Los drones Predator por fin reforzarán a Ucrania: 1.800 km de vuelo y misiles para destruir tanques
El dron MQ-9A Reaper con capacidad de ataque cuenta con 27 horas de autonomía y misiles Hellfire, diseñados para destruir carros de combate.
9 noviembre, 2022 00:55La llegada del invierno se acerca en Ucrania y, mientras EEUU intenta abrir brecha en la vía diplomática, instando a los ucranianos a establecer negociaciones con Rusia, el gobierno de Volodímir Zelenski sigue solicitando a sus aliados armamento y formación para sus soldados. De hecho, el Ministerio de Defensa de España, tras enviar los potentes sistemas antiaéreos Hawk y Aspide, ha confirmado que entrenará a 400 soldados ucranianos en Toledo.
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Una de las peticiones más insistentes de Zelenski y sus ministros desde el inicio de la invasión rusa, hace ya ocho meses, es el envío de drones de vigilancia y ataque como el Predator B, también conocido como MQ-9A Reaper, que pronto partirá rumbo a Ucrania y del que también dispone el Ejército del Aire español en su configuración sin misiles.
Así lo ha confirmado su fabricante, General Atomics Aeronautical Systems (GA-ASI), tras una reunión la semana pasada entre Oskana Markarova, embajadora de Ucrania en EEUU, y directivos de la compañía. El Gobierno estadounidense no ha querido pronunciarse al respecto y de momento se desconoce la cantidad de equipos y la fecha de entrega definitivas, pero el trato está cerrado, según fuentes de la compañía.
El modelo de General Atomics más deseado por Ucrania era el Águila Gris, un temible dron de espionaje y ataque más moderno y con mayor autonomía, pero la falta de apoyos en el Congreso de EEUU y la preocupación de que Rusia pudiera capturar los drones y robar su tecnología llevaron a desestimar la entrega de cuatro unidades en septiembre. Finalmente, será uno de sus 'hermanos pequeños' el primero que ayude a los ucranianos, gracias a su gran autonomía y sus misiles específicamente diseñados para destruir blindados. Se unirá así a los Bayraktar TB2 turcos, los más efectivos de los utilizados por Ucrania desde el inicio del conflicto.
Un depredador del aire
El Predator B fue el primer UAV (Unmanned Aerial Vehicle, vehículo aéreo no tripulado) de ataque diseñado para la vigilancia de larga duración y gran altitud, según GA-ASI. Sus primeras unidades volaron por primera vez en 2001, pero no fue hasta mediados de la década de los 2000 cuando participó en distintas misiones y con distintos propósitos, desde la vigilancia de fronteras o incendios forestales hasta su participación en ataques de precisión, como el que acabó con la vida de Qasem Soleimaní, el comandante iraní asesinado por las fuerzas armadas de Estados Unidos en 2020.
Esa es una de sus principales características, su versatilidad, ya que, aunque está diseñado para llevar a cabo labores ISR (siglas en inglés de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento), este coloso del aire de 11 de metros de largo y 20 de envergadura también puede equipar misiles aire-aire AIM-92 Stringer de corto alcance y misiles aire-tierra AGM-114 Hellfire. Entre el armamento 'pesado', también tiene la posibilidad de acarrear bombas GBU-12 Paveway II guiadas por láser y las JDAM guiadas por GPS.
La única confirmación sobre las unidades que viajarán con destino a Ucrania es que montan los misiles AGM-114 Hellfire II, específicos para aviones no tripulados como el Predator B. Tienen un alcance de 8.000 metros, un guiado láser semiactivo, así como fusión retardada y programable para objetivos como los blindados rusos, que serán uno de sus objetivos prioritarios. Tienen un peso de 49 kilogramos, en los que ese incluye una ojiva que suele ser de fragmentación por explosión.
El dron MQ-9A que los dispara es una aeronave pilotada a distancia (RPA) que cuenta con una autonomía superior a las 27 horas, el equivalente a un radio de acción de 1.850 kilómetros. Su velocidad de crucero se sitúa entre los 270 y los 320 km/h, pero puede alcanzar una velocidad máxima de 482 km/h y operar a altitudes de hasta 50.000 pies (15.000 metros). Su capacidad de carga útil asciende hasta los 1.746 kilogramos, lo que supone un 500% más con respecto a modelos anteriores, según datos de su fabricante.
