Así son las 2.000 armas nucleares tácticas rusas: ataques quirúrgicos para arrasar batallones enteros
Putin tiene a su disposición un arsenal de armas nucleares tácticas enfocadas en ataques en el campo de batalla contra pequeños objetivos.
3 noviembre, 2022 02:58El empleo de bombas nucleares se ha convertido en una de las grandes amenazas desde que comenzó la invasión de Rusia en Ucrania. Los servicios de inteligencia de la OTAN, a la que pertenece España, llevan meses monitorizando el movimiento de armamento radiactivo por tierra, mar y aire. Esas mismas fuentes de espionaje son las que acaban de revelar que altos mandos del Kremlin se han reunido para analizar cómo y cuándo emplear armas nucleares tácticas.
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Este tipo de sistemas están especialmente dedicados a atacar a corta distancia en operaciones a escala reducida. Como por ejemplo, eliminar batallones enteros o derribar infraestructuras estratégicas en operaciones quirúrgicas. Nada que ver con los grandes misiles intercontinentales con miles de kilómetros de autonomía y capaces de arrasar países enteros.
Las conversaciones militares se habrían mantenido sin la presencia de Putin, que hace escasos días dijo que no tiene sentido ni "político ni militar" el uso de armas nucleares en Ucrania. Según recoge The New York Times, el hecho de que varios líderes militares rusos del más alto rango estuvieran teniendo este tipo de conversación ha supuesto una alarma en la Administración Biden.
"Hemos dejado claro desde el principio que los comentarios de Rusia sobre el uso potencial de armas nucleares son muy preocupantes y los tomamos en serio", comentó John F. Kirby, portavoz del Departamento de Defensa. "Continuamos monitorizando esto lo mejor que podemos, y no vemos indicios de que Rusia esté haciendo preparativos para tal uso", afirma coincidiendo además con los funcionarios estadounidenses. Por su parte, el Pentágono cifra en 2.000 el número de armas nucleares tácticas que tiene disponibles el Kremlin. Listas para integrarse en las fuerzas desplegadas en su ofensiva contra Ucrania.
Difíciles de monitorear
El armamento nuclear táctico es uno de los grandes quebraderos de cabeza para Estados Unidos desde su extensión en la Guerra Fría. Pueden ser de pequeño tamaño —como un proyectil lanzado por un obús— y extremadamente difíciles de monitorear y controlar. De ahí que los servicios de inteligencia occidentales estén trabajando a pleno rendimiento para intentar detectar si se han desplegado armas nucleares en el campo de batalla, algo realmente complicado debido a que exteriormente son muy parecidas.
Tienen un rango efectivo que va desde las decenas a los pocos miles de kilómetros, pero nunca cuentan con alcance intercontinental. Las más pequeñas tienen un rendimiento aproximado de 1 kilotón, el equivalente a 1.000 toneladas de TNT concentradas en una ojiva nuclear de unos pocos kilogramos dentro de un proyectil que levanta poco más del medio metro.
Las más potentes de la clase tienen un rendimiento de 100 kilotones, suponiendo ya graves perjuicios para ciudades enteras y con un elevadísimo poder de contaminación. Como perspectiva, la Little Boy que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima tenía alrededor de 14 kilotones.
De esas 2.000 armas nucleares tácticas anunciadas por el Pentágono, una parte de ellas puede integrarse en una gran variedad de misiles y proyectiles que normalmente equipan cargas convencionales no nucleares. En esta categoría se encuadran los proyectiles soviéticos 3BV2 Kleshchevina, que conforma el grueso de la capacidad táctica nuclear de Rusia hoy por hoy.
Tiene una ojiva con un rendimiento de entre 0,5 a 1 kilotón que sería capaz de crear una bola de fuego de 80 metros de radio y prácticamente terminar con todo lo que se encuentre en un radio de 500 metros, según Nukemap. Este tipo de armamento, que nunca se ha usado en un conflicto, se podría emplear para atacar a un batallón enemigo o a infraestructuras críticas gracias a sus 55 kilómetros de alcance disparados desde un cañón autopropulsado.
Otro de los proyectiles tácticos a manos de Putin es la versión nuclear del 3B11. Dispone de un radio efectivo de 20 kilómetros y en sus 1,5 metros de longitud puede acomodar un arma nuclear de 2 kilotones. En este caso, la plataforma de lanzamiento está representada por un mortero pesado 2S4 Tulipán, del que Rusia mantiene 9 unidades en activo.
"Lo más probable es que se usen contra concentraciones de fuerzas enemigas para evitar una derrota convencional", ha contado Michael G- Vickers, exalto funcionario del Pentágono dedicado a la estrategia de contrainsurgencia, a The New York Times. La radiación en la tierra "puede ser muy persistente" así como los vientos radiactivos que se generarían y se esparcirían por medio mundo.
Misiles tácticos nucleares
Dentro del armamento táctico también se encuadra la nutrida lista de misiles nucleares a disposición de Putin. Rusia es una de las potencias mundiales en este tipo de arma y especialista en adaptar una misma plataforma para la ejecución de ataques convencionales o nucleares. El máximo exponente de ello es el misil Iskander que se ha consolidado en la invasión de Ucrania como uno de los más utilizados y mortíferos.
El Iskander cuenta con capacidad para generar un rendimiento nuclear de entre 10 y 50 kilotones. Y, al igual que ha ocurrido con los proyectiles, Moscú no los ha empleado en ningún conflicto equipados con este tipo de ojiva. Con la carga máxima, el misil conseguiría un radio de destrucción de casi 1 kilómetro y una contaminación por radiactividad mucho mayor.
Dispone de un alcance de 500 kilómetros y se lanza desde un camión especialmente diseñado para él. Esto le confiere una gran flexibilidad de ataque gracias a su movilidad extrema y a un radio de acción que puede alcanzar a las tropas enemigas en el campo de batalla, sin perder la capacidad de atacar infraestructuras de mayor entidad.
Los servicios de inteligencia también se toman con gran preocupación el misil aire-tierra Kinzhal (Daga, en castellano), que Rusia ha empleado en su invasión a Ucrania con éxito, aunque sin equipar una ojiva nuclear. Según indican desde Moscú, el Daga tiene una velocidad máxima de 14.700 kilómetros por hora —traspasando la barrera hipersónica— y puede recorrer hasta 2.000 kilómetros cuando se lanza desde un caza MiG-31 especialmente modificado.