Muy lejos quedan las dos semanas de cuarentena que tuve que pasar recluida en una habitación para no contagiar a mi familia de Covid-19. Fue durante la segunda ola de España, cuando ni siquiera había vacunas, pero no es fácil de olvidar una situación tan extraña, en la que mi dependencia de la tecnología creció de forma extrema para teletrabajar, ver series, hacer videollamadas y leer. Por eso, al recibir en casa el Smart Monitor M5 de Samsung, pensé inmediatamente en lo fáciles que habrían sido esas semanas de haberlo tenido conmigo.
La serie Smart Monitor de Samsung reúne dos conceptos de pantalla en uno: teletrabajo y ocio. Bien sea trabajar con Excel mientras tenemos el ordenador conectado... hasta ver la última película de Netflix gracias a su sistema de SmartTV que integra. En este caso, hablamos del modelo M5 de 27 pulgadas cuyo precio es de 299 euros; precio y características modestas en una pantalla que promete principalmente versatilidad.
Quienes hayan pasado un confinamiento similar, me comprenderán. Reducir las 24 horas del día a una habitación de la casa y un cuarto de baño, saludando al otro lado del pasillo al resto de la familia enfundados en mascarillas es una experiencia divertida al principio, horrible cuando los síntomas son más graves y tediosa cuando ya no sabes con qué entretenerte.
Cuando ya se habían pasado los peores síntomas, teletrabaja con mi portátil, veía series en una tablet y me comunicaba con el móvil. Soy consciente que era de los afortunados por tener tanta variedad de dispositivos a mi alcance, pero un monitor como el Smart Monitor M5 lo hubiera aglutinado todo, facilitando el paso entre el trabajo y el ocio en una misma habitación.
El mando a distancia sirve de puente entre ambos mundos: para trabajar, activas la conexión con el ordenador por HDMI o de forma inalámbrica; mientras que para ver una serie basta con darle al botón de Netflix o puedes abrir YouTube y buscar un tutorial de deporte para estirar la espalda después de pasar tantas horas sentado.
Incluso se pueden encontrar buenos contenidos en los cientos de canales de televisión que ofrece gratis Samsung TV Plus. No son muchos, pero siempre hay algo en lo que quedarse enganchado un rato: programas de cocina internacionales, deporte, música o series infantiles. También es posible conectar tu consola y utilizar la función Ultrawide Game View que alarga la imagen en 21:9 para tener más visión de juego.
Así he pasado las últimas semanas, trabajando y relajándome frente a esta pantalla para explorar todas sus posibilidades, aunque esta vez podía salir de la habitación e incluso a la calle para no perder la cabeza. Lejos ya de cuarentenas tan extremas, este monitor puede también ser una solución cómoda y barata para quienes tienen poco espacio en casa.
Imagen y sonido
Las 27 pulgadas de esta pantalla son suficientes para tener varias ventanas y programas abiertos. Es el tamaño justo para trabajar con comodidad sin forzar el cuello (salvo si prefieres las pantallas extragrandes) y sin necesitar otras pantallas, aunque en mi caso he relegado las aplicaciones de mensajería y otros programas de menor importancia a la pantalla del ordenador, en un lateral.
Samsung ha optado por cubrir el monitor con un color blanco con relieve en la parte trasera, esto depende más de la decoración de cada casa y el gusto del usuario. Se agradece que los bordes sean tan finos, también en la parte inferior. El mango de soporte y la base, que también son blancos y no ocupan mucho espacio.
La base es una placa delgada de 193,5 mm sobre la que se pueden colocar otros objetos como el mando a distancia o el ordenador, si la pantalla se eleva lo suficiente. En este sentido, el monitor se desplaza hacia arriba y abajo en un rango amplio, aunque no es fácil moverlo. Sí es más sencillo inclinar la pantalla en dirección a la mesa o al techo.
