La irrupción de los móviles ha cambiado para siempre cómo nos comunicamos y accedemos a la información, pero ha tenido otros efectos colaterales. Al integrar en un único dispositivo funciones como la del GPS o la cámara de fotos, los dispositivos creados ex profeso para esos fines parecían en peligro de extinción. Sin embargo, la fotografía es un arte centenario y, aunque ya existen teléfonos con prestaciones fotográficas de nivel profesional, las cámaras réflex y las más recientes mirrorless siguen ofreciendo una experiencia inigualable a aquellos que queremos retratar el mundo que nos rodea.

Mi afición a la fotografía, de hecho, había decaído en los últimos años, y uno de los 'culpables' es la inmediatez y la sencillez de la fotografía móvil. Cuando te lo ponen tan fácil, la tendencia es la de dejarse llevar y permitir que el móvil lo haga (casi) todo por ti. Por eso, cuando llegó la oportunidad de probar durante unas semanas la Canon EOS R100, la cámara barata de la marca japonesa pensada para llevar a todas partes, no tuve ninguna duda: quería descubrir todo lo que me he perdido en los últimos años y si realmente este tipo de cámaras pueden aguantar el tipo frente a la avalancha de los smartphones.

El kit básico de la cámara y el objetivo RF-S 18-45 mm se puede encontrar ahora mismo en Amazon por un precio muy atractivo de 485 euros. En mi caso, quise disponer de un extra de versatilidad y la probé con el objetivo RF-S 18-150 mm, aunque el conjunto alcanza los 998 euros. Este último permite sacar partido de una de las grandes ventajas que todavía tienen este tipo de cámaras sobre los móviles: el zoom óptico, que además de no distorsionar el elemento fotografiado, facilita la posibilidad de jugar con el enfoque y la profundidad de campo sin recurrir al efecto bokeh, muy artificioso en la mayoría de los casos. 

Como montar en bici

Se suele decir que, si aprendes a montar en bicicleta, nunca se olvida. Algo parecido sucede con las cámaras de fotos, sobre todo si se está familiarizado con la ubicación de los botones y funciones de las Canon de toda la vida. Sí, la revolución digital lo ha cambiado todo, pero la esencia sigue ahí, en elementos como la rueda superior junto al botón de disparo o el montaje y desmontaje de los objetivos.

El gran cambio, tras varios años sin probar una réflex, es la ligereza que aportan las mirrorless. El cuerpo de la Canon R100 sin el objetivo pesa sólo 356 gramos (unos 450 con él), una verdadera gozada para poder llevarla a todas partes sin miedo a sufrir dolor de cuello o espalda. Las dimensiones también son reducidas, 116,3 x 85,5 x 68,8 mm, pero en mi caso no he notado una pérdida de ergonomía. Todo lo contrario, se adapta perfectamente a las manos y acceder a las funciones principales es bastante intuitivo.

La cámara Canon EOS R100 I.M. Omicrono

El corazón de la EOS R100 es un sensor APS-C de 24,2 megapíxeles, que se complementa con el veterano procesador DIGIC 8, enfoque Dual Pixel automático con seguimiento ocular y vídeo en 4K, aunque recortado. Son prácticamente las mismas prestaciones que la EOS M50, pero aquí la gracia está en la montura RF-S, que abre un amplio abanico de posibilidades en cuanto a objetivos.

Como decíamos, son unas características algo limitadas, pero que ofrecen una gran calidad a la hora de obtener imágenes coloridas, llenas de matices y sin ruido (salvo en condiciones de baja luminosidad), muy por encima de la gran mayoría de los móviles disponibles ahora mismo en el mercado. Eso sí, hay que reconocer las maravillas de los modelos explícitamente especializados en fotografía, como el iPhone 15 Pro o el Honor 200 Pro.

