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Omicrono

El rascacielos de 4,8 kilómetros de altura que se alimenta de la contaminación

Imagina un edificio de 4,8 kilómetros de altura capaz de comerse la contaminación, es la idea de las ciudades del futuro para los ingenieros de Arconic.

16 enero, 2017 10:45

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¿Vivirías en un edificio a casi 5 kilómetros del suelo? Así imagina el futuro una empresa de ingeniería: edificios gigantescos capaces de acabar con la contaminación.

Con una altura oficial de 828 metros y 163 pisos, el Burj Khalifa de Dubai es el edificio más alto que tenemos en este planeta y le sigue la Torre de Shanghái con 632 metros de altura, pero estas inmensas construcciones quedarían en “poca cosa” al lado del concepto que imaginan desde Arconic.

La empresa mezcla ingeniería con ciencia, investigando sobre nuevos materiales y formas de construcción. Ideando cómo sería el mundo en un futuro no tan lejano, han creado la campaña “The Jetsons“, donde exponen su visión de la vida en ciudades dentro de unos años.

Materiales que se comen la contaminación del aire

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En el proyecto destaca su visión del “futuro de los paisajes urbanos” y el concepto es brutal en sí mismo: un rascacielos (nunca mejor dicho) de 4.8 kilómetros de altura (sí, kilómetros) construido con las últimas técnicas, como la impresión 3D, y materiales de última generación (que en muchos casos jamás se han utilizado ni han tenido un aplicación real).

El edificio del futuro de Arconic tiene como base la eficiencia energética, sería una tremenda ciudad vertical, con todo tipo de espacio naturales y preparado para exprimir la energía solar. Esto nos recuerda mucho al proyecto The Bride, de 1152 metros de altura.

Un edificio basado en las formas naturales, eficiente y cambiante

Sin embargo, lo realmente interesante de Arconic llega cuando hablan de los materiales utilizados en la construcción, en concreto de una capa “EcoClean” que estaría presente en todo el rascacielos y que literalmente acabaría con la contaminación. EcoClean aprovecha el vapor de agua y la luz solar que, en contacto con las sustancias químicas de la capa, se “comen” la contaminación externa y la eliminan del aire, ‘como si se tratase de piel muerta’, dice una de las científicas del proyecto.

Del mismo modo, el edificio de Arconic no es una mole inmóvil, su diseño está basado en las formas naturales y, por tanto, el diseño de la construcción puede variar y adaptarse. Un ejemplo es su tecnología Bloomframe, que literalmente convierte ventanas en balcones de cristal. Este vídeo se puede ver cómo se despliegan:

El futuro de Arconic se basa en cómo sería el mundo en el año 2062 y sus conceptos incluyen al transporte, las formas de viajar, los coches y, por supuesto, la exploración espacial. Podéis verlo todo en su web oficial.

Obviamente no deja de ser un concepto y, más allá del proyecto sobre el papel, en el mundo real habría que tratar otros temas como la resistencia de los materiales o, directamente, el comportamiento ante el simple viento de un edificio de casi 5 kilómetros de altura.