenemos problemas de visión.
El informe de mayo también incluye una solución a ese problema, la implementación de un pequeño zumbido, que no es tan molesto como el ruido de un motor de combustión, pero si lo suficientemente característico como para darse cuenta de que el coche está cerca. Curiosamente, los ingenieros de Google se plantearon usar sonidos de orcas modificados, pero finalmente se decantaron por un ruido similar al que ya tienen otros coches eléctricos.