Qué deberías saber del Artículo 13 y la nueva directiva de copyright que puede cambiar Internet
El artículo 13, también conocido como la ley de filtros de Internet, puede cambiar los servicios que usamos a diario, pero ¿en qué consiste.
25 marzo, 2019 18:20Noticias relacionadas
- El nuevo doodle de Google celebra el aniversario del Apolo 11 y la llegada a la Luna
- La muerte de los "likes": Instagram empieza a ocultarlos
- DAZN, el Netflix de los deportes, emitirá los Juegos Olímpicos, Roland Garros, la Fórmula E y más, pero sube el precio
- En Japón ya tienen "consignas para redes sociales", que te bloquean la cuenta el tiempo que quieras desconectar
Después de meses de desarrollo, de un par de mazazos y algunos apoyos inesperados, la nueva ley de copyright europea está a las puertas de hacerse realidad. En menos de 24 horas después de publicar este artículo, el Parlamento Europeo habrá iniciado la votación definitiva que puede cambiar Internet tal y como la conocemos.
Pero, ¿por qué tanto alboroto? Esta no es la primera ley relacionada con Internet que se ha presentado en los últimos años, ni de lejos. Y sin embargo, es la que más potencial tiene de cambiar la manera en la que usamos Internet en nuestro día a día. A continuación, vamos a intentar resolver algunas dudas.
La nueva directiva de copyright
¿Qué es la nueva ley de copyright?
La “Directiva de copyright y derechos relacionados en el Mercado Único Digital”, que es el nombre oficial de la propuesta, es una serie de reglas pensadas para modernizar las leyes actuales, especialmente en lo relacionado con Internet y los derechos de autor. Es la revisión de la directiva actual.
¿Por qué la ley necesita modernizarse?
La directiva actual de copyright fue adoptada en el año 2001, como un intento de unificar las diferentes leyes de los países miembro de la Unión Europea. Aquella directiva ya se centraba en proteger la propiedad intelectual, pero fue creada en un momento en el que muchas de las tecnologías y servicios que hoy usamos no existían.
Esta directiva se creó antes que las redes sociales, antes de que Google se convirtiese en el centro de Internet para tanta gente, y antes de que el consumo de contenido digital tuviese tanta importancia. En otras palabras, esta es una directiva obsoleta que necesita ser modernizada.
¿Cuál es el objetivo de la nueva directiva?
Una vez que quedó claro que la ley estaba obsoleta, la Comisión Europea ordenó los pasos necesarios para modernizarla centrada en dos aspectos fundamentales: la protección del copyright y la formación de un mercado único verdadero. En el primer caso, debería tener en cuenta los nuevos desafíos para proteger los derechos de autor, y en el segundo, eliminar las barreras que aún existen en Internet entre los diferentes países de la UE.
Pero ¿he leído que la nueva ley quiere imponer filtros?
La nueva directiva está compuesta de unos 30 artículos diferentes, cada uno centrado en un aspecto concreto. No es una ley que se haya creado sólo para “poner filtros a Internet”, sino que introduce muchas protecciones, cambios y novedades. Algunos de estos cambios han sido bien recibidos por todas las partes, incluso por los sectores más críticos. En cambio, otros han levantado mucha polémica y han dividido a los políticos europeos.
¿Qué artículos han sido bien recibidos?
El Artículo 5 se centra en las excepciones que los centros educativos disfrutan para usar trabajos con copyright. El nuevo texto impone excepciones obligatorias, lo que implica que los colegios, institutos y otros centros educativos podrán usar trabajos sin copyright sin necesidad de pagar a nadie; sólo tendrían que indicar el nombre del trabajo y el autor.
El Artículo 3 también añade protecciones para científicos e investigadores para usar reproducciones de trabajos con copyright para la investigación científica y minería de datos. El Artículo 6 añade protecciones similares para organizaciones centradas en preservar el patrimonio cultural.
¿Qué artículos han sido mal recibidos?
El Artículo 11 (15 en la nueva versión del texto) ha creado gran polémica. Es conocido como el “impuesto al enlace”, porque obligará a los servicios y páginas web a pagar a las publicaciones por enlazar. En concreto, se trata de una directiva dirigida a “proteger a la prensa”, y pensada principalmente para agregadores de noticias y buscadores como Google.
Con la nueva ley, los editores tendrán el copyright de los enlaces y los extractos de sus artículos. Por lo tanto, si una web enlaza a otra, estaría vulnerando sus derechos de autor. Esto obligaría a estas páginas a comprar licencias a los editores. Se trata de una versión de la “tasa Google”, que el gobierno de España ya implementó con gran fracaso. Después de las protestas, la nueva versión añade excepciones para personas individuales.
