Los respiradores se han convertido en el equipamiento sanitario más preciado desde que arrancó la pandemia del COVID-19. La escasez de estos dispositivos en los hospitales unido a la imposibilidad de acudir a un mercado internacional colapsado es solo un ingrediente más en el caos sanitario del país.
Algunas personas y asociaciones se pusieron manos a la obra para intentar fabricar respiradores utilizando la tecnología de impresión 3D junto con mecanismos y motores sencillos. Algunas han conseguido sacar adelante buenos productos pero sin las licencias y homologaciones pertinentes del Ministerio de Sanidad tienen prohibido su empleo en hospitales.
El pasado 2 de abril, el ministro de Sanidad anunció que habían alcanzado un acuerdo con la empresa Hersill, dedicada a la fabricación de respiradores, y con el fabricante de coches Seat para que comenzaran a fabricar respiradores a marchas forzadas.
Hersill, que ha recibido en las últimas horas la visita de Pedro Sánchez, es una empresa reconocida en el sector sanitario e incrementarán la producción hasta los 100 respiradores al día. En el otro lado de la moneda tenemos a Seat con una producción de 300 respiradores al día utilizando una adaptación de los motores de los limpiaparabrisas, pero por el momento sin licencia del Ministerio de Sanidad.
El respirador elegido
Fundada en España en 1973, Hersill tiene experiencia más que sobrada en la fabricación de dispositivos de respiración mecánica. Como nos podemos imagina, la evolución sanitaria ha sido extraordinaria en el casi medio siglo que nos separa de sus primeros prodcutos.
Uno de los últimos en llegar y en el que ha puesto la mirada el ministro de Sanidad Illa es el Vitae 40. Un dispositivo moderno cargado de electrónica que consigue recoger toda la tecnología moderna en menos de 1,4 kilogramos, según podemos leer en la ficha del producto.
Quizá haya sido ese uno de los puntos a favor más importantes pues lo hace perfecto para adaptarse a casi cualquier escenario. Puede usarse en una ambulancia colgado o con un pie al lado de la cama de un hospital. Los respiradores más antiguos son aparatos pesados que necesitan llevarse montados en carros con ruedas para poder transportarse convirtiéndolos en poco flexibles.
Entre las especificaciones del Vitae 40 nos encontramos conectividad a través de Bluetooth y WiFi. Según la ficha técnica, sirven para descargar los registros de ventilación de cada paciente para estudiarlos a posteriori con detenimiento o como conexión para monitoreo en tiempo real. Hersill lo describe como "el más moderno respirador de mano con prestaciones de cuidados intensivos".
Garantizar los componentes para mantener la cadena de montaje es uno de los principales problemas en el estado mundial actual. El Vitae 40 necesita de electroválvulas fabricadas en Estados Unidos y Hersill tan solo contaba con stock para fabricar las primeras 100 unidades (entregadas ayer). Para garantizar un suministro estable se han aliado con Escribano Mechanical & Engineering, empresa española con instalaciones en la también madrileña Alcalá de Henares.
Una vez entregadas las unidades americanas comenzarán Hersill a fabricar el modelo Vitae 40-19 empleando electroválvulas suizas cuyo suministro está garantizado por Escribano M&E. La alianza cobra aún más importancia tras conocerse que la producción de Hersill pasará de 10 a 100 respiradores fabricados al día, número que esperan alcanzar el 13 de abril.
Impresoras a pleno rendimiento
Por otro lado, hace unos días conocimos la iniciativa de varios médicos, ingenieros y personal de la Fundación Cotec para el desarrollo de un respirador low cost. Que intentara paliar las gravísimas consecuencias de la escasez de este tipo de dispositivo.
Para ello, desarrollan planos de código abierto para que impresoras 3D de España y de todo el mundo consigan fabricar respiradores. Algunos de los proyectos están llegando a buen puerto en cuanto a rendimiento, pero siguen a la espera de los permisos necesarios de sanidad. En este caso, es algo más complicado pues se basa en una fabricación más artesanal, aunque su proyecto está enfocado a lo mismo: salvar vidas.