Hace ya 11 años, Microsoft entró por todo lo alto en el mundo de los convertibles con la gama Surface Pro y el propósito firme de demostrar al resto de fabricantes lo que se podía hacer con el entonces Windows 8. Aquel sistema operativo —denostado por muchos y apreciado por unos pocos— se abría al mundo de las aplicaciones y al entorno táctil y, si bien no triunfó el software como tal, el dispositivo que lo acompañó no tardó en ser replicado por el resto de marcas con absoluto éxito en países como Estados Unidos, aunque no tanto en España.
Un tiempo después llegaron los Surface Laptop. Portátiles de pleno derecho y formato tradicional con los que Microsoft miraba directamente a los MacBook de Apple como los rivales a batir en la misma categoría. Todo ese camino recorrido y experiencia acumulada se condensa en la nueva generación de este dispositivo que viene abanderada por los Copilot+ PC.
Los Copilot+ PC se sustentan en los nuevos procesadores con NPU —de Intel, AMD y Qualcomm— que pueden ejecutar tareas con inteligencia artificial. Microsoft las incluye en Windows 11 y son herramientas de lo más variado. Por ejemplo, una IA generativa de imágenes a partir de bocetos y una pequeña descripción o una función para parecer que siempre estamos mirando a la webcam durante una videollamada.
En EL ESPAÑOL - Omicrono hemos podido probar durante unas cuantas semanas el Microsoft Surface Laptop 7 (desde 1.199 euros) y extraer todo el jugo a la dupla de Windows 11 con IA y nuevos procesadores. Este dispositivo se trata del Copilot+ PC por excelencia viniendo de la mano de la misma compañía que desarrolla el sistema operativo y también está marcado por la apuesta sin retorno de Qualcomm por la era de ARM para ordenadores, con los que ya triunfan Apple y sus chips Silicon de la serie M.
Otros fabricantes como Asus ya cuentan con portátiles similares en el mercado. Hace un par de meses ya pudimos probar el ProArt PZ13, aunque ese dispositivo se parece más al convertible Surface Pro 11 de nueva generación. Asimismo, las últimas semanas de Copilot+ PC han estado marcadas por el retraso en el lanzamiento de la función Recall que prometía regresar a webs, archivos o aplicaciones utilizadas simplemente con una orden.
Dispositivo de primer nivel
Sobre el papel el Microsoft Surface Laptop de séptima generación que hemos probado incorpora el procesador Qualcomm Snapdragon X Elite. Se trata del chip más potente de cuantos ha lanzado la compañía en su nuevo periplo dentro de los ordenadores y cuenta con un total de 12 núcleos repartidos entre 8 dedicados a las tareas más exigentes y otros 4 a la eficiencia. La unidad gráfica (GPU) está integrada y alcanza los 3,8 TFLOPS, mientras que la unidad de procesamiento neuronal llega hasta los 45 TOPS, siendo este el mínimo marcado por Microsoft para llevar a cabo tareas con IA.
La versión de 15" de pantalla que ha caído en nuestras manos tan sólo puede equipar ese modelo concreto de procesador, mientras que en la Surface Laptop de 13,8" existe la opción del procesador Snapdragon X Elite y del X Plus. Este último cuenta con 10 núcleos en la configuración de Microsoft, aunque Qualcomm ha presentado hace unos días uno de 8 núcleos.
En cuanto al apartado de las memorias, Microsoft permite elegir 16, 31, o 64 GB de RAM LPDDR5x de alto rendimiento. Para el almacenamiento, todas las opciones son SSD de 256 GB, 512 GB o 1 TB.
La combinación a bordo del dispositivo analizado ha sido de 16 GB de RAM y 512 GB de almacenamiento. A pesar de ser la versión de acceso en cuanto a la RAM, el rendimiento obtenido en la Surface Laptop ha sido de primerísimo nivel en el trabajo diario. Fundamentalmente en tareas como navegar, ligera edición de fotografía, documentación y largas jornadas escribiendo artículos. Esto hace que las opciones con más capacidad de RAM se enfoquen a públicos más exigentes en cuanto a uso de aplicaciones y herramientas más complejas.
A todo eso ayuda una muy buena pantalla. La del Surface Laptop de esta nueva generación cuenta con 15", resolución 2496 x 1664 píxeles, capacidad táctil y una tasa de refresco de 120 Hz. El brillo es bueno —mejor que las generaciones anteriores— y también han mejorado la reflectividad, aunque no del todo.
