Un año después del lanzamiento del Phone (1), Nothing ha puesto a la venta el Phone (2), una evolución de su llamativo smartphone que llega con la aspiración de hacer que la tecnología vuelva a ser divertida. Destacar sobre los demás para devolver el entusiasmo al sector, un planteamiento diferencial con el que poco a poco va cogiendo fuerza de marca la joven startup británica.
El nuevo modelo mantiene su característico diseño transparente y su interfaz Glyph de luces traseras, aunque evolucionan con respecto al Phone (1). Sin embargo, la mayor renovación del teléfono reside en su interior: su sistema operativo Nothing OS 2.0, su rendimiento fotográfico y su potencia suben un escalón para competir con los mejores del mercado.
Esta mayor exigencia le ha hecho también subir el precio. Parte de los 649 euros, 179 euros más que el precio de partida de la generación anterior, una subida de precio considerable que aún así lo mantiene en un rango muy competitivo contra la competencia. En EL ESPAÑOL - Omicrono lo hemos probado para comprobar de primera mano si merece la pena y si da tanto como promete.
Un teléfono con estilo
Lo primero que llama la atención del Nothing Phone (2) es su diseño, que evoluciona ligeramente con respecto al modelo anterior. Ahora tiene una mayor distribución de luces traseras —que son más útiles y configurables—, una trasera curvada que le dan un toque más premium y sigue apostando por un aspecto transparente. Marca de la casa y símbolo de identificación de todos los productos de la compañía.
El Phone (2) tiene personalidad. No deja a nadie indiferente cuando lo tiene entre las manos y es fácil de reconocer. Un reto en un mercado de teléfonos clónicos y en el que las diferencias son cada vez más sutiles. Aquí eso no pasa. La interfaz Glyph le da un toque único y su terminación premium devuelve la sensación en mano de tener un producto más caro de lo que cuesta.
Este año, el diseño único no se queda únicamente en el exterior y el gran cambio de uso que experimentará el usuario es Nothing OS 2.0. Una versión de Android fluida, minimalista, con personalidad propia y, como decía Álvarez del Vayo en EL ESPAÑOL -El Androide Libre: "una de las referencias en software en el mundo Android". Algo que ha conseguido en apenas dos años.
El sistema operativo, con un diseño industrial y minimalista característico de la empresa, permite al usuario jugar con la personalización hasta el extremo. Con carpetas, widgets de diferentes tamaños e integración con otros dispositivos que hacen que la conexión de la tecnología fluya, que caigan las barreras, que todo sea natural. Como siempre debería haber sido.
En particular me gusta mucho la opción de quitar los colores a la mayoría de aplicaciones, así como los nombres en la pantalla principal. Invita a usar menos el teléfono, a ser menos dependiente de él, pero al tiempo que le de un toque único al que te acostumbras rápido y no puedes dejar de usar.
Uno de los cambios más llamativos en el diseño es la nueva interfaz Glyph, que ahora cuenta con 33 zonas individuales, una integración mejor con el sistema de notificaciones y tonos de llamada, así como sirve de indicador de volumen, alarma, respuesta del Asistente de Google y hasta para saber cuándo llegará nuestro Uber.
Potencia y cámara: sube de nivel
El diseño y el estilo del Phone (2) le convierten en un teléfono único. Sin embargo, el verdadero reclamo del nuevo móvil de Nothing está en su interior, es un cambio que no se ve a simple vista, pero que marca una distancia considerable con respecto al modelo anterior: ataca directamente a la gama alta.
Si algo se le podía reprochar al Phone (1) es que hubiese sido demasiado conservador con el procesador y con la cámara. Cumplía en ambos aspectos, pero daba la sensación de que la compañía de Carl Pei era capaz de más y ahora lo ha demostrado. El Phone (2) es un teléfono de gama alta. Lo es por diseño, por experiencia de usuario, por cámara y por potencia.
En su interior lleva el procesador Snapdragon 8+ Gen 1 de Qualcomm, una decisión inteligente ya que este chip permite tener la misma experiencia de los mejores móviles del mercado a un precio considerablemente menor. Y aquí reside la magia del planteamiento de Nothing: no sacrificar prácticamente rendimiento para poder mejorar otra serie de funcionalidades como diseño, pantalla o cámara ajustando equilibrando el precio.
El chip de 4 nanómetros devuelve un rendimiento espectacular. Tanto en cómo se mueve el teléfono como en la gestión de la batería (de 4.700 mAh), en la optimización de contenidos que ver en la nueva pantalla OLED de 6,7 pulgadas con tecnología LTPO, como en los nuevos algoritmos y gestión de datos de la cámara, que ahora gestionan 4.000 referencias más que en el modelo anterior.
El Phone (2) sigue apostando por una doble cámara trasera de 50 megapíxeles, pero en esta ocasión el sensor principal es el IMX890 de Sony, que tan buenos resultados está dando y con el que Nothing ha hecho un enorme trabajo de fidelidad de color, de tratamiento HDR y de luminosidad en tomas nocturnas.
Esta lente se combina con un ultra gran angular, el sensor JN1 de Samsung, que rinde también con nota, pero que se nota por detrás de la cámara principal. Más allá de poder inmortalizar tomas panorámicas, una de las ventajas de esta segunda cámara es la posibilidad de hacer fotografías macro a 4 centímetros, con lo que da una versatilidad interesante al conjunto. Por último, la cámara frontal se trata de un sensor de 32 megapíxeles (el IMX615 de Sony) que también cuenta con un cuidado HDR y aunque en general rinde bien, se le puede achacar que no graba más allá de 1080p de resolución, mientras que con la cámara principal sí se puede grabar a 4K 60 fps.
Esta combinación de sensor y procesador hace que la cámara del Phone (2) sea una de las mejores opciones que se pueden encontrar. Devuelve una respuesta excelente, es fluida y los resultados son tan fieles como se espera. Además, el rendimiento nocturno es excelente. El salto de calidad está aquí, y el esfuerzo en el apartado fotográfico se nota.
¿Me lo compro?
El Nothing Phone (2) es una compra maestra. Un teléfono a recomendar a familia y amigos, no sólo por su diseño y aspecto único, sino que por rendimiento, experiencia y fotografía le sirve para colocarse como uno de los mejores teléfonos del año. El teléfono que ha conseguido la compañía londinense se puede enfrentar directamente, y sin complejos, a pesos pesados como al Pixel 7, al que iguala en precio de partida.
Ambos son teléfonos de altas prestaciones, con un precio ajustado para lo que ofrecen. Y es que pese a que el Phone (2) ya parte de los 649 euros, es justificado la subida con el salto de calidad que ha logrado el teléfono este año. A simple vista puede parecer una renovación sutil, nada más lejos de la realidad, este Phone (2) es una bestia desbocada que devuelve una de las mejores experiencias móviles que se pueden tener actualmente.
En suma, Nothing ha conseguido con el Phone (2) un teléfono con personalidad, que mejora los puntos débiles de la generación anterior, refuerza los pilares que le hacían único y lo ajusta todo en un precio razonable y equilibrado por lo que ofrece.