Las posibilidades para aprovechar la energía solar y ahorrar en la factura de la luz en el ámbito doméstico siguen ampliándose, aunque aún falta mucho para que el autoconsumo sea viable para todos en España. Ejemplo de esta tendencia, más allá de las placas que se colocan en los tejados y cubiertas de los edificios o de las conocidas como tejas solares, es la creciente aparición en el mercado de soluciones fotovoltaicas para balcones, terrazas y jardines, que no necesitan permisos ni el coste extra que supone contratar a instaladores profesionales.
Suelen ser proyectos mucho más asequibles que los que implican instalar pesados paneles tradicionales que, además de su precio, no siempre pueden utilizarse debido a cuestiones administrativas o por el tipo de vivienda. Uno de los productos más recientes en llegar al mercado español ha sido el EcoFlow PowerStream, un completo kit con una aplicación específica para controlar y optimizar el consumo de energía en tiempo real desde el móvil. Además de 4 placas flexibles de 100 W, en nuestro caso incluía una potente batería Delta 2 Max y dos enchufes inteligentes. Esta configuración alcanza en su página web los 2.716 euros, pero la opción recomendada sin almacenamiento se reduce a 1.021 euros.
Con el sistema que hemos podido probar durante más de 15 días en EL ESPAÑOL-Omicrono, las sensaciones han sido contrapuestas. Por un lado, es de agradecer el esfuerzo de EcoFlow para que la instalación sea sencilla y rápida, y la batería ofrece un rendimiento excepcional cuando se utiliza sin conexión a la red. Sin embargo, la generación de energía de las placas solares es insuficiente como para ofrecer una rebaja apreciable en la factura de la luz.
Instalación fácil
Todos los elementos que conforman el kit PowerStream vienen empaquetados individualmente, lo que deja claro su esencia modular. Sólo hay un elemento común en todos los packs que comercializa EcoFlow: el microinversor de 800 W. A la hora de elegir las placas, estas varían entre rígidas y flexibles y también en cuanto a potencia. En nuestro caso, la prueba se ha llevado a cabo con cuatro paneles flexibles de 100 W cada uno. Pesan muy poco, por lo que se pueden manejar fácilmente, y su medida vertical (105 cm) cubría exactamente el tamaño de los vidrios de la valla de nuestra terraza, ocupando 2,44 metros en horizontal unos junto a otros.
Gracias a las bridas incluidas en el paquete, su fijación a la valla fue fácil, rápida y sencilla. Se echan en falta unas instrucciones más elaboradas que tengan en cuenta todos los elementos del kit PowerStream, en lugar de cada uno por separado, pero después de conectar todos los cables y al cabo de unos 25 minutos ya estábamos generando energía solar para reducir la factura de la luz.
Uno de los cables es plano, lo que permite usarlo sin problema con ventanas y puertas, pero en nuestro caso no pudimos utilizarlo, porque la longitud de los demás cables no lo permitía. EcoFlow también comercializa alargadores, pero sería de agradecer que los cables incluidos en el kit fueran un poco más generosos en cuanto a su longitud. Al final tuvimos que buscarle un hueco en la terraza al microinversor y a la batería, cuyo único hándicap que es bastante voluminosa y pesada (23 kilos).
Una vez conectado todo al microinversor e instalada la app de EcoFlow, los resultados son inmediatos. Y ahí llegó el primer chasco. En una casa con orientación sur, supuestamente la mejor para la producción de energía solar, el conjunto de cuatro paneles (en teoría, capaz de generar 400 W) no consiguió superar la barrera de los 125 W durante las 4 horas de sol directo que tuvo al día. Esta cifra se reducía a valores casi inapreciables según caía la tarde y a primera hora de la mañana.
La instalación se puede ampliar a 8 paneles flexibles, y probablemente los paneles rígidos ofrezcan un mejor rendimiento, pero hay muchas situaciones en las que no son viables, ya sea por tamaño, peso o por dificultades de instalación. Lo bueno es que el sistema de EcoFlow permite su uso con paneles de terceras marcas, aunque hay que cerciorarse previamente de su compatibilidad.
