Algo tan simple y cotidiano como una bolsa de plástico es un peligro para el medio ambiente. Las Avani Eco Bags son 100% biodegradables y ‘compostables’, parecen de plástico, pero no lo son.

Cada año se fabrican billones de bolsas de plástico que son utilizadas para todo tipo de fines y claro, por desgracia muchas de ellas no son reutilizadas ni recicladas. Suponen un peligro para nuestro planeta, puesto que muchos tipos de plástico tardan incluso siglos en degradarse.

Desde Bali nace una iniciativa que crear bolsas biodegradables y ‘compostables’, que pueden servir como abono y que se pueden diluir por completo en un simple vaso de agua caliente. Son las Avani Eco Bags.

Bolsas de fibras vegetales, totalmente biodegradables

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Sólo en Europa se produjeron 3,4 millones de toneladas en bolsas de plástico en 2008, no es extraño que multitud de países ya las hayan prohibido. Su no reciclaje, junto con el resto de basura que generamos los humanos, tiene un impacto brutal en nuestro planeta, llevando incluso a crear una auténtica Isla de la Basura, generada por las mareas:

Como leemos en Microsiervos, en el caso de las Avani Eco Bags estamos ante bolsas fabricadas a partir de yuca y fibras naturales, son 100% biodegradables y 100% ‘compostables’, es decir, que es un material que puedes biodegradarse sin dejar residuos tóxicos por acción microbiológica.

En teoría son capaces de soportar el mismo peso que las bolsas equivalentes de plástico, pero estas además pueden desaparecer orgánicamente en unos meses, convirtiéndose en abono. En el vídeo de presentación vemos incluso como uno de sus creadores disuelve la bolsa metiéndola en agua caliente. Un agua que podría ser consumida por humanos y animales.

Se disuelven en agua caliente y son personalizables

De momento las Avani Eco Bags son una iniciativa muy pequeña y que pasará desapercibido, pero sus bolsas creadas con fibras naturas incluso se pueden personalizar con tintas ecológicas, tal y como vemos en su web oficial.

Seguimos buscando soluciones al problema del plástico, a mejorar su reciclaje y a utilizarlo para otras funciones, como la posibilidad de crear combustible con él, aunque a veces es la naturaleza la que nos sorprende, como el descubrimiento de una bacteria que come plástico: