Si hay una tendencia que en los últimos años ha ido instaurándose en el mercado telefónico español, es sin duda la de ofrecer buenos terminales a precios casi irrisorios. En España firmas como realme ya nos tienen acostumbrados a lanzamientos que destacan por ofrecer un buen pack de características a costes absurdos, haciendo que la gama media cada vez esté menos distante de la gama alta en ciertos dispositivos. Es lo que pretende este realme 10, el teléfono que promete ser para todo el mundo.
No es un misterio que el rango de los 200 euros es un terreno difícil para las firmas, ya que es uno de los más cotizados. La estrategia de realme con su (valga la redundancia) realme 10 es clara: que el usuario que se decida a comprarlo no se vea mermado en absolutamente nada, y que no eche de menos ninguna función o característica. Y lo tiene difícil, sobre todo teniendo un coste de 229 euros en España.
Sea como fuere, el realme 10 es un teléfono con sus luces y sus sombras, que no dejará indiferente a nadie. Ya sea por sus muchas virtudes, como su masiva batería de 5.000 mAh o bien por sus defectos, como sería su apartado fotográfico mejorable. ¿Merecerá la pena?
Diseño: luces y sombras
Lo primero que hemos de resaltar del realme 10 es su diseño. La compañía china ha optado por ofrecer una de cal y otra de arena en este apartado; una estética ya conocida si nos basamos en las tendencias del mercado pero que no renuncia a la construcción. Sí, es un teléfono ligero y manejable (tan solo pesa 178 gramos) lo cual está bastante bien, pero no reconocemos ese toque diferenciador de realme aquí.
Prácticamente todo el chasis del dispositivo se siente como lo que es: plástico. De buena calidad, bien rematado y con una curvatura 2.5D en los bordes, que se funden con los cantos planos del móvil (que recuerdan a los de los últimos iPhone). Le acompañan dos módulos de cámara traseros que recuerdan poderosamente a los últimos teléfonos de Honor o, en su defecto, a un iPhone 13 a lo lejos.
Nuestro problema reside en que aunque es un teléfono que se siente bien a la mano y sobre todo bien construido, no tiene mucha personalidad. Cumple con todos los checks habituales, y el acabado con partículas de su parte trasera no nos acaba de convencer del todo. En general, es un teléfono ciertamente aburrido, aunque esto no tenga ningún efecto en el apartado de la usabilidad.
El buen hacer de realme queda ahí, no quiero generar confusión. Es un teléfono sólido, bien construido y que por supuesto es tremendamente fiable. No obstante, si buscas un gran diseño o un teléfono que se diferencie del resto, esta no es tu alternativa.
Una pantalla superior
Sin embargo, esta simpleza no se traslada a la pantalla. Todo lo contrario; estamos ante un gran panel, que hará las delicias de los que busquen ver contenido en su teléfono y de los que quieran una buena pantalla para jugar. Y es que realme ha optado por lo impensable en este rango de precios: en vez de elegir un panel LCD, ha dispuesto en este realme 10 una pantalla Super AMOLED firmada por Samsung.
Y no está nada mal acompañada. 1.000 nits de brillo, 360 hercios de ratio de respuesta táctil y Gorilla Glass 5 que se suman a un buen contraste de 4,000,000:1. Lógicamente, hablamos de un panel Full HD aderezado con una tasa de refresco de 90 Hz. Este es sin duda el punto que más nos ha gustado del teléfono, con diferencia.
Esto es debido a que las compañías suelen elegir la pantalla como uno de los principales aspectos a recortar de un teléfono cuando buscan que este sea económico. Agradecemos enormemente que realme haya escogido quitarse de encima los paneles LCD para elegir un panel brillante y que tenga las ventajas que solo los AMOLED y OLED saben ofrecer.
Pese a que los colores de la pantalla están algo contrastados de más, esta es genial. Brillante incluso en condiciones de luz directa, bien definida y con buenos ángulos de visión, perfectos para sesiones de juego largas o para ver series. Hasta los usuarios exigentes que quieran una buena pantalla se verán satisfechos por este realme 10.
Buen rendimiento
Atrás quedaron los días en los que los procesadores MediaTek eran la oveja negra de la familia. De un tiempo a esta parte, los chips de la compañía han dejado de estar a la sombra de los de Qualcomm, y prácticamente integran las mismas ventajas que sus competidores, haciendo que no tengan nada que envidiar a los Snapdragon. Es lo que ocurre justo con este realme 10.
