Moto G30, análisis: un móvil barato que usa la fiabilidad como reclamo
El Moto G30 de Motorola es un móvil que ataca la gama media-baja ofreciendo lo que un usuario buscaría si lo que quiere es un teléfono sin demasiadas complicaciones.
18 mayo, 2021 01:57Noticias relacionadas
En España el mercado de la telefonía móvil de gama media y los principales impulsores de diferentes alternativas son Xiaomi, Samsung y Realme. Sin embargo este camino para tener un móvil bueno, bonito y barato lo abrió Motorola. Es la responsable de ser una de las primeras marcas que ofrecía el todo lo que se necesita en un móvil, a bajo precio. Cimentó el concepto de gama media.
La marca ha llevado un camino irregular, tras pasar por Google, ahora es Lenovo la que vuelve a sacarle brillo y quiere recuperar el terreno perdido con el Moto G30, un terminal con el que quiere volver a convertirse en ese teléfono a recomendar con los ojos cerrados. El centrarse en la gama media no indica que Motorola no sea capaz de demostrar músculo, y así lo hace con los Moto Razr o los Moto Edge, pero aquí, la aspiración es distinta.
El Moto G30 no es un móvil que sorprenda, pero tampoco le hace falta. Con un planteamiento que parte de los 179 euros quiere apelar a la confianza de ser una marca conocida y con el reto de la presión que suponen Realme y Xiaomi en el mercado de la gama media y baja.
Diseño confiable
El Moto G30 apuesta por un diseño que ya hemos visto antes. Un módulo de cámara con 4 sensores, el sensor de huellas en la parte trasera y la muesca tipo 'gota' en la parte frontal son ya elementos característicos de los teléfonos Android de anteriores generaciones. No es un teléfono que arriesgue con el diseño. No es un problema, pisa sobre seguro.
¿Por qué? Porque no es un misterio que muchos fabricantes apuestan por diseños extremadamente llamativos para ocultar carencias en sus dispositivos. El ejemplo claro lo tenemos en los materiales de construcción; en muchas ocasiones, el cristal intenta ofrecer una imagen de dispositivo premium sin que éste lo sea.
El Moto G30 se quita esto de encima. Tenemos un diseño sencillo pero que es agradable a la vista. Marcos de pantalla algo más prominentes de lo habitual, pero en con un tamaño de panel de 6,5 pulgadas. Un acabado plástico en la parte trasera pero que se siente sólido y robusto. Sensor de huellas capacitivo en la parte trasera y un jack de 3,5 milímetros para auriculares en la parte superior.
El Moto G30 es agradable a la mano y no sientes que el teléfono te vaya a fallar pese a que toca el sector de la gama baja con algunos detalles, como la resolución de la pantalla HD. Es ligero pese a tener una gran batería y además es ergonómico. De nuevo, volvemos a lo mismo: fiabilidad por encima de estética.
Es reconfortante, ya que es habitual que en los rangos de precio en los que nos estamos moviendo, el fabricante tienda a pasar la tijera con demasiada fiereza en algunas ocasiones, sacrificando por el camino los materiales de construcción o quitando características muy útiles como el jack de 3,5 milímetros.
Pantalla: fluidez ante todo
Es en este momento en el que nos debemos olvidar de grandes características, sobre todo si comparamos al Moto G30 con teléfonos más caros. Afortunadamente, Motorola ha sabido mantener el equilibrio en los puntos clave de este teléfono. Uno de ellos es la pantalla: 6,5 pulgadas con tecnología LCD y resolución HD+ de 1600 x 720 píxeles. El brillo es correcto, y nos permitirá ver la pantalla en plena luz sin demasiadas dificultades.
Sí, tener 6,5 pulgadas de diagonal en la pantalla y tener una resolución tan comedida genera que en algunas situaciones los píxeles del panel se noten. Distinguimos algunos dientes de sierra en el texto y el brillo se oscurece en ángulos de visión complicados. Pero a cambio, el Moto G30 responde con dos añadidos: una buena calibración del panel y una tasa de refresco de 90 Hz.
La segunda sin duda alguna es la más importante. Tener una tasa de refresco superior a 60 hercios consigue no sólo que el sistema se sienta más rápido, sino que la pantalla se sienta más fluida. La experiencia de moverse por la interfaz a mayor fluidez consigue que estos problemas se pasen por alto en la mayoría de ocasiones.
Rendimiento y conectividad
Pero de nada sirve que la pantalla o el diseño sean buenos si el teléfono no rinde como debería. Al final, será uno de los aparatos que más usemos, sino el que más. En este sentido, de nuevo Motorola ha tenido a bien equilibrar la problemática de tener que ofrecer un buen hardware a un precio contenido.
El procesador que da vida al Moto G30 es el Qualcomm Snapdragon 662, y le acompañan 4 GB de memoria RAM y 128 GB de almacenamiento interno, con compatibilidad con tarjetas microSD. No tenemos conectividad 5G, pero por otra parte conseguimos NFC, Bluetooth 5.0y carga rápida, además de resistencia a salpicaduras IP52.
