Aunque ya no hablamos tanto de Wannacry, hay que recordar que la amenaza de este ransomware fue toda una pesadilla hace aproximadamente un año.
Una amenaza que sigue presente, como se ha demostrado en una planta de producción de Boeing en Charleston, Carolina del Sur. La situación ha activado todas las alarmas dentro de la compañía, pero en el momento de escribir estas palabras parece estar en control.
Una planta de producción de Boeing infectada por malware
Todo empezó hace unas horas, cuando el ingeniero jefe de la división de aviones comerciales de Boeing envió un correo en el que se pedía colaboración de todos los empleados para acabar con el ataque.
Según el mensaje, el malware se estaba propagando rápidamente desde la planta de Charleston; y los primeros informes hablaban de que las herramientas automáticas de ensamblaje podrían haber caído.
Wannacry es un ransomware que cifra el almacenamiento de nuestro ordenador, mostrando un mensaje del que no se puede salir. Algunos gobiernos como el británico y el estadounidense han acusado a hackers de Corea del Norte de desarrollar el ransomware, pero aún no está claro porqué y cómo.
Inicialmente la preocupación de Boeing era que el virus se extendiese a los ordenadores usados para probar los sistemas de los aviones montados en la planta; y de ahí, se podría instalar en el software de los aviones, lo que podría ser catastrófico.
En Boeing han llamado a la calma, asegurando que la producción de aviones no se ha visto afectada, especialmente los 777, y que el daño ha sido “mínimo”.
La vulnerabilidad ha quedado limitada a unas pocas máquinas, y los ingenieros ya han aplicado los parches necesarios. Pese a la reacción de alerta inicial, parece que todo podría haber ido mucho peor; aunque por supuesto, ahora tocará una investigación a fondo de qué es lo que ha ocurrido y cuál ha sido el alcance del malware.
Parece mentira, pero un año después Wannacry sigue dando que hablar en el mundo de la seguridad.