Otro chasco: con el sofocón que estamos sufriendo en el verano más caluroso de la historia, lo más lógico es aprovechar nuestro toldo para dejar la terraza en sombra durante las horas de más sol. Evidentemente, eso reduce drásticamente la generación de energía de las placas, por lo que hay que elegir entre generar 125 Wh en el mejor de los casos, o gastar mucho más que eso en aire acondicionado. Lo que parece seguro es que este sistema tiene mejor encaje en patios o jardines, donde los paneles pueden estar muchas más horas recibiendo la luz directa del sol sin que los que habitan en la casa sufran las consecuencias.
App y batería
Para controlar todos los parámetros y ver realmente cuánta energía solar están generando los paneles, la app de EcoFlow es la compañera imprescindible, conectada al sistema de manera automática a través de las conexiones WiFi y Bluetooth presentes en el microinversor. Las primeras sensaciones son muy buenas, con un gran diseño y una usabilidad sencilla e intuitiva, pero según fueron pasando los días empezaron a aparecer algunos problemas.
En teoría, la función de programación permite decidir cuándo queremos que se cargue la batería externa y cómo queremos que se distribuya la energía generada con los paneles, pero el resultado final pocas veces se correspondía con lo seleccionado en la app. Es algo fundamental si el precio de la energía sigue fluctuando tanto entre unas franjas horarias y otras, por lo que debería ser una de las prioridades a la hora de mejorar el producto. En cualquier caso, al tratarse de software esperamos que en futuras actualizaciones esto se solucione.
En cuanto a los datos de generación de energía y de su uso en el hogar, la app es muy exhaustiva, e incluye gráficas para poder comprobar cómo evoluciona seleccionando entre días, semanas o meses. Además de aportar toda esta información, desde la aplicación también se pueden controlar los enchufes inteligentes y saber cuánto consumen los electrodomésticos o aparatos con los que se utilizan.
Por su parte, la Delta Max 2 que incluye el kit es la joya de la corona de EcoFlow, que en su origen era una empresa centrada únicamente en este tipo de soluciones de almacenamiento de energía. Y eso se nota. Esta enorme batería ofrece unos casi inagotables 2048 Wh (y un máximo de 3.100 W gracias a su función X-Boost), lo que la hace ideal para llevarla en la autocaravana, ir de camping o hacer frente a un apagón.
Se puede cargar con los paneles solares (si se tiene mucha paciencia, dada la escasa generación de energía conseguida en nuestro caso), o conectándola a la red, con un 80% de su capacidad cargada en poco más de 1 hora. Es capaz de alimentar hasta 13 dispositivos de manera simultánea gracias a la variedad de puertos, a los que hay que sumar las 4 tomas de CA.
En lo que insisten los técnicos de EcoFlow es en su durabilidad, un elemento clave en las baterías muchas veces descuidado. Teniendo en cuenta los datos que ofrece el fabricante, Delta 2 Max llega a los 3.000 ciclos sin perder eficiencia, lo que asegura según sus cálculos unos 10 años sin pérdidas, incluso con un uso diario. Su gran hándicap es su elevado precio, que es lo que encarece realmente el kit.
¿Me lo compro?
Como decíamos al inicio, las sensaciones de estos 15 días con el PowerStream de EcoFlow han sido agridulces. Por un lado, es una buena noticia que cada vez más empresas se animen a comercializar soluciones fotovoltaicas domésticas más asequibles, para reducir la factura de la luz pero también por compromiso ecológico. La cuestión es que la generación y la eficiencia de los paneles de este tipo deben mejorar mucho todavía para que sea una solución realmente rentable a corto y medio plazo.
El punto más a favor del kit es su facilidad de instalación y uso, a pesar de algunos problemas que todavía tiene la app y que esperamos solucionen en próximas actualizaciones. En cuanto a la batería, no tenemos ninguna queja, todo lo contrario, pero sólo tiene sentido incluirla en el kit si se va a utilizar con frecuencia, ya que es el elemento que más encarece todo el conjunto.
De primeras, para alguien que sólo quiera probar cómo es eso de generar energía solar sin tener que pedir permisos ni gastarse un ojo de la cara en placas solares de tejado, quizá lo mejor sea apostar por el kit básico, que se puede conseguir por poco más de 1.000 euros. Y es que, por muy eficientes que sean, las placas no van a generar tanto como para que se pierda ni un sólo vatio por el camino o sea necesaria una solución de almacenamiento como la incluida en el kit que hemos probado, que alcanza un precio de 2.716 euros, inasumible para muchos bolsillos.
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