Aparte de los ya famosos Artículos 11 y 13, el Artículo 12 también ha resultado polémico porque otorga a los organizadores de eventos deportivos el copyright de todas las grabaciones de sus eventos. Por lo tanto, no solo la emisión oficial está protegida; si alguien graba un vídeo con su móvil en un partido de fútbol, ese vídeo sería propiedad del organizador y no del usuario.
El artículo 13 / Artículo 17
¿Por qué el Artículo 13 ahora es el 17?
En la última versión del texto, que será la que se vote en la Eurocámara, el orden de los artículos ha cambiado. En el caso concreto del polémico Artículo 13, ahora es el 17 en el nuevo texto. Esto es algo habitual, ya que los textos que pasan por cualquier cámara suelen recibir cambios y enmiendas constantemente; sin embargo, este caso en concreto ha sido duramente criticado y algunos sectores lo interpretan como un intento de confundir a a la ciudadanía.
En la votación final, los europarlamentarios verán tanto el número antiguo del artículo como el nuevo para evitar que haya confusiones. Para facilitar las cosas, en este artículo seguiremos refiriéndonos a este artículo como el “13”, ya que es así cómo la mayoría de la gente lo conoce.
¿En qué consiste el Artículo 13?
El Artículo 13 se centra en el uso de contenido protegido por derechos de autor por proveedores de contenido de Internet. En otras palabras, trata de evitar que podamos acceder a contenido “pirata” en Internet. El objetivo es que todas las páginas que ofrezcan contenido hayan obtenido una licencia para ello, eliminando así la “piratería”. O al menos, esa es la intención.
¿Cómo pretende eliminar este artículo la “piratería”?
La directiva obligará a las páginas web y servicios de Internet a obtener una autorización de los propietarios de los derechos de autor. Por ejemplo, comprando una licencia que le permita reproducir ese contenido.
Si una página web quiere ofrecer un videoclip de un cantante, tendrá que pagar los derechos a la empresa propietaria. La autorización que consiga la página también vale para los usuarios. Por lo tanto, si un usuario sube una canción a una página web, no pasa nada si el propietario de esa web ha comprado una licencia a los propietarios.
Un ejemplo real sería subir un capítulo de nuestra serie favorita a Youtube. Si Youtube ha comprado una licencia a la productora de esa serie, ese vídeo se subirá sin problemas y podrá ser visto por cualquiera. Esto es algo que ya se hace. La diferencia es que la nueva directiva lo hace obligatorio. Todas las páginas web, salvo algunas excepciones, estarán obligadas a comprar licencias a los propietarios de derechos de autor.
¿Qué pasa si una página no paga?
El texto provee varios casos en los que una página no tendría que pagar, pero todos se centran en que la página tiene que hacer todo lo posible para evitar que se suba contenido protegido a su servicio.
La única manera en la que una página no tendría que pagar es si cumple todas las condiciones siguientes:
- Si ha hecho todo lo posible por conseguir una licencia y no ha podido,
- se asegura de que el contenido no es subido a su servicio,
- y si un usuario sube el contenido, la página lo borra lo antes posible.
Si una página incumple cualquiera de esas tres condiciones, y no ha pagado la licencia, entonces podría ser demandada por los propietarios de los derechos de autor. Y en ese caso, estaríamos hablando poco menos que el desastre para el servicio.
Los filtros de Intenret
Pero entonces, ¿por qué se habla de filtros?
Sí, aquí es donde entran los filtros. Teóricamente, la directiva no establece obligación de implementar filtros. Pero en la práctica, eso es lo que tendrá que hacer la mayoría de servicios; esto es algo que han admitido ya los proponentes de la directiva.
Fijémonos en la segunda condición: “se asegura de que el contenido no es subido a su servicio”. Para cumplirla, es necesario que la página sepa exactamente qué es lo que sus usuarios suben a su servicio, con una precisión absoluta. En el mismo momento en el que un usuario consiga subir una canción sin detectar, y permanezca un tiempo en la página, la empresa podrá ser el objetivo de una demanda legal.
Por lo tanto, a las páginas les convendrá implementar filtros que censuren todo el contenido subido por los usuarios que potencialmente pueda tener derechos de autor. Con la amenaza de que, si fallan aunque sea una vez, pueden acabar pagando una compensación millonaria. Como os podéis imaginar, eso hará que los filtros fallen siempre de lado de los propietarios de los derechos, siempre “por si acaso”.
Es como si la UE publicase una ley que prohibiese los ascensores. Puede que no te haya obligado a usar las escaleras, pero si no las usas vas a acabar mal.
Entonces, ¿por qué no pagan licencias y se olvidan de los filtros?
