Estamos en los últimos coletazos de una tormenta geomagnética ocurrida esta semana. Es un fenómeno espacial que se espera que culmine en las próximas horas después de haber llegado a través del día 17, y que podría causar ciertos problemas en la infraestructura de las telecomunicaciones del planeta.
[Los posibles efectos de la eyección solar que alcanzó a la Tierra el 21 de julio]
El Centro de Predicción del Clima Espacial de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense anunció el pasado día 16 que una tormenta geomagnética de categoría G3 (de un máximo de 5) alcanzaría la Tierra entre los días 17 y 19. Por ende, estamos en la recta final de esta tormenta, que a esta fecha ya ha bajado de categoría a G2.
Estas tormentas se suceden cuando los vientos solares alcanzan una energía lo suficientemente alta como para llegar a nuestro planeta. Estas tormentas pueden tener duraciones de hasta varias horas, y dependen principalmente de las eyecciones de masa coronal o CME, que determinan su intensidad. ¿Cómo podría afectarnos?
Una tormenta geomagnética
Estas tormentas son perturbaciones temporales que afectan principalmente a la magnetósfera terrestre. Se causan principalmente o bien por una eyección de masa coronal que interactúa con nuestro campo magnético terrestre o por una onda de choque de viento solar. Nacen, básicamente, de las alteraciones que las corrientes de partículas que se eyectan desde el Sol sufren.
El viento solar sufre un incremento de la presión que comprime la , y el campo magnético del viento solar interactúa con el de la Tierra, transfiriendo esa energía a la magnetósfera. Ambas interacciones provocan que el movimiento del plasma sucedido a través de la magnetósfera se muevan más, así como un incremento en la corriente eléctrica de la magnetosfera y la ionosfera.
La duración de estas tormentas puede variar principalmente dependiendo de la velocidad a la que lleguen. Se dan lugar con el máximo solar, un período de mayor actividad solar sucedido en períodos de 11 años. Se espera que el punto máximo de este período llegue en 2025.
Si bien la NOAA ha querido calmar los ánimos asegurando que las tormentas de categoría G3 suelen ser mínimos, pueden provocar "que las auroras boreales se desvíen de su lugar de residencia habitual". De esta forma, las auroras podrían ser vistas desde partes del mundo como Pensilvania, Iowa u Oregón.
¿Qué efectos tiene?
El punto más álgido de esta tormenta llegó el día 18, momento en el cual estaba catalogada como G3. El día 17 bajó a G1 y hoy ha ascendido a G2. Por ende, podemos estar tranquilos ya que los impactos sobre la infraestructura de telecomunicaciones y satélites espaciales de la Tierra no se ve comprometida.
Los efectos de estas tormentas geomagnéticas pueden ser dañinos para los sistemas de comunicación y redes eléctricas. Esta que estamos viviendo en concreto no debería tener un nivel de fuerza como para provocar estragos, pero en sus mayores estadios (por ejemplo, en categoría G4) podría provocar fallos en señales GPS, problemas en sistemas de navegación o daños electrónicos en naves espaciales.
También podrían afectar a la telefonía terrestre, generar fallos en la red de Internet pudiendo dejar a grandes regiones sin conexión. Estas tormentas podrían incluso llegar a dañar los cables submarinos que establecen la red global de fibra óptica a través de repetidores eléctricos, y una gran tormenta dejaría a una buena parte del mundo incomunicada, con consecuencias que podrían durar meses.