El helicóptero de ataque Kamov Ka-52 Caimán era una de las esperanzas de la aviación rusa para la invasión de Ucrania. La plataforma de ala rotatoria es la más moderna de cuantas tiene a su disposición la Fuerza Aérea de la Federación armas potentes y una tecnología de vuelo avanzada que tiene su equivalencia en los Apache estadounidense y en los Tigre del Ejército de Tierra de España.

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Pero su rendimiento en el campo de batalla ha quedado muy lejos de esas promesas. Según los últimos reportes de los servicios de inteligencia de Reino Unido, uno de los más implicados en la invasión de Rusia, al menos 23 helicópteros Caimán han sido derribados o perdidos desde que comenzó la guerra el pasado 24 de febrero.

Se tratan de unidades verificadas, por lo que realmente podrían ser más, y representan más del 25% de la flota de Ka-52 que tiene Rusia en servicio. El armamento más efectivo contra este modelo han sido los denominados MANPADS, un sistema de defensa de muy pequeño tamaño que tan solo necesita una persona o dos para operarlo.

"Rusia aún no logra mantener una superioridad aérea adecuada para llevar a cabo de manera fiable un apoyo aéreo cercano de ala fija cerca de la línea del frente, y su munición de artillería se está agotando", según publicó en Twitter el Ministerio de Defensa británico. "Es probable que los comandantes rusos recurran cada vez más a realizar misiones de helicópteros de ataque de alto riesgo como una de las pocas opciones disponibles para brindar apoyo cercano a las tropas en combate".

El Caimán

El Kamov Ka-52 Caimán se basa directamente en el helicóptero de ataque Ka-50, también denominado Tiburón negro. La principal diferencia entre ambas versiones radica en una cabina de vuelo para dos ocupantes en el Ka-52, mientras que el modelo original tan solo cuenta con espacio para un piloto.

Kamov KA-52 Fuerza Aérea de Rusia

El Tiburón negro fue diseñado en los años 80 y no fue hasta finales de los 90 —ya en época postsoviética— cuando realizó el primer vuelo de una versión con cabina doble que supuso el germen del Caimán. Tras prácticamente una década en los centros de desarrollo del fabricante ruso, la producción en serie del Ka-52 comenzó en el año 2008.

Se emplearon las instalaciones de la compañía en Promorie, una región situada en la costa este de Rusia frente a Japón y al norte de Corea del Norte. Además de la cabina de vuelo, este modelo de helicóptero es sensiblemente más largo que su hermano monoplaza y, según algunos reportes, comparten alrededor del 85% de las piezas.

Kamov Ka-52 Alex Beltyukov via Wikimedia

Entre el equipamiento esencial del Caimán se encuentran los asientos eyectables y una cabina de vuelo actualizad con pantallas, proyección de datos en el parabrisas (gracias a la tecnología HUD), visor en el casco y el sistema de ataque integrado desarrollado por Rusia. Incluye prácticamente todo lo que se puede esperar de un avión caza, solo que adaptado a la cabina de vuelo y al formato de helicóptero.

Al ser un modelo sensiblemente más moderno, también incorpora otras mejoras en la planta motriz con un motor más nuevo y eficiente, aunque continúa compartiendo en esta parte muchas piezas con su antecesor. Este sistema de propulsión está compuesto por un par de rotores de giro contrario capaz de proporcionar 2.400 caballos de potencia durante el despegue.

Kamov Ka-52 de la Fuerza Aérea de Rusia Fedor Leukhin vía Wikimedia

Permitiéndole alcanzar una altitud máxima de 5.500 metros con una velocidad de crucero de 260 y una máxima de 300 kilómetros por hora. También registra una tasa de ascenso de 12 metros por segundo y una autonomía de 460 kilómetros.

En cuanto al armamento, el Caimán tiene un amplio surtido de armas de ataca encabezado por un cañón móvil 2A42 de 30 milímetros con 240 cartuchos de munición perforadora y de fragmentación. Además, dispone de 6 anclajes externos ubicados bajo las pequeñas alas donde poder acarrear más armamento.

Ka-52

Por ejemplo, puede llevar misiles anticarro guiados por láser Vikhr —con un alcance de entre 8 y 10 kilómetros— y Ataka, lanzadores B8V-20 para cohetes S-80 de 80 milímetros no guiados y misiles aire-aire tipo Igla-V guiados por infrarrojo con hasta 6 kilómetros de alcance. En la defensa, el Caimán equipa un radar situado debajo de la cabina de los pilotos que se combina con contramedidas como bloqueadores electrónicos y de infrarrojos.

Fallo de diseño

Además de ser pasto de misiles antiaéreos ucranianos, los Kamov Ka-52 Caimán no tienen la fiabilidad en combate que el Kremlin esperaba. Según algunos reportes, el helicóptero tiene graves problemas con las vibraciones producidas por su motor que mueve el doble rotor.

Kamov Ka-52 Yuri Smityuk via Wikimedia

Tal y como se puede apreciar en algunas imágenes, los aparatos están perdiendo parte del carenado del tren de aterrizaje principal, tal y como recogió Defence Blog. Si bien la pérdida del carenado supone un problema menor a corto plazo, las vibraciones pueden fatigar materiales y desgastar juntas de elementos de vuelo importantes.

El problema podría venir debido a una falta de mantenimiento o una fabricación de base deficiente. Es posible que se produzca debido a un fallo en el montaje del rotor de la aeronave; multiplicándose debido a la gran velocidad con la que gira, realizando un movimiento excéntrico que puede acarrear daños importantes.

Otra posibilidad es un problema en el montaje de alguna de las palas, que pueden no haberse colocado correctamente o alineadas para compensar el resto de fuerzas a las que está sometido el helicóptero. Por el momento, los detalles sobre el origen de la gran vibración son escasos y teniendo en cuenta el hermetismo ruso es probable que nunca se llegue a saber. Más cuando no parece ser un problema que afecte a todas las unidades.

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