Es imposible comprender el complejo mundo de las tablets sin el iPad. Hace 10 años Steve Jobs presentó al mundo un nuevo formato de dispositivo que aunaba un generoso tamaño de pantalla con todo el poder del ecosistema de aplicaciones de Apple.
El primero de los iPad se presentó dos años y medio después dque el iPhone de primera generación. El smartphone de Apple en aquel momento estaba en plena carrera de despegue con el iPhone 3GS como punta de lanza de una revolución que acababa de nacer en Cupertino.
El iPad llegó en el mejor de los momentos. Por aquel entonces un smartphone de 4 pulgadas parecía enorme y el estándar se movía entre las 3 y las 3,5 pulgadas. El salto cuantitativo a las 9 pulgadas del iPad 1 tuvo una acogida extraordinaria por parte de un sector empresarial ávido de nuevos formatos que permitieran librarse de la pesada carga de un ordenador portátil.
El fenómeno 'postPC'
Con el iPad también llegó una corriente que quería olvidarse de todo lo que olía a PC. Los ordenadores portátiles por aquel entonces sufrían de una calidad de pantalla mediocre, un sistema operativo a años luz del Windows actual y una autonomía muy limitada. Algo que no comenzó a cambiar de verdad hasta la llegada de la Microsoft Surface (en 2013) mientras el iPad seguía aumentando su presencia en sectores clave.
Esa corriente autodenominada 'postPC' consiguió reafirmarse con la llegada de aplicaciones desarrolladas en exclusiva para trabajar en el iPad. Apps de correo electrónico, ofimática (Microsoft Office entre ellas), gestión de tareas, comunicación firmadas por la propia Apple y de terceros aterrizaban en la App Store casi diariamente. Además, todas finamente integradas en el ecosistema Apple a través de la nube. El iPad se convirtió en el compañero primordial para el iPhone y el éxito del primero vino a colación del éxito del segundo.
Desde el lanzamiento del iPad Pro en 2015, Apple quiere que traslademos todavía más tareas a la tablet. De hecho, lo vende como el verdadero sustituto de un ordenador portátil. Unas pretensiones que no han terminado de cuajar entre el público más generalista pues su sistema operativo sigue siendo 100% dependiente de aplicaciones. Esto elimina de un plumazo a las empresas que utilizan software tradicional.
El rumor del iPad con macOS lleva sobrevolando internet muchísimo tiempo sin que se haya traducido en nada material. Más bien todo lo contrario, la última apuesta de Apple para su tablet es iPadOS. Una adaptación de iOS que tiene como fin aprovechar mejor la pantalla de los iPad añadiendo algunas novedades como los widgets o la posibilidad de correr apps en pantalla partida.
En cuanto al futuro, tanto Microsoft como Apple están adaptando sus sistemas operativos de escritorio para que funcionen con chips ARM (la misma arquitectura de procesador que tienen los smartphones). Esto significará un aumento notable de la autonomía de los equipos haciendo desaparecer una de las ventajas de los iPad. Al mismo tiempo, estos nuevos sistemas operativos pueden correr programas tradicionales (cosa que los iPad no) además de construir equipos más finos y ligeros. Tendremos que esperar a las próximas generaciones para comprobar en qué segmento coloca Apple a los iPad y la respuesta del mercado.
El rey del consumo multimedia
El consumo de contenido multimedia también se estableció como uno de los usos principales del iPad. La revolución de los servicios de streaming como Netflix o HBO también ha servido como retroalimentación para el iPad en particular y las tablets en general.
Salvo honrosas excepciones como el Samsung Galaxy Fold, ver una serie o película en una pantalla de teléfono móvil es incómodo. Las tablets han encontrado ahí un uso excepcional a caballo entre el smartphone y el ordenador que las hacen perfectas para los viajes en tren o avión.
Es cierto que la venta de tablets lleva estancada varios ejercicios sin esperanzas un cambio a corto plazo. Más bien todo lo contrario si los smartphones plegables consiguen establecerse como un estándar. Engullendo el mercado de las tablets de menos pulgadas y dejando a las pantallas grandes campar a sus anchas mientras se comienzan a parecer a un ordenador.
El consumo de Netflix en tablets corresponde al 5% a nivel global situándolas como el formato menos representado. Para hacernos una idea, el smartphone ya acapara un 30%, el ordenador un 40% y la televisión un 25%, según datos de la propia compañía. Ese 5% encaja más o menos con el total de las ventas que representa las tablets en el mix tecnológico.
Android sigue intentándolo
Las tablets Android nacieron al calor del lanzamiento de un iPad que logró arrasar en ventas en los primeros años. Poco a poco, empresas como Samsung consiguieron hacerse un hueco en este complicado mundo y aún hoy lanzan tablets con Android en su interior. Su gama Galaxy Tab ha conseguido colocarse como la referencia en Android y tradicionalmente han implementado funciones más avanzadas que los iPad.
Si no es gracias a las capas de personalización de cada marca, las tablets no dejarían de ser smartphones con la pantalla más grande. Google, la propietaria de Android, lleva tiempo sin desarrollar grandes novedades para tablets mientras los smartphones no paran de crecer en tamaño. Esto último Apple lo ha sabido ver mejor limitando el tamaño de pantalla de sus iPhone para no comerse parte de las ventas de iPad.
También Huawei es otra de las gigantes en lanzar tablets año a año y Amazon no deja de hacer lo propio con su gama Fire. Si ya el panorama es incierto en las tablets de Apple, en Android quedarán como un sector todavía más reducido ante el empuje de los smartphone plegables.