Los formatos físicos están en su ocaso. En todos los sectores, las descargas online han obtenido todo el protagonismo; hasta el punto de que las ventas físicas son prácticamente inexistentes en algunos casos. En la música y el cine, por ejemplo, servicios de streaming como Spotify o Netflix son alternativas mucho más baratas a comprar discos.
En los videojuegos, la transición está ya bien empezada. Por ejemplo, la mayoría de juegos de PC ya no se venden en disco; incluso si compras el juego en una tienda física, lo único que obtendrás en la caja es un código que canjear en una tienda online.
La primera consola sin discos levanta la polémica
Las consolas de videojuegos son la aparente excepción. La Playstation 4 y la Xbox One usan discos Blu-Ray para almacenar los juegos; y la Switch usa tarjetas de memoria. En los tres casos, las ventas físicas aún son muy importantes; y la imagen que tenemos de jugar en consola sigue implicando insertar un disco.
Por todo esto, el rumor que saltó hace unas horas de que la próxima Xbox One no tendrá lector de discos ha sido tan polémico; para mucha gente, da la sensación de que Microsoft se estaría suicidando con un modelo semejante.
Inicialmente esta no sería una consola completamente nueva, sino una revisión, como lo fue la Xbox One S; así que tendría una potencia similar y ejecutaría los mismos juegos. Las ventajas es que seguramente sería más pequeña, más eficiente y más elegante. Y en parte sería gracias a que no tendría que gastar espacio en un lector de discos.
Por lo tanto, la nueva Xbox One sólo permitiría jugar a juegos que nos descarguemos de la tienda online de Microsoft; nos los tendríamos que descargar en el almacenamiento de la consola y los ejecutaríamos desde ahí.
Parece algo revolucionario, que Microsoft está aceptando un gran riesgo al lanzar esta consola sin discos. Sin embargo, antes de echarte las manos a la cabeza deberías preguntarte cuántas veces has jugado un juego desde su disco en los últimos años.
La verdad es que, aunque los juegos de Xbox One sigan vendiéndose en discos, estos ya no se usan, y hay muchas razones para ello; aunque ambas se reducen a que las conexiones a Internet son cada vez más comunes y fiables.
Los discos ya no sirven para nada
Para empezar, que los discos son mucho más lentos que el almacenamiento interno que la consola trae por defecto. Así que muchos jugadores se instalan el juego en el disco duro (o SSD si lo han comprado); el único motivo para insertar el disco es para comprobar que es original, pero ese es un proceso que ya se puede hacer conectándose con los servidores de Microsoft.
El otro gran motivo son las actualizaciones. Los juegos ya no son piezas de software inmutables como antes; ahora, la mayoría de los títulos reciben actualizaciones después de su lanzamiento. Ya sea para arreglar bugs, para equilibrar la jugabilidad, o para añadir novedades, es habitual recibir actualizaciones.
Una tendencia cada vez más común es lanzar el juego sin terminar, y publicar parches el día de lanzamiento; de esta forma, el equipo de desarrollo gana unos días muy valiosos para pulir detalles. Incluso se ha dado el caso de juegos cuyo parche ocupa más gigabytes que el contenido del disco.
Ese ha sido el caso de Fallout 76, cuyo parche ocupa más de 54 GB, y el juego lanzado ocupa 45 GB. Sin esos parches “de día cero (0 day)”, muchos juegos simplemente no funcionan, y llegan sólo al menú principal. También hay juegos que necesitan una conexión a Internet obligatoria, incluso si no vas a jugar online.
En otras palabras, los discos ya no sirven para nada. Sólo dan una falsa sensación de que posees el juego, pero en realidad es lo mismo que si te lo descargas de la tienda online. Por lo tanto, no esperes que la experiencia con las próximas consolas sin disco vaya a diferenciarse mucho de la actual.
El gran problema del fin de los discos
Ahora que hemos dejado claro que los discos han perdido su propósito original, tenemos que lamentar que hayamos llegado a esto. Sin un formato físico fiable, y con juegos que dependen cada vez más de una conexión a Internet, es inevitable que miles de títulos se perderán para siempre con el tiempo.
Es algo que ya hemos visto con muchos juegos online; una vez que pierden usuarios, a la compañía no le sale rentable seguir manteniendo los servidores abiertos. Y sin esos servidores, los juegos no se ejecutan siguiera; son la medida de protección anticopia más agresiva, porque es casi imposible de saltar.
No es sólo que los juegos no se puedan ejecutar; es que se pierden para siempre. Si algo no da ingresos, no merece la pena guardarlo. Así se han perdido incontables copias originales; sólo el trabajo desinteresado de la afición y el desarrollo de emuladores ha permitido salvaguardar muchos juegos clásicos.
Unos emuladores que ahora están siendo perseguidos por las mismas compañías, ahora que han descubierto que lo “retro” vende mucho; irónicamente, muchos de estos proyectos retro, como consolas como la próxima Playstation Classic, usan emuladores desarrollados por los aficionados.
Así las cosas, es muy probable que en el futuro no puedas volver a disfrutar los juegos lanzados ahora; dentro de 20 años, no estarán los servidores necesarios, ni habrá copias legales de los juegos. Más que la pérdida de los discos, esa es la verdadera tragedia a la que se enfrenta el sector de los videojuegos.
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