El procesador que da vida a este teléfono de realme es el MediaTek Helio G99, un chip que al menos sobre el papel promete un 25% más de rendimiento en CPU frente al realme 9 del año pasado y un menor consumo energético, gracias a su proceso de fabricación a 6 nanómetros. Sin ir más lejos, es capaz de otorgar hasta 41 fps en el videojuego PUBG, uno de los más exigentes gráficamente.
Lógicamente no podemos exigirle el rendimiento de un Apple A Bionic o un Snapdragon 8 Gen 2, pero desde luego el G99 sabe cómo desenvolverse. No tendrá problema con los vaivenes del día a día, y se comportará incluso en algunos juegos de alta carga gráfica, con medias que van desde los 30 fps. Para el resto de tareas, no presenta ningún problema.
Parte de la 'culpa' de este buen rendimiento la tiene la capa de personalización de realme, que es bastante limpia en comparación a otros rivales y que mantiene un buen nivel de características sin sobrecargar el sistema. El teléfono se siente rápido y raudo, y desde luego se nota ese almacenamiento UFS 2.2. Por cierto, solo monta una única combinación de memoria: 128 GB de memoria interna y 8 GB de memoria RAM.
Por otro lado está la autonomía, otra de las grandes virtudes del realme 10. Es lo que tiene meterle 5.000 mAh de batería a un teléfono como este (que aún así, no se siente ni grueso ni pesado). Nada malo que decir; aguantará absolutamente todo el día sin problema alguno, incluso en días intensivos con gaming de por medio. Además, incluye carga rápida de 33 W, con cargador incluido en la caja que permitirá cargar el dispositivo de 0 a 50% en 28 minutos.
Mención especial al audio, ya que además de tener un altísimo nivel de volumen (eso sí, distorsionando un poco en los niveles máximos), mantiene sorpresivamente el jack de 3,5 milímetros. Una gran noticia para los que aún se aferran a esta conectividad analógica.
Cámara, talón de Aquiles
Otro de los grandes aspectos que los fabricantes suelen recortar a la hora de lanzar teléfonos baratos es en la fotografía. Este realme 10 no es menos, ya que integra dos sensores en la parte trasera, y uno en la parte frontal. Los módulos traseros están conformados por un sensor principal angular de 50 megapíxeles y un sensor blanco y negro monocromo de 2 megapíxeles.
Es decir, a efectos prácticos, solo tenemos una cámara. En la parte frontal, la pantalla queda coronada por un sensor de 16 megapíxeles más convencional. realme asegura que con este realme 10 se ha mejorado no solo la rapidez de disparo, sino que se ha logrado una ciencia de color más vívida y brillante gracias al algoritmo de IA que integra este teléfono.
Y lo cierto es que tenemos sentimientos encontrados con esta cámara. Por un lado, la cámara arroja unos buenos resultados generales en condiciones de buena luz. Se nota que es una cámara de gama media, con fotografías que no destacan pero que sin duda alguna son usables y prácticas, con una buena definición y sobre todo con una buena calidad de imagen general.
El problema lo tenemos, precisamente, con la ciencia de color. Dependiendo del tipo de foto que tomemos con el realme 10, la instantánea tendrá unos colores, a veces, demasiado sobresaturados. En ocasiones, incluso irreales. Esto se combina con un rango dinámico que también se puede volver algo loco en ciertos momentos contados. No ocurre siempre, desde luego, pero más de una vez nos encontraremos con fotografías demasiado irreales o que tienen un look que diste de la realidad. Y sí, esto incluye las fotografías nocturnas.
No termina de arruinar la experiencia de fotografía, pero es cierto que es uno de esos puntos en los que se nota que realme ha tenido que recortar para ajustarse al presupuesto.
¿Me lo compro?
El realme 10 llega a España a un precio de 229 euros para una única versión de 8 + 128 GB de almacenamiento y RAM. Y en el duro sector de los 200 euros, creemos que este teléfono sigue siendo recomendable, por encima incluso de algunas opciones gracias a detalles como su estupendo panel o su fluido rendimiento.
No está carente, por otro lado, de problemas. El apartado fotográfico tiene margen de mejora, desde luego y su diseño no entusiasmará a muchos. No obstante, esta saga de teléfonos sigue manteniendo su mantra principal con este nuevo modelo: ofrecer un buen conjunto de características a un precio comedido. Y eso, en ocasiones, es más que suficiente.