Puede que te haya pasado alguna vez esto: estás en tu avión, de camino a hacer un viaje a otro país. Al embarcar te fijas en el exterior, viendo el aeropuerto o a los operarios preparando el avión. Cuando de repente te das cuenta del horror: ¡hay cinta adhesiva en los aviones!
Es lógico que al ver esto a uno le entre el miedo o el rechazo; al fin y al cabo estás en un aparato que, de fallar, podría llevarte a la muerte. Además, los aviones son maquinas muy complejas y grandes, por lo que a priori es razonable pensar que esta solución no es la más adecuada.
Nada más lejos de la realidad. Tal y como ha explicado el usuario de Twitter J. Morillas en un excelente hilo, no solo es algo más común de lo que crees, sino que además es una práctica con muchísimo sentido. La clave esta, efectivamente, en la cinta adhesiva.
La cinta adhesiva en los aviones no es lo que crees
Ante todo debemos pensar que un avión está sujeto a las inclemencias del cielo y al desgaste del tiempo; puede sufrir desperfectos de diversa índole que se pueden apreciar en el exterior fácilmente. El problema es que, a diferencia de por ejemplo un vehículo, nada puede quedar expuesto en un avión.
Morillas explica que esto es debido a que las corrientes de aire de unos 800 kilómetros por hora pueden llegar a dañar la parte expuesta, extendiendo así su daño por el resto del avión. Es aquí donde entra la "cinta" adhesiva.
Es logística pura: las piezas de recambio no siempre están disponibles para todos los aeropuertos y además en ocasiones (dependiendo de la pieza) se puede tardar demasiado tiempo en realizar el recambio. Las aerolíneas están autorizadas a realizar pequeñas reparaciones rápidas en caso de requerirse.
La cinta en cuestión se llama HST (High Speed Tape), que por su traducción se llamaría cinta de alta velocidad. Están compuestas de un adhesivo acrílico y aluminio y están probadas para resistir fuego, humedad y por supuesto (como su nombre indica) estas corrientes de alta velocidad. Concretamente, pueden soportar una velocidad de 800 kilómetros por hora, una tensión de 49 N/cm y un rango de temperaturas que comprende entre -54 y 149 grados celsius.
Esta cinta tiene diversas certificaciones para su uso, las cuáles encarecen el producto. Específicamente la HST tiene las certificaciones UL746C, UL723 de clase L con baja inflamabilidad y FAR 25.853a. Su precio no es algo de lo que podamos olvidarnos fácilmente: un rollo medio de 55 metros puede costar 100 euros, alcanzando en ocasiones los 700.
Por supuesto esta cinta no se pone al tun tun como se podría pensar; es aplicada por técnicos de mantenimiento excelentemente formados y se aplica en reparaciones cosméticas "en dispositivos no críticos", como asegura Morillas y siempre de acuerdo con la normativa aeronáutica internacional. De hecho el mismo Morillas deja claro que esta no es cinta adhesiva, sino una "herramienta sobradamente testada".
Como hemos dicho, es razonable que al ver aplicada la HST los usuarios se escandalicen ya que existe una desinformación generalizada acerca de su uso. El primer pensamiento al que llegamos es que es una solución cutre venida de una compañía de bajo coste, pero nada de eso: es la garantía de que tendremos un vuelo seguro gracias a su correcta aplicación y su importante labor. Además, como especifica Morillas, todas las compañías la usan, por lo que el valor económico de estas no influye en su calidad.
Por lo tanto, la próxima vez que subas a un avión y veas esa cinta aplicada en el avión, no temas: no es una cutrez ni nada peligroso, sino la confirmación de que podréis tener un vuelo seguro sin mayores percances.