Últimamente estamos viendo un fenómeno extraño. Estamos viendo cómo diversos fabricantes de coches están retirando coches híbridos por motivos variados, entre ellos el ser demasiado contaminantes. Pero esto choca frontalmente con el concepto de un coche híbrido, que gracias a la fusión de la energía eléctrica y la capacidad de combustión debería de ser menos contaminante. ¿Contaminan los coches híbridos de tal manera que tengan que ser retirados?
La verdad es que tiene una explicación, o más bien, un “culpable”: el estándar europeo WLTP, que se está encargando de poner las cosas difíciles a los fabricantes de vehículos híbridos por sus condiciones. Lo vemos de cerca.
Ciclo de homologación WLTP: el quebradero de cabeza de los híbridos
Detrás de estas retiradas como la reciente del Audi A3 Sportback está el ciclo de homologación WLTP, un estándar europeo que consiste en un método de medición para las pruebas de gases de escape y proporcionar valores más realistas mediante análisis más exhaustivos que en el anterior ciclo, el NEDC. Obligatorio únicamente para los modelos que lo hayan superado a partir del 1 de septiembre.
Esta es la principal clave del ciclo: el sometimiento a pruebas realistas acercándose al uso normal de un conductor por el ciclo de homologación. Esta homologación aporta unas cifras de consumo y emisiones de CO2 más propias del uso de un conductor. ¿Qué significa esto? Que ahora estas cifras serán presumiblemente más altas, y esto provocará que un vehículo híbrido que antes no necesitaba impuesto de matriculación, ahora lo tenga.
Debido a esta nueva homologación, muchísimos modelos han cesado su comercialización. Los fabricantes han tenido que reestructurar incluso diversas gamas de vehículos y además ajustar la potencia de los coches para que la homologación WLTP sea positiva. El Peugeot 308 GTi, por ejemplo, volvió a la comercialización pero su motor de gasolina ha perdido 7 CV.
Esta homologación dará datos fiables y exactos a los clientes de estos coches sobre el consumo y las emisiones de CO2. Esto dará a los usuarios una mejor base para calcular el consumo de combustible y las emisiones de un modelo. La homologación ya está en vigor, y el 1 de enero del año 2019 todas las nuevas unidades que lleguen a los concesionarios tendrán una documentación que reflejará las cifras de emisiones CO2 en base al nuevo ciclo WLTP con el objetivo de evitar confusiones entre los clientes.
Esto conlleva varios problemas. Primero, mayores costes de producción, gestión de la homologación y además los gastos que implica el adaptar el coche a este estándar. En caso de no pasarlo se aplica un impuesto de matriculación, y sumado al aporte obligatorio de más datos al usuario, es más que razonable pensar que una un fabricante de vehículos prefiere retirar el modelo por todas estas razones.
Esto se ha notado bastante. Las ventas en septiembre de este año, cuando se implantó el WLTP, se desplomaron. De hecho, sufrieron el mayor decenso en ventas de la última década por caer las matriculaciones un 23.4 por ciento. Se cerró el mes con 1.12 millones de vehículos nuevos registrados, 343 000 unidades menos que en el mismo periodo del ejercicio anterior. Los fabricantes tienen muchos deberes por hacer, y el primero pasa por ser más transparentes con los usuarios. Parece que está costando lo suyo…