Dependiendo de las fuentes de luz externas, el panel del portátil de Microsoft produce una cantidad notable de reflejos molestos al no tener un recubrimiento mate. Este último punto es el único que le queda pendiente de mejora a nivel de hardware a la compañía de Redmond.
Tras haber analizado aspectos clave de la Surface Laptop, queda el más sorprendente de todos: la autonomía. Tras varias semanas de uso intensivo diario, tanto para trabajar como para cierto ocio, la duración de la batería es excepcionalmente buena. Se podría decir que lo mejor todo el dispositivo. No es para nada complicado conseguir 12 horas de navegación web sin recurrir a configuraciones restrictivas para ahorrar batería.
Hasta ahora, el ecosistema Windows carecía de una propuesta delgada (1,8 centímetros) y ligera (1,66 kilogramos) que proporcionara una autonomía suficiente como para olvidarse el cargador en casa y poder cubrir la jornada laboral sin aprietos. Apple ha trabajado mucho en este terreno los últimos años con sus procesadores M —también con arquitectura ARM— y ha conseguido llevarse una parte importante de los usuarios con esas necesidades.
El hardware se completa con un importante despliegue de conectores. Tiene dos USB C que pueden cargar la batería hasta 65 W, transferir datos y sacar vídeo a través de DisplayPort. Además, dispone del ya tradicional conector Surface que permite conectar alguno de los docks que vende la propia Microsoft, jack de 3,5 milímetros para audio y lector de tarjetas.
Aplicaciones ARM
El rendimiento del dispositivo analizado ha sido muy bueno en las semanas que ha servido como pilar de la productividad diaria, tanto conectado a un monitor externo como empleando su generosa pantalla de 15". Microsoft y Qualcomm han trabajado —y todavía trabajan— para que los desarrolladores de software y aplicaciones adapten su código con el fin de que funcione de forma nativa en los procesadores ARM.
Ese tema, en el que luego profundizaremos un poco más, es clave para el buen funcionamiento del dispositivo. En caso de que el software no sea compatible, es el propio Windows 11 el encargado de emularlo, reduciendo la autonomía de la batería y también, en parte, el rendimiento.
Sin embargo, aplicaciones como Chrome en la que se basa la productividad diaria en práctica exclusiva sí cuentan con una versión ARM que funciona de forma extraordinaria en el Surface Laptop. Google, en este caso, ha hecho los deberes y se nota en la experiencia de usuario que ofrece de su navegador.
Según los datos que aporta Microsoft, en el 90% del tiempo que un usuario medio pasa delante del ordenador estará utilizando aplicaciones nativas. Slack, toda la suite de Office 365, Zoom, Photoshop, WhatsApp, Spotify, Teams, Adobe Reader... Son sólo algunos ejemplos. Sin embargo, existen otras muchas que todavía no se han adaptado a esta nueva arquitectura; no hay que irse software legacy muy específico, basta con echar un ojo a los videojuegos.
El entretenimiento a nivel videojuegos es la principal falta de la plataforma. El rendimiento es bueno en títulos compatibles como Minecraft, teniendo en cuenta que no disponen de una GPU dedicada como sí la tienen los ordenadores para gaming. Personalmente, tampoco creo que sea una prioridad para los fabricantes de ordenadores a corto plazo, ya que posicionan sus dispositivos con Snapdragon X como adalides de la movilidad, autonomía y rendimiento para la mayoría de los trabajadores y usuarios domésticos.
La IA y Windows 11
Microsoft presentó el pasado mayo su nuevo concepto de Copilot+ PC que emplea las unidades de procesamiento neuronal (NPU) para otorgar a sus ordenadores con Windows 11 ciertas capacidades basadas en inteligencia artificial. El principal cambio respecto a anteriores aproximaciones es que ahora el procesador integra esa misma NPU, por lo que se pueden realizar tareas dentro del propio dispositivo y sin tener conexión a internet.
La apuesta por esta tecnología es máxima y completa. Tanto que los teclados compatibles incluyen una tecla específica con el logo de Copilot+ PC para invocar a la IA a bordo de los ordenadores.