GA-ASI se enorgullece de su fiabilidad, facilitada por un sistema de control de vuelo tolerante a fallos y una arquitectura de sistema de aviónica de triple redundancia. Está propulsado por el motor turbohélice TPE331-10 de Honeywell, integrado con el control electrónico digital del motor (DEEC), que mejora el rendimiento y la eficiencia del combustible, especialmente a bajas altitudes.
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Se desconoce la configuración final de los Predator B que EEUU entregará a Ucrania, pero su diseño altamente modular le permite satisfacer los requisitos de las misiones más variadas. Puede transportar sistemas electro-ópticos e infrarrojos (EO/IR), radares multimodo Lynx, radares de vigilancia marítima, medidas electrónicas de apoyo (ESM) y designadores láser de blancos.
Su evolución no ha cesado desde los primeros modelos que entraron en servicio y su última versión es el MQ-9A Extended Range (ER), que cuenta con capacidades de reabastecimiento sobre el terreno, como los depósitos de combustible en las alas y un nuevo tren de aterrizaje reforzado. Además, amplía la autonomía del avión no tripulado hasta las 34 horas y aumenta su flexibilidad operativa.
España vs. Marruecos
En 2015, el Ministerio de Defensa español suscribía el contrato avalado por la OTAN de 158 millones de euros para la adquisición de 4 unidades del Predator B, con el objetivo de aumentar las capacidades de vigilancia del Ejército del Aire. La entrega se produjo en septiembre y diciembre de 2019 y están en servicio desde principios de 2020, aunque no alcanzarán su capacidad operativa inicial hasta 2023, según informó Infodefensa.
Los Predator B españoles, también conocidos como NR05, llevan desde su llegada a nuestro país formando parte del Ala 23 del Ejército del Aire y volando en labores de entrenamiento desde la base aérea de Talavera la Real (Badajoz). Uno de ellos realizó su primera misión de vigilancia durante la cumbre de la OTAN que se celebró en junio en Madrid.
En septiembre se desplegaron en Aeródromo Militar de Lanzarote, su base secundaria de operaciones, para participar en Sirio 22, el ejercicio anual de adiestramiento avanzado de unidades operativas del Ejército del Aire que tuvo lugar en octubre. Allí, los Predator B participaron en el entrenamiento de misiones aéreas defensivas y la detección de movimientos de aeronaves no identificadas. Cuando estén finalmente operativos, serán utilizados principalmente en labores de vigilancia en la la lucha contra el tráfico de drogas y la inmigración ilegal, con especial atención al control de las aguas de Canarias y del Estrecho de Gibraltar.
Justo en frente, en el lado marroquí del Estrecho, las Fuerzas Aéreas de Marruecos cuentan con cuatro unidades de un modelo superior, el MQ-9B SeaGuardian, también fabricado por General Atomics. Es una evolución del Reaper que va un paso más allá en cuanto a avances tecnológicos abordo y tiene un potencial de ataque del que carece el modelo español.
En lo relativo a especificaciones, los MQ-9B SeaGuardian de Marruecos cuenta con una envergadura de 24 metros —similar al de un avión comercial de corto alcance—, una longitud de 11,7 metros, un motor turbopropulsado de hélice firmado por Honeywell y un peso máximo al despegue de 5.670 kilogramos. El resto de especificaciones se completan con un techo de vuelo superior a los 12.000 metros y una autonomía máxima de 40 horas.
Además de su capacidad de despegue y aterrizaje autónomos, SeaGuardian incluye un kit de misión de radar marítimo de área amplia y un kit de misión de guerra antisubmarina (ASW) opcional. Gracias a este equipamiento se convirtió en el primer RPAS de su clase que permitía la búsqueda en tiempo real tanto por encima como por debajo de la superficie del océano.
No es el único dron con el que Marruecos supera a España: en octubre el gobierno alauí cerró la adquisición de drones Wing Loong II de fabricación china, especialmente diseñados para ejecutar tanto labores de espionaje como de ataque a objetivos terrestres.
Tiene 11 metros de largo por 20,5 de envergadura, un peso de 4.200 kilogramos y una velocidad de crucero de 200 km/h. Proporciona autonomía de 20 horas y un radio operativo de 1.500 kilómetros al centro de control. Su altitud máxima es de 10.000 metros y en sus 12 anclajes en las alas pueden transportar bombas, cohetes o misiles aire-tierra.
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