Plantean usar la teoría de los fotones ‘torcidos’ para multiplicar las velocidades de acceso a Internet.
La fibra óptica es la manera en la que la gran mayoría de los hogares se conectan a Internet. Ofrece velocidades muy grandes y el estándar es ya 300 Mbps, más de 5000 veces más rápido que hace 17 años, cuando se navegaba a los míticos 58 Kbps. No obstante, tiene la limitación de que sigue siendo un cable, por lo que algunos investigadores ya están buscando alternativas más capaces y que sean inalámbricas.
La Universidad de Glasgow, Reino Unido, ha publicado un estudio donde se trata el uso de ‘fotones torcidos’ para llegar a conseguir velocidades de transmisión mucho más altas. Estos avances no solo conseguirán sustituir los cables de fibra óptica, sino que también sustituirá la electrónica cableada: es un método de transmisión más rápido, compacto y eficiente.
La investigación en torno a la torcedura de fotones se basa en el momento angular óptico (‘optical angular momentum’ en inglés, OAM), la base para superar las dificultades actuales. La idea básica es torcer los fotones (partículas individuales de luz) para transmitir un mayor número de información y al mismo tiempo sin necesidad de un medio físico más allá del aire para transportarla.
Fotones ‘torcidos’, el futuro sustituto de la fibra óptica
Lo que se hace es atravesar los fotones a través de un holograma como los de las tarjetas de crédito (la paloma en el caso de las Visa Electron), pero tridimensional. De este modo, se consigue dar a los fotones ese momento angular óptico (es decir, se ‘tuercen’), pudiendo transportar más que simples unos y ceros, como se hace en la fibra óptica, donde se transmite la luz en binario.
Además, este método es hábil para funcionar también a las interferencias del régimen turbulento del viento (según la mecánica de fluidos, una rama de la física, un régimen turbulento es aquel en el que las partículas que lo componen no tienen una trayectoria paralela y continua, lo que sería régimen laminar). Es decir, que se pueden transmitir estos datos de manera confiable a través de largas distancias.
La tecnología fue probada en un tramo de 1 milla (1,6 kilómetros, aproximadamente) en un entorno urbano, para que se cumplan unas condiciones no idóneas, donde impera la turbulencia provocada por edificios altos, lo que podría causar caos. Las pruebas resultaron un éxito.
Pero no corras tan rápido. Esto no quiere decir que en unos años todos nos estemos conectando a Internet por medio de esta solución, ni mucho menos. Aún queda por ver cómo se comporta en entornos menos favorables: ante una gran demanda de tráfico, en medio de la lluvia o la nieve. Este tipo de tecnologías sería idónea para las comunicaciones de última milla, que es como se conoce al último tramo de la red de telecomunicaciones. Es lo que conecta directamente al usuario final con la red.