Los tiempos cambian y la percepción del odio va mutando a medida que estos avanzan. Lo que hace unos años se podía considerar una chanza ahora puede ser una ofensa. La sociedad madura y ahora normaliza en vez de hacer objeto de risa problemas y situaciones de la vida diaria de personas con más dificultades que otros para llevar el día a día. Un buen ejemplo son las personas transexuales, que debido a la intolerancia tienen que sufrir más calamidades de la cuenta que cualquier sociedad civilizada intentaría erradicar.

Y una de las redes dónde el odio se mueve más a placer es Twitter. La red social ha sido duramente criticada por el ambiente de toxicidad existente en sus entrañas, y por lo tanto se está esmerando en cambiar la cosas (con peor o mejor resultado). Ahora ha decidido modificar sus políticas para castigar todavía más el odio hacia estos colectivos de personas.

Twitter da un golpe en la mesa: prohíbe activamente la discriminación por identidad de género

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Este cambio en las políticas parece haber sido aplicado en octubre, pero no se ha hecho público hasta la fecha en el que podemos ver más detenidamente los cambios. La política hasta ahora aseveraba que están prohibidos los “insultos repetidos y / o no consensuales, epítetos, tropos racistas y sexistas, u otro contenido que degrada a alguien”. La actual añade: “esto incluye el ‘misgendering’ ‘deadnaming’ de personas transexuales”.

¿Qué significan estos anglicismos? El “misgendering” consiste en equivocarse de género. Por ejemplo, tratar en femenino a personas transmasculinas y viceversa, tratar de masculino a personas transfemeninas. El “deadnaming” consiste en llamar a una persona transgénero por su nombre previo a la transición de género en vez del nombre que se ha puesto.

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Cualquiera puede cometer un error, ya que en las redes sociales no nos conocemos y es posible que cometamos estos errores por desconocimiento. Pero hay un gran porcentaje de usuarios que hacen “misgendering” “deadnaming” de forma peyorativa, y Twitter prohibirá estas prácticas.

Más prohibiciones contra la violencia y el odio

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Además de la discriminación por identidad de género, estas nuevas políticas van más allá y tratan otras variantes de odio y violencia. Por ejemplo, prohíbe el envío de “medios que representan a las víctimas del Holocausto” o “medios que representan linchamientos” a otro usuario. Aunque esto último no es una amenaza formal, es sabido que una forma de acoso en Twitter es el linchamiento por parte de muchísimos usuarios a la vez o de incitar a seguidores a realizarlo.

También prohíbe ciertos usos de imágenes odiosas, que incluyen “imágenes que representan a otros como menos que humanos, o alteradas para incluir símbolos odiosos, por ejemplo, alterar imágenes de individuos para incluir características animalistas”. No pondremos ejemplos, queda bastante claro.

Un portavoz de Twitter habló sobre el tema con el medio The Verge. Lo que dijo fue esto: “atacar a alguien por su identidad de género siempre ha sido una violación de nuestra política de conducta odiosa. Hemos actualizado nuestros Términos de servicio a principios de este año con más detalles sobre este tipo de discurso para garantizar que nuestras reglas y la forma en que las hacemos cumplir sean claras para todos”.

Esta actualización no ha pasado desapercibida. Hace unos días Twitter suspendió la cuenta de la escritora feminista radical Megan Murphy a raíz de su actitud, ya que se refirió repetidamente a una mujer transexual como si fuera un hombre (ya sabéis, “misgendering”) y lanzó una pregunta al aire: “¿cuál es la diferencia entre un hombre y una mujer trans?”. Este tipo de personas se conocen como TERFS y se autoproclaman feministas que están activamente en contra de la transexualidad, principalmente de las mujeres trans considerando que su condición de hombre es inamovible.

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No fue el único caso. La cuenta de Laura Loomer, activista de ultra derecha también fue suspendida y su discurso de odio hacia otros colectivos está siendo vigilado por la plataforma. Las aplicaciones de estas normas, no obstante, no siempre aciertan. Un buen ejemplo ha sido la negación a castigar al jefe de la Nación Islam, Louis Farrakhan, por un tuit que compara a los judíos con las termitas. Además, como decimos, podría darse el caso de que Twitter diera falsos positivos de “misgendering” “deadnaming” por desconocimiento de la persona y por ende tratarla accidentalmente con los términos equívocos. Aunque esperemos que se aplique de forma correcta.

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