La NASA ha hecho historia. Por primera vez una nave espacial se ha estrellado contra un asteroide voluntariamente, con el objetivo de probar la tecnología que defenderá la Tierra contra asteroides y cometas peligrosos. Lo ha hecho al borde de las 1:15 horas del martes en España peninsular y después de que la misión saliese tal y como se esperaba.
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Una hora antes del impacto, la cámara DRACO de la nave confirmaba los buenos presagios: Dimorphos se veía justo donde debía, con la intensidad y distancia prevista, con lo que se confirmaba que DART estaba bien colocada y trazando la ruta establecida. Conforme avanzó la madrugada, cada uno de los objetivos de la hoja de ruta previa al impacto se cumplió con precisión. "Es fantástico, tremendamente emocionante", comentaba la Lori Glaze, directora de la división de ciencia planetaria de la NASA a escasos 10 minutos del impacto.
El nombre de la misión, DART (Double Asteroid Redirection Test —Prueba de Redireccionamiento de Doble Asteroide, en español—) es muy evocador. La pequeña nave, de un tamaño parecido a una máquina expendedora, es un dardo volando a 11 millones de kilómetros de la Tierra a una velocidad de 24.000 kilómetros por hora hasta impactar contra el asteroide Dimorphos —de unos 170 metros—, tan fuerte, como para alterar su trayectoria y cambiar así la órbita de Didymos, su asteroide compañero que le quintuplica en tamaño.
Aunque la misión ha sido un éxito por el impacto de DART sobre el cuerpo celeste, el resultado de la prueba no se conocerá hasta una ronda de observaciones con telescopios terrestres que tendrá lugar en octubre. Será entonces cuando se compararán los datos obtenidos con los cálculos de julio de la ubicación inicial, para saber si se ha logrado desplazar la órbita.
En cualquier caso, la NASA ha insistido en que ninguno de los dos asteroides suponen peligro alguno para la Tierra. El objetivo de esta misión es ayudar a la agencia a poner a prueba las capacidades de defensa planetaria en el caso de que sea necesario desviar la colisión de un asteroide contra el planeta en un futuro.
El impacto de la nave DART sobre el asteroide ha sido captado por el satélite italiano LICIACube, que se desplegó el pasado domingo para seguir su estela y poder capturar todos los datos posibles que permitan analizar el impacto. Sin embargo, la recepción de imágenes no es inmediata y las primeras podrían tardar en llegar hasta 48 horas, según estimaciones.
Defensa de la Tierra
El test de hoy "debe servir para saber qué hacer y qué no en el futuro. Saber qué es lo que va a funcionar", explicaban los responsables del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, quienes lideran el apartado científico de la misión. Y es que la nave kamikaze permitirá que en un futuro se pueda tener cierta agilidad para tener dispuesto un sistema de defensa contra asteroides y cometas de gran tamaño.
La elección de los cuerpos celestes de la misión de hoy no ha sido casual. Por un lado, permite probar el sistema sin riesgo, mientras que por otro pone el foco sobre aquellos cuerpos de tamaño contenido, pero muy comunes en el espacio y que representan un riesgo mayor que asteroides de gran tamaño como el Chicxulub que acabó con los dinosaurios hace 66 millones de años.
La luna Dimorphos es uno de los objetos astronómicos más pequeños que recibe un nombre permanente y es uno de los 27.500 asteroides cercanos a la Tierra conocidos de todos los tamaños rastreados por la NASA. Aunque no se sabe que ninguno represente un peligro previsible para la humanidad, la NASA estima que muchos más asteroides permanecen sin ser detectados en las cercanías de la Tierra.
Los asteroides de poco más de 140 metros de diámetro son tremendamente comunes y algo menos de la mitad de ellos (en torno a un 40%) no están identificados. Éstos pueden provocar cráteres de kilómetros en la Tierra, con lo que la NASA quiere estar lista para combatirlos.
El desarrollo del sistema planetario será mucho más ágil en el futuro que la misión DART, que partió en noviembre de la Tierra en un cohete de SpaceX, pues se estima que la NASA pueda tener varias sondas previstas para impactar dentro de tres décadas en caso de riesgo de asteroides.
Otro de los puntos fuertes de este sistema de defensa es que DART tiene un coste estimado de 330 millones de dólares, muy por debajo de muchas de las misiones científicas más ambiciosas de la agencia espacial. Un precio que bajaría con desarrollos posteriores.