Los altavoces inteligentes se han convertido en el fenómeno del 2018; especialmente en España, con la llegada de dispositivos compatibles con Google Assistant, pero sobre todo con el lanzamiento de Alexa en español, el asistente virtual de Amazon.
Gracias a los Echo y otros dispositivos compatibles, podemos tener una Inteligencia Artificial en nuestro hogar, que nos responda todas nuestras dudas y nos ayude con todo lo que necesitemos. Sin embargo, la popularidad de estos altavoces inteligententes no ha sido suficiente para olvidar los potenciales problemas de privacidad que traen con su instalación.
Y es que el Echo y otros altavoces inteligentes en realidad no hacen mucho por si solos. Sólo son intermediarios, que envían las grabaciones a los servidores de Amazon; que son los que realmente tienen el sistema capaz de analizar nuestra voz, reconocer órdenes y ejecutarlas. Por lo tanto, Amazon tiene que recibir grabaciones de sonido de nuestra casa, para reconocer posibles órdenes.
Escuchar las grabaciones de Alexa fue posible para un usuario
Amazon ha repetido en varias ocasiones que los empleados humanos no tienen acceso a estas grabaciones; y que implementa medidas de seguridad para evitar que esos audios acaben en malas manos. Sin embargo, las grabaciones existen, y pueden ser obtenidas; por ejemplo, en caso de que un juez así lo pida para la investigación de un crimen.
En todo momento los usuarios de Alexa pueden solicitar a Amazon la lista de grabaciones que la compañía tiene en sus servidores; aunque por supuesto, sólo las de sus dispositivos. Ese no fue el caso de un usuario de Alexa en Alemania, que pidió la lista de grabaciones de su dispositivo; pero en vez de eso, recibió un correo con más de mil grabaciones de otro usuario.
En total el usuario tuvo acceso a unos 1.700 archivos de sonido, en los que podía escuchar lo que ocurrió en un hogar diferente al suyo. Además de escuchar todos los audios, también podía descargarlos a su ordenador.
En cuanto fue evidente que estaba escuchando a personas que no conocía, el usuario contactó con Amazon; pero inicialmente no obtuvo respuesta. Después de un tiempo, el acceso a los archivos fue borrado, pero el usuario ya se los había descargado; la revista alemana c’t tuvo acceso a esas grabaciones, y pudo escuchar las voces de un hombre y una mujer.
Amazon ha salido al paso, afirmando que todos se produjo por culpa de un “error humano”, y recalca que este ha sido un problema aislado. La compañía ha contactado con ambos usuarios y afirma haber tomado “medidas” para optimizar el proceso; además, ha contactado con las autoridades como “medida cautelar”.
Pero la verdad es que esta no es la primera vez que ocurre algo similar. En mayo de este mismo año, un Echo envió una conversación grabada a un tercero, sin que nadie lo solicitase.