El avance imparable de la tecnología ha invadido nuestros hogares y coches. Hoy en día podemos tener todo tipo de dispositivos para convertir nuestro hogar en inteligente y nuestros vehículos están equipados con los últimos avances en conectividad y funciones para ofrecernos el máximo confort.
Ahora bien, esto también implica que los ciberdelincuentes ven nuevas puertas para ciberataques en las smarthomes y los vehículos conectados. Incluso la Agencia Europea para la Ciberseguridad (ENISA) está trabajando en una acreditación que los distintos fabricantes de coches deberá obtener para poder venderlos.
Como indican desde Panda Security, los coches inteligentes tienen una gran carga tecnológica y dependen en gran medida de sus sistemas integrados para funcionar. Un ataque o brecha de seguridad en esos sistemas significaría no solo poner en peligro al propio vehículo, sino también a los ocupantes y al resto de personas en la carretera.
Los atacantes podrían, por ejemplo, aprovechar fallos de seguridad en las aplicaciones de los smartphones de los conductores, que se conectan a los sistemas de infoentretenimiento de los coches, para robar información e incluso tomar el control. Un ejemplo de este tipo de ataques lo vimos en 2015, cuando dos expertos en ciberseguridad consiguieron hackear los sistemas eléctricos de un Jeep Cherokee, sin tener acceso físico al coche, y obligó a la compañía a retirar y corregir más de un millón de unidades.
Asistentes en el hogar
Al mismo tiempo, los asistentes inteligentes en el hogar se han abierto camino y ya es fácil encontrarlos en millones de hogares. Google, Amazon o Apple venden millones de dispositivos de este tipo y, a su vez, ha provocado que el mercado de accesorios y gadgets conectados compatibles con estas plataformas se multiplique. Luces, cámaras de todo tipo, sensores, alarmas, electrodomésticos conectados…
Los hogares conectados son otro vector de ataque de los ciberdelincuentes. Si fuesen capaces de hackear una cámara, podría ver lo que ocurre en el interior, controlar sensores, desactivar alarmas o aprovechar una vulnerabilidad en los dispositivos para entrar en la WiFi e interceptar todo el tráfico de la red.
Está claro que la tecnología nos hace la vida más fácil y es útil en nuestras rutinas del día a día, pero los hackers siempre están ahí. Por parte de fabricantes, desarrolladores y autoridades se seguirá trabajando para aumentar las medidas de seguridad de estos ecosistemas, pero si además añadimos una solución de seguridad por nuestra parte, que vigile las conexiones a Internet y la seguridad de los dispositivos, conseguiremos minimizar los riesgos.