Pagar todas las licencias de todo el contenido con derechos de autor es simplemente imposible. Una web tendría que contactar y pagar a miles de empresas diferentes para asegurarse de no tener que implementar los filtros. Los propios proponentes del Artículo 13 son conscientes de ello.
Por eso, añadieron el Artículo 9, que da más poder a las entidades de gestión colectiva. Con la nueva ley, estas entidades podrán vender licencias en masa, por lo que, en teoría, una web sólo tendría que comprar un paquete de licencias en que iría incluido “casi todo”. Por supuesto, eso no significa que vaya a ser barato, o que vaya a estar al alcance de todas las webs.
Lo que sí es muy probable que ocurra es que las webs más grandes lleguen a acuerdos con los grandes propietarios de derechos; por ejemplo, para conseguir licencias para todos su contenido a cambio de un suculento pago. Pero incluso entonces, tendrían que seguir implementando filtros; para el contenido para el que no tienen licencias, por ejemplo.
¿Qué pasa con los memes entonces?
Durante un tiempo, el artículo 13 fue definido como una “ley contra memes”. Los memes suelen estar basados en imágenes sacadas de películas o ilustraciones que se vuelven virales; aunque la ley europea protege el derecho a la parodia y la crítica, las primeras versiones de la nueva directiva no incluían ningún tipo de protección para este contenido. Por lo tanto, no sólo los memes serían bloqueados; sino también una crítica de una película que use fotogramas de esta, por ejemplo.
Después de las protestas, la versión actual del texto añade excepciones a la parodia y a la crítica, específicamente indicando que los servicios no pueden bloquear ese tipo de contenido. Pero de nuevo, esa es la teoría. En la práctica, los sitios se verán obligados a elegir: ante la duda, ¿prefieren vulnerar el derecho a parodia de un internauta, o los derechos de autor de una multinacional?
Pongamos que el algoritmo de una página detecta que estamos subiendo una imagen con derechos de autor. Por defecto la bloqueará, porque si no lo hace podría haber una posibilidad de que sea piratería; y recordemos que una de las condiciones es que la página debe “asegurarse de que el contenido no es subido a su servicio”.
Sólo si el usuario se queja y reclama al servicio, entonces este podrá dedicar a un empleado humano a comprobar que realmente se trate de un meme y lo permitirá en su servicio. Por lo tanto, los usuarios de Internet son “culpables hasta que se demuestre lo contrario”.
¿Qué dicen los que están a favor del Artículo 13?
El Artículo 13 no es odiado por todo el mundo. En concreto, se ha ganado muchos elogios de los defensores de los derechos de autor y de grandes empresas propietarias de derechos de autor. Páginas como #manifesto4copyright han intentado explicar el punto de vista de estos defensores.
La defensa es que el propósito del Artículo 13 se ha exagerado, y que sólo los servicios comerciales centrados en ofrecer contenido estarán obligados a dar estos pasos. Además, afirman que gracias al nuevo Artículo 9 conseguir las licencias necesarias será más fácil y eso evitará que las páginas tengan que implementar filtros; aunque al mismo tiempo reconocen que los filtros serán inevitables, y que esta ley sólo los regula.
¿Qué dicen los que están en contra del Artículo 13?
Las protestas contra el Artículo 13 se han centrado principalmente en el efecto que los filtros podrían tener en Internet. No solo para los usuarios, sino también para los negocios.
Que implementar filtros será inevitable es algo que hasta los propios defensores de la directiva admiten. Pero no todo el mundo tiene los medios necesarios para desarrollarlos o comprarlos. Compañías como Youtube han dedicado años de trabajo y multimillonarias inversiones en sistemas como ContentID; y aún así, son imperfectos y podrían no valer para evitar problemas con la nueva ley.
El gran miedo es que las compañías más pequeñas no sean capaces de sobrevivir en este nuevo Internet. Sin la posibilidad de desarrollar filtros ni de comprar licencias, a estos servicios no les quedaría más remedio que cerrar las subidas de archivos; y eso implicaría la muerte para servicios basados en comunidades de usuarios.
Aunque la directiva incluye excepciones para las empresas más pequeñas, no faltan ejemplos de webs con bajos ingresos pero que no pueden ser exentas. La semana pasada, 130 CEOs de empresas tecnológicas europeas denunciaron la situación en una carta abierta contra el Artículo 13.
¿Qué pasará con el Artículo 13?
En el momento de escribir estas palabras, hay algo de incertidumbre, pero las sensaciones son que el Artículo 13 y la nueva directiva de copyright pueden ser aprobadas fácilmente. Es por eso que muchos usuarios se han organizado en sitios como Pledge2019, diseñado para presionar a los europarlamentarios para evitar que voten a favor de la directiva. Por ejemplo, enviando correos o llamando a la oficina del representante.