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Microsoft ha probado con un fin de semana de 3 días, y la productividad mejora

4 noviembre, 2019 10:19

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Que no trabajamos igual que hace veinte años es tan obvio como que los principales culpables son nuevas tecnologías como Internet, los smartphones o la nube. Cualquier empresa que se precie no solo ha abrazado estas nuevas herramientas; también ha tenido en cuenta cómo cambian el entorno laboral y a sus empleados.

En ese sentido, puede que actuar como que nada ha cambiado sea lo más perjudicial. Conceptos que hasta ahora eran imperturbables, como la jornada laboral o la cantidad de días laborales, pueden no encajar con esta nueva manera de trabajar.

Gracias a los smartphones, a portátiles cada vez más finos y a tablets cada vez más potentes, podemos trabajar en prácticamente cualquier sitio; y en un mundo cada vez más conectado, en el que es posible hacer negocios con la otra punta del mundo en un instante, es cada vez más necesario.

La tecnología ha cambiado cómo trabajamos

Sin embargo, estas aparentes mejoras también tienen consecuencias perjudiciales para el trabajador. Por ejemplo, que nunca podamos desconectar del trabajo. Da igual que nuestra jornada laboral haya terminado, o que sea festivo, o incluso que sea fin de semana; con un smartphone, tenemos una oficina portátil que siempre requiere nuestra atención.

Aunque la tendencia es que el trabajo invada nuestra vida privada, hay propuestas que apelan lo contrario: que gracias a estos nuevos avances, deberíamos tener más tiempo para nosotros mismos.

Ahora la división japonesa de Microsoft ha probado un cambio en esa dirección: el fin de semana de tres días. Durante el pasado agosto, las oficinas de Microsoft en Japón sólo tuvieron cuatro días laborales a la semana.

Microsoft prueba el fin de semana de 3 días

2.300 empleados se vieron afectados, obteniendo un viernes festivo cada semana; este día libre no se descontó de las vacaciones, y los empleados cobraron lo mismo. La verdadera intención de este regalo era comprobar si afectaba a la productividad de la compañía.

Que haya sido precisamente la división japonesa de Microsoft la que haya probado primero este cambio es sorprendente; especialmente teniendo en cuenta la fama mundial que tienen los trabajadores japoneses. Tenemos la imagen del asalariado trajeado, dormido en el último tren, o peor aún, en su propia oficina de madrugada.

Desde la pos-guerra, Japón ha sido un país que se ha desvivido por el trabajo; algo que tuvo un papel importante en su milagro económico y su crecimiento como potencia económica mundial. Pero, ¿qué ocurre si les decimos a esos trabajadores que no tienen que venir el viernes?

Los resultados del estudio ya se han hecho públicos, y son sorprendentes; aunque no lo parezca, al haber pagado vacaciones a miles de empleados, en realidad la compañía ha ahorrado mucho dinero. Se usó un 23,1% menos de electricidad, y se imprimieron menos de la mitad de las páginas habituales.

Pero más importante es que la productividad de los empleados creció un 39,9%; por lo tanto, pese a estar menos tiempo en la oficina, en realidad se trabajó más. Este dato se apoya por el hecho de que los empleados se cogieron menos días para asuntos propios, una cuarta parte menos. Como tenían el viernes para hacer lo que necesitaban, podían centrarse en el trabajo.

Además, como apunta SoraNews24, la reacción de los trabajadores y de usuarios en redes sociales ha sido muy positiva; el 92,1% de los empleados prefirieron la semana laboral de cuatro días.

Por el momento, este es sólo un experimento, pero debido a los buenos resultados Microsoft ha decidido repetirlo el año que viene. Hay que tener en cuenta que el experimento se hizo en verano, cuando la cantidad de trabajo es menor y perder un día no es algo tan dramático.

Es un misterio si el fin de semana de 3 días funcionaría en los meses más duros para una compañía como Microsoft. Además, no todas las empresas podrían permitirse perder un día de esa manera; y algunos puestos de trabajo siempre deben estar cubiertos.

Por lo tanto, este experimento no garantiza nada, pero sí que ha avivado de nuevo la conversación de una jornada laboral adaptada a la vida moderna.