Como ya es tradicional, el E3 2019 es el escaparate en el que se están anunciando y demostrando los videojuegos que consumirán nuestras horas en los próximos meses. Pero además de nuevos títulos, Microsoft tenía otro anuncio muy esperado, el de su nueva consola. Una Microsoft que tenía muy fácil “ganar” el E3, ya que Sony decidió no acudir al E3 y en vez de eso, anunciar su nueva consola, Playstation 5, a través de la prensa hace un par de meses.
Eso ha dejado a Microsoft en una posición envidiable para levantar expectativas con su nuevo proyecto; aunque en realidad, muchos de los detalles anunciados ya se conocían o se sospechaban. El resultado es que Project Scarlett, la nueva consola de Microsoft, cumplió con las expectativas; no sorprendió, porque a estas alturas es muy difícil hacerlo, pero es exactamente lo que nos esperábamos.
Así es el hardware de la Xbox Project Scarlett
Project Scarlett está basada en las últimas plataformas desarrolladas por AMD, pero con hardware desarrollado especialmente para la consola. El procesador está basado en la arquitectura Zen 2, y por lo tanto debería ser similar a los nuevos Ryzen presentados por AMD. Esperamos una buena cantidad de núcleos, aunque estos datos no se han confirmado; los rumores apuntan a que AMD estaría desarrollando un procesador gaming de 16 núcleos, pero si termina en la Scarlett o no es otra cuestión.
La gráfica también estará basada en la última arquitectura de AMD, en este caso Navi. Una gráfica que será clave para dar soporte a nuevas tecnologías como ray-tracing, que estará disponible tanto en Project Scarlett como en Playstation 5. AMD ya adelantó que estaba trabajando en su propia implementación de ray-tracing, un método de iluminación consistente en calcular en cómo los rayos de luz impactan sobre la escena. Hasta ahora, sólo Nvidia ha implementado esta tecnología en sus gráficas, aunque Microsoft la soporta a través de DirectX.
Un aspecto muy interesante de la Scarlett será la memoria y el almacenamiento. Usará memoria GDDR 6 con un gran ancho de banda, pero más interesante es que Microsoft afirma estar usando una nueva generación de SSDs, que el sistema podrá usar como memoria RAM virtual en caso de que “llene” la memoria RAM. Eso debería dar un rendimiento 40 veces superior al actual, y acabar con problemas como texturas sin cargar o saltos a la hora de cargar nuevos escenarios en mundos abiertos.
8K y 120 frames por segundo, el objetivo de Microsoft
El objetivo de Microsoft es ofrecer videojuegos a resolución 8K, pero especialmente, capaces de alcanzar hasta 120 frames por segundo. La apuesta por una mayor tasa de frames es interesante, ya que ese suele ser el talón de Aquiles de las consolas; si quieres más de 60 frames por segundo, en la actualidad la única opción factible es un ordenador.
El soporte de resolución 8K en cambio es un salto que no muchos jugadores esperan con ansias; no solo hay pocos televisores capaces de mostrar esa resolución, sino que esta generación, creada con los 4K en mente, nos ha enseñado que a la hora de la verdad la mayoría de juegos hacen sacrificios en resolución para conseguir mejores gráficos. Microsoft ha dejado claro que su consola es capaz de llegar a los 8K, pero un aumento en la tasa de frames será lo preferible.
Cómo se usará esta potencia es por ahora, un secreto. El único aperitivo lo tenemos en Halo Infinite, el primer juego anunciado para la nueva consola. La Xbox Project Scarlett llegará al mercado en otoño de 2020. Para entonces ya sabremos mucho más de la que puede ser la consola definitiva de Microsoft.
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