La Canon EOS R100 con el objetivo RF-S 18-150 mm I.M. Omicrono

El sistema automático de elección de escena acierta en la mayoría de las ocasiones, salvo cuando empieza a faltar luz y tiene más problemas para detectar rostros y otros elementos. Para esos casos el cuerpo de la cámara incluye un flash desplegable de forma manual, que sin ser gran cosa puede resultar muy útil en ciertas circunstancias de baja iluminación.

Pantalla y batería

La pantalla trasera LCD de 3 pulgadas tiene un buen brillo para ofrecer imágenes claras incluso con luz natural directa, pero no es táctil, algo decepcionante a estas alturas. Eso implica el uso intensivo de los botones a la derecha del panel para controlar todas las funciones de la cámara, aunque tampoco es difícil acostumbrarse y su uso es bastante intuitivo.

El otro elemento negativo de la pantalla es que es fija, y eso supone la imposibilidad de sacar fotos en ángulos muy picados o contrapicados, por ejemplo. Aún así, son limitaciones lógicas para ajustar la relación calidad-precio del equipo, y no suponen obstáculo alguno para usar la cámara en la mayoría de situaciones. 

La montura RF-S facilita el uso de múltiples objetivos de la marca japonesa. Aunque el pack básico incluye el RF-S 18-45 mm, en mi caso he probado el RF-S 18-150 mm, con F/3.5-6.3 IS STM. Es un gusto contar con un teleobjetivo compacto tan versátil y fácil de usar, después de años de sufrir el degradado de las imágenes que implica utilizar el zoom digital de los móviles.

La cámara Canon EOS R100 con el objetivo RF-S 18-150 mm I.M. Omicrono

El teleobjetivo también permite jugar con la profundidad de campo si se utiliza el enfoque manual, algo especialmente útil en los retratos. En cualquier caso, la cámara cuenta con un enfoque automático Dual Pixel CMOS AF bastante rápido, silencioso y preciso. Combinado con el estabilizador de imagen del objetivo, se agradece mucho a la hora de grabar vídeos (4K a 24 o 25 fps y Full HD a 60 fps), ya que cuenta con función de seguimiento automático de ojos, lo que ayuda a evitar desenfoques.

En cuanto a la batería, es una LP-E17 que según Canon ofrece una autonomía mínima de unos 250 disparos, que se amplía a 360 si no enciendes y apagas la cámara continuamente y limitas el uso del flash. En mi caso, hice unos 200 disparos y el indicador de batería no bajó de su punto medio. Lo que sí se echa en falta frente a otras cámaras es que no dispone de ninguna protección frente al polvo y la humedad, por lo que es aconsejable no usarla si se va a exponer a estos elementos.

¿Me la compro?

El objetivo de Canon con la EOS R100 está claro: ofrecer un dispositivo de entrada cómodo y fácil de usar, ideal para iniciarse en la fotografía y el vídeo semiprofesional sin tener que rascarse demasiado el bolsillo. Sobre el papel, las especificaciones están lejos de lo que ofrece ahora mismo la tecnología más puntera, pero son más que suficientes para cumplir con lo básico, con componentes de eficacia probada desde hace años.

Es ligera, tiene buena ergonomía y funciona de maravilla con el objetivo RF-S 18-150 mm para obtener instantáneas nítidas y coloridas, tanto en los modos y escenas automáticas como trasteando con el modo manual. Entre sus carencias más evidentes e importantes, se echa de menos una pantalla táctil desplegable y la protección frente a polvo y humedad.

Aún así, en líneas generales la EOS R100 cumple con nota las necesidades de cualquier aficionado a la fotografía, sobre todo teniendo en cuenta su precio actual en Amazon, donde se puede encontrar por 485 euros. Los más expertos echarán en falta mejores especificaciones, pero por ese importe no se puede pedir mucho más. Ahora que he recordado lo que se sentía con una cámara de verdad, hacer fotos con el móvil resulta mucho más rutinario y aburrido, por cómodo que sea.