Los relojes y pulseras inteligentes han cogido gran tracción en España y son cada vez más los dueños de un smartphone que también cuentan con un dispositivo de este tipo en su muñeca. Se han convertido ya en un complemento tecnológico más del día a día para millones de usuarios prácticamente como una extensión de sus teléfonos.
Algunos son prácticamente móviles en pequeño formato desde donde hacer llamadas, responder correos o usar aplicaciones cada vez más avanzadas. Otros, en cambio, apuestan por la faceta más deportiva. Este último es el caso del Amazfit T-Rex Pro (169 euros), el reloj más resistente y completo fabricado por Zepp hasta la fecha, y que viene a sustituir al T-Rex que pudimos probar hace unos meses.
El Amazfit T-Rex Pro no es un reloj de los denominados 'para todo el mundo'. Es grande y quizá algo tosco si lo comparamos con otras propuestas de la marca como el Amazfit GTS 2e, mucho más refinadas y menos voluminosas. Pero para quien sepa apreciar sus cualidades, se convertirá en el compañero de fatigas perfecto.
Grande y fuerte
Si hay algo que salta a la vista del T-Rex Pro es que es un reloj grande y resistente. Su pantalla protegida por una corona de polímero nos indica que no estamos delante uno de esos relojes diseñados para los que practican deporte en el terreno urbanita. Algo así como comparar unas botas de montaña con unas zapatillas de running. Las dos son para practicar deporte, pero no son lo mismo.
Tiene un diámetro de 47,7 milímetros por un grosor de 13,5, pero no se hace realmente pesado gracias a que está construido con plástico y en la báscula no llega por poco a los 60 gramos. Por ello, a pesar de ser grande, no se hace pesado llevarlo en el día a día y terminaremos por acostumbrarnos. E incluso durmiendo con él para aprovechar el seguimiento del sueño.
En cuanto a la pantalla, recurre a un panel AMOLED de 1,3 pulgadas que se ve realmente bien. Tanto la resolución (360 x 360 píxeles) como el brillo hacen que se vea todo definido y tan solo se queda algo corto cuando hay mucho sol. Pero nada alarmante ni por detrás de otras pantallas de este tipo gracias en gran parte al ajuste automático del brillo.
Según la propia Amazfit, el T-Rex Pro cuenta con resistencia de categoría militar capaz de sobrevivir a todo tipo de maltratos como someterlo a 70 grados de calor, -40 grados de frío, resistencia a la humedad, a la niebla salida, al hielo, a la nieve a impactos... Un auténtico todoterreno. Debido a eso, puede ser una alternativa excelente para aquellas personas que realizan trabajos con mucha probabilidad de que el reloj se lleve golpes o en terrenos tan complicados como el agua de mar.
Deporte por bandera
Pero si hay algo en lo que destacan los relojes inteligentes de Amazfit, eso es la práctica deportiva. Más todavía en un reloj con unas especificaciones tan 'extremas' como este T-Rex Pro.
El reloj incluye la detección de ocho modos de deporte de forma automática que se completan con un total de 100 deportes con los que el reloj es capaz de trabajar. El rendimiento en este aspecto es realmente bueno y los sistemas de posicionamiento (que el propio usuario puede elegir) consiguen una fiabilidad reseñable. El T-Rex Pro cuenta con GPS, GLONASS, GALILEO y Beidou.
Tanto para la práctica deportiva como para la monitorización del día a día, el T-Rex Pro dispone de un sensor de frecuencia cardiaca que registrará el ritmo durante las 24 horas del día y otro sensor extra para medir la saturación de oxígeno en sangre. El reloj es capaz de los grandes cambios de altura y alertará al usuario para que se mida la saturación de oxígeno en sangre.
El reloj también incluye algunas funciones extra interesantes como una app de recordatorios, otra para ver el tiempo, barómetro, brújula, gestión del reproductor de música del móvil o la medición del estrés. Pero echamos de menos otras funciones como puede ser una que permita pagar con un chip NFC que ya se está convirtiendo casi en un estándar en algunos fabricantes. O la capacidad para responder notificaciones como mensajes de WhatsApp.
Por último en este apartado de software, podemos destacar la aplicación Zepp desde donde gestionar el reloj y poder visualizar datos mucho más complejos que en las 1,3 pulgadas del T-Rex Pro sería imposible. Está disponible tanto para iOS como para Android y en ella se registra el sueño, las actividades deportivas y todos los parámetros como el histórico de frecuencia cardiaca.
Otro punto importante es el relacionado con la autonomía donde este reloj Amazfit saca muy buena nota. Sin usar el GPS, la batería puede alcanzar los 11 o 12 días sin demasiadas complicaciones y con notificaciones activadas. Pero los 390 mAh tan solo proporcionarán 4 o 5 si usamos el GPS durante una hora u hora y media al día.
¿Me lo compro?
El Amazfit T-Rex Pro no es un reloj para todo el mundo. No tanto por su amplísima carta de funciones como por el aspecto físico tan voluminoso y aparatoso. Para según qué trabajos manuales delicados, no sería un reloj inteligente a recomendar. Tampoco para las personas que busquen algo discreto que pueda llevarse con todo tipo de vestimenta.
Ahora bien, para el usuario más deportivo que busque un reloj para 'maltratarlo' con deportes extremos, condiciones climáticas adversas y quiera contar con unas mediciones sobresalientes, el Amazfit T-Rex Pro por 169 euros es, sin duda alguna, una de las mejores alternativas del mercado.
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