Todo ello con Android 11. Una capa que destaca por ser totalmente limpia, sin apenas añadidos y con pequeños detallitos de personalización de la interfaz que nunca vienen mal. No nos olvidamos tampoco de los gestos de Moto, como el de encender la linterna haciendo dos sacudidas del teléfono en el aire o el de encender la cámara volteando dos veces el dispositivo.
El rendimiento en líneas generales es positivo. No hemos notado trabas de ningún tipo en la interfaz del sistema, y en parte juegan un papel importante los 90 Hz, que dan una sensación de fluidez muy necesaria. No notaremos retardo en un uso normal y las aplicaciones abrirán con cierta soltura. Por supuesto no podemos exigirle un rendimiento extremo de gama alta, pero será más que suficiente.
No es tanto así en el apartado de los juegos. En títulos más exigentes como Genshin Impact el Moto G30 tendrá algunas pequeñas dificultades, notando algún tirón que otro por el camino. Nada dramático, más contextualizando el precio de 179 euros al que se puede encontrar este teléfono de gama media. Pero este no es un teléfono para jugar a juegos pesados.
Para la mayoría de usuarios, el rendimiento del Moto G30 es más que suficiente, quizá quien busque más potencia para un uso más intensivo sí se le quedará corto. Sin embargo, Motorola vuelve a hacer hincapié en ser reclamo en la gama media, y compite de tú a tú con otras alternativas de precios similares.
Batería: olvídate del cargador
Desde un tiempo a esta parte hemos presenciado cómo los fabricantes han estado incluyendo grandes baterías en sus smartphones más baratos. Tiene todo el sentido del mundo, ya que si el usuario no va a hacer un uso exigente del teléfono y no necesita grandes características, la autonomía puede ser un gran reclamo de venta.
Motorola ha hecho esto mismo con su G30, incluyendo una generosa batería de 5.000 mAh con carga de 15W. La autonomía es excelente sin ningún tipo de matiz; un usuario poco exigente alcanzará fácilmente los dos días de uso continuado. Recordemos; una pantalla sin demasiada resolución, un procesador de potencia media... La autonomía es buena, incluso exigiéndole al terminal.
Incluso si 'exprimimos' el Moto G30 y nos ponemos a jugar (algo que tampoco es especialmente recomendable con títulos exigentes), alcanzaremos una media de 7 horas de pantalla, y estirándola, la autonomía alcanzará las 9 horas de pantalla de corrido. Buenas noticias para los usuarios, sin duda.
Cámaras: punto a mejorar
Como ocurre con el resto del dispositivo, el Moto G30 apuesta por una combinación de cámaras archiconocidas. En total, contamos con 4 sensores, de los cuales 2 son realmente útiles, mientra que los otros dos son poco prácticos en el día a día. El sensor principal es de 64 megapíxeles F/1.7 y le acompaña un gran angular de 8 megapíxeles F/2.2. Adicionalmente, tenemos un sensor macro de 2 megapíxeles y un sensor de profundidad para el modo retrato.
Debido al precio que tiene, el apartado fotográfico es donde más flaquea el Moto G30. Las fotos, en condiciones lumínicas favorables (de día o en exteriores) son buenas. Sin embargo aspiramos a tomas con más calidad, quizás nos llevemos una decepción; se evidencia una falta de detalle en las tomas, y sobre todo, el rango dinámico tiene problemas para gestionar situaciones complicadas (contraluces, por ejemplo).
El gran angular tiene más o menos el mismo problema. No nos arrojará fotos malas en ningún momento, pero este sensor tiene menor luminosidad y menor resolución. Por lo que las fotos serán peores que con la cámara principal y con menor detalle. Para situaciones puntuales puede funcionar, pero estaremos lejos de resultados impresionantes.
Por su parte el sensor macro, al tener tan poca resolución, es poco usable y cuando cae la noche, las fotos pierden prácticamente todo el detalle, obteniendo un efecto acuarela notable. Sí, contamos con un modo noche para forzar la exposición, pero como mucho conseguiremos levantar un poco las luces más importantes.
Sí que encontramos un buen desempeño en la cámara frontal, que consigue captar más detalle que la cámara trasera. Volvemos a tener los mismos problemas de definición, pero en ocasiones hemos notado que algunas fotos tomadas con la delantera eran más aprovechables que las tomadas con la trasera.
En resumen, en condiciones óptimas tendremos unos buenos resultados, pero no podremos aprovechar del todo la versatilidad de las lentes. Eso sí, debemos de ser conscientes qué móvil tenemos entre manos y el precio que cuesta para saber hasta dónde se le puede exigir.
Conclusión: un buen equilibrio
Es muy común que cuando un teléfono Android baja de los 200 euros, como es el caso de este Moto G30, los fabricantes tomen medidas drásticas para reducir unos costes de producción cada vez más altos. Este Motorola Moto G30 no está exento de esos recortes, y lo vemos en sus cámaras sin ir más lejos. Pero a cambio el precio del G30 nos parece adecuado: 179 euros que creemos que son más que justos.
El Moto G30 no da la sensación de estar limitado, como sí ocurre en otros smartphones Android. Cumple con lo que promete, y por mucho que no sea tan llamativo como dispositivos con más aspiraciones, está pensado para cumplir hasta el final en la aspiración de ser el móvil con el perfecto equilibrio para quien no quiere invertir demasiado.