En cuanto a la resolución, el monitor cuenta con calidad FullHD de 1.920x1.080 píxeles, un estándar algo bajo para lo que se está lanzando ya al mercado de televisores, monitores de ordenador e incluso móviles. No se pueden reproducir contenidos en 4K por ejemplo, pero eso no significa que las imágenes no se vean bien, con colores llamativos y buena luz.
Simplemente este modelo no está destinado a quienes aspiran a ver con sumo detalle las imágenes como los profesionales que crean contenido. Lo mismo ocurre con el sonido, el volumen es bueno y sin grandes distorsiones, aunque los detallistas de la música preferirán invertir en altavoces o auriculares más premium.
El brillo de la pantalla es alto, hasta 250 cd/㎡, yo lo he ajustado bajo para no forzar la vista trabajando. Sin embargo, el ángulo de visión se nota al mover la cabeza un poco, las esquinas se empiezan a oscurecer con facilidad.
Para quienes pasan desde sol a sol frente al televisor, Samsung ofrece el modo dinámico para ajustar el brillo, el contraste y la nitidez de forma automática según si la habitación está más o menos iluminada a lo largo del día. Esto suena muy interesante, pero en la práctica lo he tenido que desactivar rápidamente y aplicar los ajustes personales, pues el brillo era demasiado alto para lo que mis ojos podían soportar, también esto va por gustos.
Si el objetivo es leer documentos en la pantalla, también se puede hacer uso del modo descanso que suaviza el impacto de la luz en ojos aplicando un tono amarillo que se pueden nivelar en múltiples intensidades. Son opciones prácticas, pero que no se suelen usar con mucha frecuencia.
"Google, abre Netflix"
En líneas generales he estado usando la pantalla para trabajar compartiéndola con el ordenador del trabajo a través del cable HDMI que incluye la propia caja. Es la opción más rápida y eficaz, frente a la conexión inalámbrica que da con más frecuencia fallos en la conexión.
Una vez se coloca en la mesa con el ordenador al lado no hay que estar desenchufando el portátil para hacer uso del resto de funciones del televisor. Con el mando a distancia se accede a todo en un momento: entre plataformas de streaming, canales de televisión y distintas conexiones con el móvil o el ordenador.
El mando a distancia se ha fabricado, en parte, con plástico reciclado para reducir la huella de carbono, y en el modelo de 43 pulgadas cuenta con carga solar o por USB, pero el de 27 pulgadas sigue dependiendo de las tradicionales pilas. Eso sí, integra el asistente de Google al que dar órdenes por voz: "Google, abre Netflix".
Basado en Tizen, su sistema operativo es muy intuitivo y en pocos minutos se localizan las principales funciones y ajustes. Además del HDMI, es posible conectar mediante Bluetooth y WiFi el monitor a otros dispositivos.
Aquellos que tengan un móvil de la misma marca podrán aprovechar la tecnología Samsung Dex para utilizar el smartphone como un PC en el televisor, pero con otras marcas la función de proyectar la pantalla da problemas. Mientras que en el caso de los usuarios de Apple, con AirPlay 2 pueden convertir el monitor en una prolongación del MacBook o el iPhone.
También es posible olvidarse del ordenador y el móvil y trabajar solo con el monitor y la nube de Microsoft 365. Si usas este servicio con documentos, hojas de cálculos y otros archivos, puedes trabajar en remoto sin tener que llevar el PC de la oficina a casa.
¿Me lo compro?
No hace falta que haya una pandemia en el mundo para sacarle partido al Samsung Smart Monitor M5. Este equipo es una buena opción para aquellas personas que viven en casas con poco espacio y combinan el salón con el despacho. Poniendo el monitor encima de una mesa, de día puede servir de escritorio de trabajo y por la tarde se convierte en televisor desde un sofá colocado detrás de la mesa.
Su precio de 299 euros también va enfocado a estos consumidores, es un precio muy asequible que ofrece dos productos en uno. Quizás no sea ni el mejor televisor, ni el mejor monitor para trabajar, pero juntos son una solución interesante para hacer balance entre el mundo laboral y el de ocio dentro de un mismo espacio.
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