Cuando el pasado 1 de abril ASUS anunció a bombo y platillo que iba a lanzar una nueva consola portátil basada en Windows, todo el mundo se lo tomó a broma. En primer lugar, porque se trataba del April Fool's, el día de los inocentes en los países anglosajones y, en segundo lugar, porque el mercado parece reservado a la Steam Deck. Sin embargo, un día después, la compañía confirmaba su apuesta y la ROG Ally iba tomando forma, hasta el punto de que la semana pasada hemos podido probarla en EL ESPAÑOL-Omicrono y su preventa se lanzará el 11 de mayo en España.
Si la Nintendo Switch es la indiscutible reina del mercado actual de las consolas portátiles, todavía quedaba por cubrir un gran nicho para los jugadores de PC, que llevan tiempo buscando alternativas para poder 'viciarse' con los juegos más exigentes en cualquier parte. La Steam Deck responde a esa demanda, y ya hay otras alternativas a punto de ver la luz como la Razer Edge o la Logitech G Cloud. Ninguna parece llegar al nivel de la apabullante ROG Ally de ASUS, que saldrá a la venta por un precio inferior a mil euros: la última filtración de una fuente fiable sitúa su coste en 699 dólares (636 euros) en su versión con el chip AMD Z1 Extreme, a falta de confirmación oficial.
Y decimos que apabulla no sólo por sus especificaciones técnicas, que incluyen una pantalla de 7'' con tasa de refresco de 120 Hz y resolución FullHD, un procesador de 8 núcleos desarrollado en colaboración con AMD o un disco duro SSD de 512 GB, sino por las sensaciones, que son inmejorables: gran fluidez de juegos triple A como God of War o Hogwarts Legacy, un peso muy equilibrado y una conjunción poco habitual de eficaz refrigeración y (casi) nada de ruido.
Un lujo para jugones
Para quienes llevamos jugando a consolas desde la era en la que las llamaban 'maquinitas' y todavía recordamos con nostalgia la Game Boy o la Atari Lynx, sostener la ROG Ally por primera vez produce sensaciones encontradas. Por un lado está la extrañeza de tener una experiencia de PC con Windows en un dispositivo tan pequeño, con su escritorio, barra de tareas y todo lo demás, aunque la capa de usabilidad Armoury Crate SE de ASUS pone todo el apartado gaming a tu disposición de forma rápida y cómoda.
Por otro lado, la gozada que supone cogerla y sorprenderse por su ligereza, pero sobre todo ver cómo corre juegos triple A en máximo nivel gráfico casi sin inmutarse, salvo un pequeño lag inicial en el momento de la carga. Según cuentan sus responsables, ASUS ha apostado por emular la forma asimétrica de los mandos de la Xbox, con el stick izquierdo y los botones A, B, X e Y en la zona superior, y la cruceta y el stick derecho debajo de ellos y más cerca de la pantalla.
Gracias a ese diseño, apenas necesité tiempo para adaptarme a los controles, que son intuitivos a más no poder. Para mejorar el agarre y que no se te cansen las manos, tanto los sticks como los botones están situados en la parte superior de la consola, y los laterales inferiores tienen una leve inclinación, lo que permite apoyar las palmas de las manos y que estas no se cansen. Los sticks incluyen iluminación RGB, un detalle más para dar sensación premium al conjunto.
La parte delantera incluye otros cuatro botones de función, con los que acceder directamente a los menús y a la biblioteca de juegos. La parte superior incluye dos bumpers y dos gatillos, mientras la parte posterior tiene dos botones extra que se pueden utilizar para mapearlos asignándoles alguna función concreta en los juegos o como teclas macro. Esa parte trasera también incluye dos aberturas para la entrada y salida de aire, que como veremos después son claves para una eficaz refrigeración.
En general, la calidad del plástico y de los componentes tiene un aspecto y un tacto sobresalientes. Da una sensación de gran robustez y durabilidad, tanto la carcasa de la consola como los botones. Desde ASUS aseguran que cada botón ha sido probado para que aguante más de 10 millones de pulsaciones, todo un desafío hasta para los gamers más extremos. Y el color blanco del chasis no sólo sirve para distinguirla de otras consolas, sino que además permite que no se vean las huellas.
Las texturas también son protagonistas, tanto en los botones y gatillos superiores, con superficies rugosas y granuladas, como en la zona del mando que corresponde a la palma de la mano, con leves hendiduras que favorecen un mejor agarre. En eso han trabajado mucho, y se nota también en la distribución homogénea del peso, que da sensación de mayor ligereza que los 608 gramos (frente a los 669 gramos de la Steam Deck) que marcan las especificaciones oficiales.
Pantalla y rendimiento
Lo que buscaban los diseñadores de la ROG Ally es la máxima inmersión visual. Por eso apostaron por un panel LCD de 7'' con resolución 1080p y una densidad de 340 píxeles por pulgada. ¿Se echa de menos la tecnología OLED? Sin duda, pero eso también incrementaría sensiblemente el precio y la solución elegida parece cumplir con creces.
