El día 19 de febrero se producía una de las compras más memorables de software que se recuerdan: la entonces llamada Facebook compraba WhatsApp por 22.000 millones de dólares, la aplicación de mensajería del momento. Una compra que no estuvo exenta de polémica, debido a las promesas rotas de su CEO, Mark Zuckerberg, en las que negaba que la aplicación compartiría la información de sus usuarios con Facebook. Ahora, uno de los exdirectivos de WhatsApp se arrepiente de ello.
Neej Arora, allá por el año 2014, era Chief Business Officer en WhatsApp, y según él mismo explica en un hilo bastante duro, ayudó a la negociación de la compra para vender la aplicación a la actual Meta. Sus palabras no dejan duda: "Hoy, me arrepiento. Aquí es cuando las cosas salieron mal". Actualmente, Arora trabaja en una red social llamada Hallo.
La clave, según Arora, es que Mark Zuckerberg prometió al equipo de WhatsApp mantener intacta su base principal. Es decir, su forma de trabajo, sus objetivos, etcétera. Pero Zuckerberg mintió. De hecho, el propio equipo de WhatsApp que se negó en varias ocasiones a la compra, le propuso una serie de condiciones a Facebook para realizar la compra, y ninguna de estas se ha respetado.
Facebook mintió
Arora explica cómo se estructuraba WhatsApp en aquel momento. Habla con alegría sobre cómo WhatsApp era una grandísima aplicación para el momento; ahorraba a las personas tener que "pagar tarifas de SMS o llamadas de larga distancia", y permitía una comunicación instantánea. El único inconveniente era que los usuarios tenían que pagar un euro para usar el servicio, una cifra hoy en día irrisoria.
Como es lógico, el hecho de que WhatsApp estuviera generando tantísimo interés, fue lo que motivó a Facebook a ofrecerse para comprar la aplicación. Esta fue fundada por Brian Acton y Jan Koum, en el año 2009 y en el 2011 Arora se uniría al equipo como Chief Business Officer. Es decir, Arora estaba directamente implicado en toda esta operación.
Arora explica que Zuckerberg realizó varias ofertas de compra, con las primeras siendo rechazadas. No fue hasta 2014 que Facebook cambió el enfoque. La clave estaba en que más que una compra per se, Facebook ofreció una compra que hacía entrever que esta sería una unión entre las dos empresas, una asociación glorificada, pero con los mismos objetivos e ideas.
Comienzan las promesas; Zuckerberg y su equipo ofrecieron todo tipo de ventajas. Un puesto en la administración directa para Jan Koum, oficinas para los directivos en Mountain View (sí, donde está la sede de Google) y de ninguna forma implementar publicidad en el servicio.
También se habló de que WhatsApp tendría independencia total sobre las decisiones de la app, y sobre implementar el cifrado de extremo a extremo. Tal fue la desconfianza de WhatsApp respecto a esta compra que hasta el propio Acton, tal y como revela Arora, escribió una nota con las condiciones que se debían respetar sí o sí en aquel momento que rezaba lo siguiente:
- No Ads! - ¡Sin anuncios!
- No games! - ¡Sin juegos!
- No gimmicks - ¡Sin trucos!
Esta nota venía a resumir las condiciones que Facebook debía respetar en todo momento: nada de anuncios y más importante aún, ni hacer un seguimiento de usuarios entre Facebook y WhatsApp ni usar datos de los usuarios. Arora cuenta que él fue una persona clave en la negociación de compra, y cuenta cómo el tiempo ha acabado dejándole claro que fue un error.
Y Arora no ha sido el único. En 2018, el propio Brian Acton no solo renegó enormemente de Facebook, sino que llegó a pedir que lo borraran con el hashtag #DeleteFacebook. No es para menos, y no hace falta remontarse muy atrás para ver que Facebook efectivamente ha faltado a estas condiciones, imponiendo en sus condiciones de servicio el compartir datos entre WhatsApp y Facebook.
Arora menciona que fue en 2017 cuando todo empezó a venirse abajo. No solo por las experiencias de Brian Acton respecto a esta compra, sino por el estallido del escándalo de Cambridge Analytica en 2018. Arora razona que WhatsApp es, actualmente, la "segunda plataforma más grande" de Meta, y que actualmente la app no es más que "una sombra del producto en el que vertimos nuestros corazones".
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