El lado malo es que no cuenta realmente con muchas funciones. La más interesante, llamada Recall, se ha quedado en la nevera por posibles problemas de privacidad y promete llegar en algún momento de las próximas semanas o meses.
Otra de las funciones que más llama la atención se utiliza en las videollamadas para que el usuario con el Copilot+ PC parezca que siempre está mirando al interlocutor, aunque tenga los ojos enfocados a otro lugar totalmente diferente. Las pruebas que hemos hecho dan resultados algo pintorescos y, en ocasiones, un tanto extraños con una mirada demasiado artificial. La voz capturada también se trata con IA para hacerla más clara y los fondos ahora los gestiona la NPU.
También dentro de las videollamadas, y aplicable a casi cualquier cosa que suene, es la transcripción y traducción en tiempo real. Esta función es compatible con algunas aplicaciones como Zoom o Teams y permite seguir de mejor manera la reunión. La IA generativa tiene su hueco a través de la clásica Paint, ahora reconvertida en una herramienta de creación que combina un boceto dibujado por el usuario con un comando —prompt— de texto para dar una imagen original.
El uso de estas herramientas, en nuestro caso, ha sido mínimo más allá del momento de probarlo por primera vez. Las pasivas como las que mejoran las videollamadas se conectan de forma automática y creemos que sí mejoran en parte la experiencia de usuario, pero a Copilot+ PC le queda mucho por recorrer si quiere competir con otros ecosistemas. Como el de Apple, que promete involucrarse de una forma mucho más asistencial en la vida cotidiana del usuario con una interconexión entre dispositivos finísima.
Cabe señalar la pobre colección de aplicaciones que se encuentran disponibles en la Microsoft Store. Contar con un panel táctil, más allá de servir para dibujantes y diseñadores con el Surface Pen, podría ser un aliciente para interactuar más con los dedos y menos con el teclado y touchpad. Sin embargo, las pocas apps que hay en la tienda a veces no son más que la web adaptada y embebida, por lo que la interfaz de usuario no está convenientemente diseñada para usarse de forma táctil.
Se trata de una de las principales carencias del sistema operativo desde que apostaron por este formato allá en Windows 8 y, muy a pesar del usuario, lejos de ir mejorando realmente parece que se van dando ciertos pasos para atrás. Incluso en las aplicaciones del sistema como la de Correo o OneNote son mucho más táctil friendly en sus versiones de Windows 10 que en las de Windows 11, por no hablar de que se sienten más ligeras.
En la Microsoft Surface Laptop este problema puede pasar ciertamente desapercibido porque se trata de un portátil completo. Pero en otros formatos, como el convertible Surface Pro, el hecho de contar con pocas aplicaciones para su entorno táctil puede suponer una razón para no adquirir el dispositivo.
La compañía de Redmond debería apostar por llevar ciertas apps populares a la Windows. Por ejemplo, la versión de TikTok disponible en la Microsoft Store es prácticamente la página web de la red social de moda con nula adaptación a un entorno amigable táctil. Eso mismo pasa con otras muchas como Instagram o Amazon Prime Video, por poner dos ejemplos más de apps muy populares.
¿Me lo compro?
El Surface Laptop de séptima generación es lo más parecido a la gama MacBook que se puede encontrar en la actualidad en el lado Windows. Quien busque un dispositivo con una autonomía de primerísimo orden debería mirar si sus aplicaciones más comunes están adaptadas a ARM y pensar seriamente en este dispositivo como su próximo ordenador portátil.
Microsoft ha querido enfocar el dispositivo a un perfil de estudiante o trabajador que no requiere de una potencia gráfica alta en su día a día y, en cambio, sí necesita poder trabajar sin estar condicionado por un enchufe. Principalmente para aquellos que tengan que viajar mucho o trabajar desde cualquier lugar como bibliotecas, aeropuertos, trenes o cafeterías sin renunciar al mismo tiempo a un rendimiento para hacer casi todo.
Además de ello, ofrece un touchpad generoso con vibración háptica, uno de los mejores teclados integrados del mercado, excelente audio con Dolby Atmos, pantalla muy buena y una flexibilidad acorde a todo lo anterior. La configuración que hemos probado tiene un precio de 1.799 euros, aunque es posible encontrar la versión de 13,8" y el procesador de 10 núcleos a partir de 1.199 euros con 16 GB de RAM y 256 GB de almacenamiento.