La tasa de refresco, como no podía ser de otra manera a estas alturas, alcanza los 120 Hz y tiene un tiempo de respuesta de 7 ms. También dispone de la tecnología AMD FreeSync, para evitar las caídas de frames, el retardo y las molestas interrupciones, sobre todo en los juegos multijugador online competitivos.
Otro de sus puntos a favor es que se trata de un panel muy luminoso, capaz de llegar a los 500 nits. Por lo que pudimos probar, permite jugar sin problemas en espacios interiores con iluminación artificial, aunque la luz directa del sol puede perjudicar la experiencia visual. El frontal está protegido con Gorilla Glass Victus para evitar roturas e incluye una capa de DXC, que reduce los reflejos y las huellas dactilares, aunque al ser un panel táctil conviene tener siempre a mano un buen paño de limpieza.
El sonido que proporcionan los dos altavoces frontales es claro, alto y detallado, al menos en los juegos que pudimos probar. La consola cuenta con soporte para Dolby Atmos y audio de alta fidelidad. También se pueden conectar auriculares gracias al jack de 3,5 mm o a través de Bluetooth, la alternativa más aconsejable si se juega en lugares públicos.
El elemento más importante de la consola, el corazón encargado de mover todos los engranajes, es el flamante AMD Ryzen Z1 Extreme, diseñado en colaboración con AMD. Este procesador de 4 nm que aúna CPU y GPU cuenta con arquitectura Zen 4 y 8 núcleos con 16 hilos, convirtiéndose en el primer chip capaz de mover gráficos RDNA 3 en una consola. Unido a las 16 GB de RAM supone todo un despliegue de fuerza bruta que, al menos sobre el papel, supera al de la Steam Deck más potente.
Lo importante es que, más allá de nombres y apellidos —y teniendo en cuenta que las unidades que pude probar no son las versiones definitivas que se pondrán a la venta— las sensaciones son imejorables. Salvo esos pequeños tirones iniciales en juegos tan exigentes a nivel gráfico como God of War o Atomic Heart, la ROG Ally se mueve como la seda en distintas plataformas, tanto con juegos instalados como con juegos en la nube en distintas plataformas.
La sorpresa es que, al menos durante los minutos que pude probarla, eso no se traduce en ningún calentamiento de la parte trasera ni de la pantalla. Eso se debe a un eficaz sistema de refrigeración, basado en los mismos principios que los portátiles gaming de ASUS, pero adaptado a las necesidades de una consola portátil.
Para ello, los ingenieros de la compañía han separado la APU de los elementos externos y han utilizado dos potentes ventiladores que, sin embargo, no producen apenas ruido (20 dB). Es todo un logro notar como, pese a correr un juego AAA como Hogwarts Legacy en máxima calidad, la consola ni se calienta ni parece que vaya a despegar, como ocurre con algunos portátiles.
En cuanto al almacenamiento, la única opción inicial será un SSD de 512 GB, capaz de transmitir hasta 4,5 GB por segundo. Para ampliar la memoria de la ROG Ally sólo existe la alternativa de hacerlo a través de tarjetas SD, sin resentirse demasiado en cuanto a los tiempos de carga. Desde ASUS ponen como ejemplo la carga de Cyberpunk 2077: 26,66 segundos desde el disco duro y 27,92 desde la tarjeta.
En cuanto a la batería, sigue siendo uno de los pocos elementos que ASUS prefiere mantener en secreto, sin confirmar su capacidad final. Uno de los portavoces de ASUS presente durante las pruebas nos confirmó que, corriendo juegos triple A con el brillo y el nivel de gráficos al máximo, la consola no supera una hora y media con una carga de batería. Con niveles gráficos más discretos y juegos indies, la autonomía se puede ir a las 4 horas sin problema.
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Lo que también confirman desde la marca de origen taiwanés es que la consola cuenta con carga rápida, lo que permite llegar a un 80% en menos de 45 minutos. Eso facilita el juego en cualquier parte y es uno más de los puntos a favor de esta prometedora consola.
La gran rival de Steam Deck
Tras los 20 minutos que tuve entre mis manos la ROG Ally, lo tengo claro: si consigue una buena distribución y mantener un precio competitivo, se lo va a poner difícil a la máquina de Valve. Y es que se nota la experiencia de ASUS en el terreno gaming, no sólo por las especificaciones, sino por la integración del Armoury Crate SE, que se encarga por si sólo de buscar en tus perfiles en las distintas plataformas para acceder a todos tus juegos en pocos pasos.
Unido a otros complementos que saldrán a la venta próximamente, como el Raikiri Pro, un stand con varias conexiones, o el ROG Gaming Charger Dock, un pequeño 'ladrillo' para realizar la carga rápida de Ally y transmitir por HDMI la señal al televisor o un monitor, la consola se convierte en un potente PC que llevar a cualquier parte.
Según ASUS, la consola incluirá 3 meses gratuitos de Game Pass Ultimate, que viene preinstalado para que puedas encender la consola y ponerte a jugar. Así, la ROG Ally se convierte en todo un desafío para Steam Deck y para los demás competidores en el mercado de las consolas con Windows, que tienen un nuevo y duro rival a batir.
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